Quizá su nombre pase desapercibido en la masa popular española, pero Giovanni Pico della Mirandola es un humanista y pensador fundamental en la escuela filosófica italiana y en su historia. Nacido el 24 de febrero de 1463, coincidió en la Florencia de la segunda mitad del quattrocento con personalidades como Botticelli, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.
En una era vertiginosa que corría con mayor velocidad que el propio pensamiento de los hombres de la época, Pico destaca por el contraste de su pensamiento; de la religión a la filosofía; desde la magia a la ciencia. Conocedor del latín, griego, árabe, hebreo y caldeo, trató a lo largo de su corta vida encontrar la verdad a través de la disputa y el choque de ideas.
Ahora, de la mano de Carlos Goñi, doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, llega a España la primera biografía del pensador italiano. Pico della Mirandola (Arpa Editores) presenta una vida desconocida y llena de altibajos de un filósofo que desde el principio resaltó por su afán de dotar a la academia un carácter móvil y repleto de debates. "En la historia de la filosofía hay que leer con lupa para encontrar a Pico. No es un filósofo de la popularidad de Platón, Hegel o Kant", declara el escritor a EL ESPAÑOL.
Si todo filósofo es un amante del saber, escribe Goñi, Pico fue un enamorado de la sabiduría, apasionado y febril, entusiasta y delicado, entregado y romántico. "Saltó al escenario cuando el siglo del humanismo estaba ya acabándose, y desapareció por la trampilla antes de que se acabara. Como una estrella de rock de nuestros días, Pico vivió sus 31 años con apasionada intensidad", relata en el libro.
El escritor incluso se atreve a fijar el inicio de la Edad Moderna el 17 de noviembre de 1494, fecha en la que falleció el humanista. "Es el primero en definir al hombre en términos de libertad", señala a este periódico. Con tan solo 24 años, tuvo la osadía de convocar un gran "concilio filosófico" y presentar en Roma 900 tesis para ser disputadas por los doctores del momento. Pico defendía que el ejercicio de la filosofía no entendía de edades y que no podía llevarse a cabo sin discrepancias y luchas dialécticas.
Ideas prosemíticas
El concilio que pretendía celebrar no terminó de seducir a las élites eclesiásticas. Hasta el momento, solo la Iglesia había tenido el monopolio de organizar concilios para refutar herejías o dirimir cuestiones de fe. Nadie, "y menos aún un particular y además de una edad casi insultante", se había atrevido a llegar tan lejos.
El papa Inocencio VIII terminó prohibiendo todas las tesis que Pico había contemplado tratar en su debate. Y es que sus ideas, de haberse expandido a España, habrían generado toda una revolución. O al menos eso pensaba el cardenal español Pedro Garzias, quien previno a sus soberanos, Fernando de Aragón e Isabel la Católica, del peligro que representaban las ideas prosemíticas de Pico si llegaban a España. Según el cardenal, podría alentar a los judíos que allí vivían a ir en contra de la conversión forzada a la que estaban sometidos y solicitó la intervención en el asunto del inquisidor Torquemada.
Bajo el reinado de los Reyes Católicos, la España de entonces vivía un proceso de conversión de la población judía al cristianismo, los cuales generaron gran polémica entre los cristianos viejos, quienes en más de una ocasión produjeron revueltas populares. Finalmente, en 1492, por orden de Fernando de Aragón e Isabel la Católica, se expulsó a todos los judíos.
Carlos Goñi considera que, de haberse expandido las ideas de Pico della Mirandola, podía haberse formado "una especie de revolución intelectual en favor de los judíos" y "contaminar" a la población, creando un problema de raíz en la España de los Reyes Católicos.
Un asesinato por resolver
Otro de los aspectos más polémicos y que a la vez tanto definen a Pico della Mirandola fue su corta vida. La Florencia del Renacimiento era un lugar peligroso para codearse con las élites. "Las intrigas políticas, los tejemanejes comerciales, las trifulcas familiares, las venganzas personales, las diferencias religiosas e, incluso, filosóficas, se convirtieron en improvisados laboratorios donde probar las diversas pócimas venenosas, en especial, el arsénico solo o combinado", narra el escritor.
Había incluso quienes no asistían a fiestas y banquetes por temor a ser envenenado. En este ambiente, su amigo, y quizá amante, Angelo Poliziano fue asesinado. A las pocas semanas fue el turno de Pico. A día de hoy, todavía se desconoce el responsable del asesinato de un filósofo que, pese a ser creyente y buscar la verdad en todo momento, se ganó varios enemigos morales.
"Justamente por su juventud, pronto surgieron sospechas de envenenamiento contra su secretario Cristoforo da Casalmaggiore. Pero nada más se dijo del asunto, quizá porque los casos de muerte por efecto del veneno eran demasiados o quizá porque aquella misma noche el rey Carlos VIII de Francia tomó Florencia", escribe Carlos Goñi.
El hecho es que Pico della Mirandola murió el 17 de noviembre de 1494, a los 31 años, 8 meses y 24 días de edad. El mundo perdió aquel día, a la vez que se adentraba en la Edad Moderna, las posibles aportaciones de un humanista que aspiraba a todo.