La plaza costera de A Coruña, con una población de unos cuatro mil habitantes, atisbó a principios de mayo de 1589 la mayor armada de la historia de Inglaterra, formada por al menos 180 barcos y 27.667 hombres. Tras unas horas iniciales de pólvora, muerte y saqueo en la zona de la Pescadería —en la actualidad, un céntrico barrio junto al puerto que incluye el ayuntamiento—, los supervivientes se parapetaron tras las murallas de la ciudad alta. La guarnición defensiva, antes del comienzo de las hostilidades, se componía de unos mil doscientos efectivos más las milicias populares. Solo un milagro podía evitar que el poderoso ejército de Isabel I no tomase la localidad gallega.
Y sucedió. El día 14, los ingleses, liderados por el general John Norris y el pirata Francis Drake, lanzaron una gran ofensiva para reducir al fin a los resistentes coruñeses. Los cañoneos de su artillería lograron abrir una brecha en uno de los muros y los soldados se lanzaron a la conquista de la ciudad. Con los cadáveres de los defensores españoles que ya se amontonaban y la insuficiente intensidad de la arcabucería para contener el avance enemigo, entonces aparecieron ellas, las mujeres valientes e infatigables como María Fernández de la Cámara y Pita, que trepó hasta la cima de la hendidura para matar al alférez anglicano que alentaba a sus camaradas con gritos y ondeando su estandarte.
Ese acto de heroísmo fue el momento clave de la inverosímil resistencia de A Coruña ante la llamada Contra Armada inglesa, una empresa lanzada como respuesta a la fallida Gran Armada de Felipe II del año anterior y que se saldaría con un resultado todavía más catastrófico con la derrota en Lisboa. Aireado hasta la saciedad el fracaso filipino —su objetivo era alcanzar Londres y derrocar a Isabel I para acabar con su política protestante—, la segunda operación, todavía más ambiciosa, fue ocultada por la propaganda londinense, hasta tal punto que ha permanecido más de cuatro siglos al margen del relato histórico.
Por eso es tan importante e iluminadora la investigación de Luis Gorrochategui Santos que ahora publica en castellano Crítica bajo el título de Contra Armada. La mayor victoria de España sobre Inglaterra. El libro llegó a Reino Unido en febrero de 2018 y suscitó muy buenas críticas en los círculos historiográficos anglófonos, tanto que hasta la BBC emitió el pasado mes de febrero un documental en el que discutía todas las leyendas de la mal llamada Armada Invencible y que empujó a un primer plano de debate las verdaderas dimensiones de la Contra Armada. La obra de este profesor de filosofía coruñés es muy valiente y está respaldada por numerosas y diversas fuentes, un trabajo de reconstrucción de los hechos con una narración directa y ágil que pone las cosas en su sitio.
"Los conocimientos históricos en Gran Bretaña han estado controlados y utilizados por el poder, no sé cómo van a gestionar esto ni incluirlo en el currículum educativo", comenta Gorrochategui a este periódico. "Sé que en la enseñanza media la Invencible es todavía un mito a estudiar. Pero esto es un varapalo bastante grande para la conciencia histórica inglesa. Espero que en España ocurra lo mismo", añade en relación a la historia errónea de la Gran Armada de 1588 que ha interiorizado la mayoría de los españoles.
Precisamente, en la primera parte del libro, para contextualizar el ataque inglés, el investigador resume las encrucijadas y el porqué de la derrota de la Gran Armada —un tema, este sí, muy estudiado—, algo menor en número que su homóloga isabelina: 137 barcos y 25.696 hombres. Los principales mitos a desmentir, según Gorrochategui, son que la Invencible se hundió en aguas escocesas e irlandesas —solo perdió el 15% de sus barcos de guerra—, la magnitud de la batalla de Gravelinas —los españoles apenas perdieron el 7-8% de su flota y los ingleses vieron parte de la suya acribillada y desparejada— o que esta empresa significó el comienzo del declive de la Monarquía Hispánica y el auge de Londres en el panorama internacional.
"Llevamos siglos tragándonos la relación directa de Felipe II con la derrota de la Invencible cuando el fiasco de la Contra Armada es de tal envergadura que la duplica y cambia el signo de la guerra anglo-española (1585-1604)", asegura el experto. De ahí el ambicioso subtítulo del libro: la mayor victoria de España sobre Inglaterra. Una afirmación que se extrae observando el número de bajas —los españoles perdieron trece mil hombres en 1588, contando a los dos millares que murieron de peste antes de zarpar, y menos de mil en 1589; mientras que las muertes inglesas ascienden a entre ocho mil y diez mil para frenar a la Gran Armada y unas veinte mil durante la campaña del año siguiente: solo se presentaron a la paga 3.722 hombres— y el alcance estratégico: Isabel I perdió su momento histórico para forjar un imperio americano y el tratado de Londres puso fin a la ayuda que prestaban a los rebeldes holandeses y a los ataques piráticos, muchos financiados por la propia Corona, que se abalanzaban sobre los territorios hispanos.
María Pita la heroína
La Contra Armada zarpó de Plymouth el 28 de abril de 1589. Tenía tres objetivos principales: destruir la flota española que había sobrevivido al intento de invasión del año anterior, conquistar Lisboa y entronizar a Antonio, prior de Crato, en el trono luso que ocupaba Felipe II, y luego tomar las Azores para así capturar la flota de Indias y provocar el colapso del Imperio español. Ninguno de ellos se alcanzó. Los isabelinos fueron derrotados contra todo pronóstico en A Coruña, los Tercios los aplastaron en Lisboa —"Había 5.000 Alatristes", dice Gorrochategui, "el mejor ejército del mundo los deshizo: los dejó acercarse sometiéndolos a un desgaste permanente y, cuando los tuvieron donde querían, los atacaron con la fuerza necesaria para aterrorizarlos y hacerlos huir"— y luego un virulento brote de peste les dio el golpe final en el viaje de vuelta.
Gorrochategui hace una narración excelente de todo este proceso a pesar del oscurantismo de las fuentes inglesas. Especialmente llamativo resulta descubrir el protagonismo de las coruñesas en la defensa de la ciudad. "Sin las mujeres, A Coruña se hubiese perdido sin la menor duda", reflexiona el autor sobre este "formidable cuerpo estratégico de defensa" en el que sobresale un nombre propio por encima del resto, el de María Pita. "Si España hubiese sabido cuidar su historia como Inglaterra, una de las principales plazas de Madrid llevaría por nombre María Pita, del mismo modo que en Londres existe Trafalgar", escribe, y añade el investigador a este periódico: "Habría que dedicarle una gran estatua en la capital, porque esto es un episodio de alcance absolutamente nacional". Y es que, de conquistar la plaza gallega, ¿se hubieran lanzado los ingleses sobre Santiago de Compostela y saquedao las reliquias del apóstol? Una pregunta escalofriante que discurre por las páginas del libro.
"Sobre la Contra Armada cayó, como una especie de tapón de silicona, el mito inglés de la Invencible", concluye Luis Gorrochategui. "Inglaterra se lanzó a construir su relato histórico sobre la victoria de 1588 porque lo requería, estaba naciendo. España, por el contrario, era la primera potencia mundial en estos momentos, la imperante, y no necesitaba un discurso así". Ahora, más de cuatro siglos después, la realidad, los hechos en torno a los dos similares y fallidos episodios, entierran la versión impuesta por la propaganda isabelina y sus seguidores.