Corría el año 2009 cuando 51 cuerpos fueron descubiertos cerca de la localidad de Weymouth, en Inglaterra. Desnudos y decapitados, existía la teoría de que pudieran tratarse de vikingos ejecutados por los habitantes que poblaban el Reino Unido en el siglo X.
Ahora, tras un exhaustivo análisis e investigaciones en el campo arqueológico e histórico, un proyecto de la Universidad de Oxford liderado por David Score, se ha confirmado que los cuerpos del medio centenar de hombres encontrados pertenecen a un grupo de vikingos.
La datación por carbono ha determinado que fueron enterrados entre el 910 y el 1030 d.C., una época en la que Inglaterra estaba sumida en un proceso de unificación bajo los reyes sajones y cuando los vikingos de Dinamarca habían comenzado una segunda ola de incursiones en la costa sur.
Asimismo, el análisis químico ha examinado los dientes de 10 hombres, lo cual condujo a la conclusión de que los hombres crecieron en un ambiente mucho más frío que el del Reino Unido.
"Cualquier fosa común es un hallazgo relativamente raro, pero encontrar una a esta escala, de este período de la historia, es extremadamente inusual", ha explicado el director del proyecto a Daily Express y ha declarado que descubrir que los jóvenes ejecutados sean vikingos es un "acontecimiento emocionante" desde el punto de vista académico.
Decapitados violentamente
Los vikingos llegaron al Reino Unido para saquear sus costas y hacerse con sus botines. Los primeros desembarcos fueron un éxito rotundo: los monasterios apenas eran un obstáculo para unos hombres que atacaban con armas de acero a indefensos feligreses.
Esta vez, los 51 hombres se encontraron con una resistencia que acabó con sus vidas. Los huesos indican que hubo un enfrentamiento y que, finalmente, los vikingos capturados fueron decapitados.
Sin embargo, tal y como señala la especialista en huesos Ceri Boston, los verdugos no debían tener demasiada experiencia ya que los cortes no son rectos en ninguno de los casos. Además, piensa que la ejecución fue "un desastre" porque la persona se habría estado moviendo en el momento de la decapitación.