No es Mérida, con sus numerosos y sensacionales vestigios, ni tampoco Medellín, que conserva un monumental teatro a los pies del castillo medieval. La otra gran joya romana de Extremadura se erige en el municipio de Casas de Reina, en Badajoz. Así lo evidencian las excavaciones realizadas los últimos años en la antigua ciudad de Regina, donde se han hallado tres espectaculares efigies marmóreas y otro edificio teatral en excelente estado de conservación. Un yacimiento espléndido al que todavía le quedan secretos por desvelar.
Regina, creada en los tiempos finales del emperador Tiberio o a principios del reinado claudiano y enclavada en la demarcación de la Baeturia turdulorum, entre el Guadiana y el Guadalquivir, en una envidiable posición estratégica, fue en la Antigüedad un centro de explotación de importantes recursos mineros, como el hierro o la galena argentífera. Eso explica su conversión de ciudad sometida por Roma a pagar un tributo (oppidum stipendiarium) a municipio con organización política romana y presencia de la autoridad imperial. Una condición administrativa que favoreció el desarrollo de destacados edificios oficiales.
Desde los años 70 y hasta la actualidad se han ido encadenando sucesivas investigaciones arqueológicas que han permitido recuperar el teatro y el urbanismo de la localidad, especialmente del área central, con un foro sagrado en el que se construyeron tres templos. "Sin duda, el conjunto iconográfico relacionado con los edificios religiosos es quizá el hallazgo mueble más importante, a lo que si unimos una serie de epígrafes que aclaran aspectos de la vida de la ciudad", destaca José María Álvarez Martínez, exdirector del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y el encargado de los trabajos de excavación desde 1978 hasta fechas recientes.
Se refiere el experto a "un programa iconográfico de primer orden" descubierto en un pozo situado delante de los tres templos —de pequeñas dimensiones, con entrada individual y construidos en batería—. Son tres efigies singulares: la primera corresponde a un joven príncipe de la dinastía julio claudio, la segundada estaría dedicada al genio del municipio; mientras que la última representaría al emperador Trajano y actuaría como propaganda política en favor del princeps. Regina, precisamente, alcanzó su mayor esplendor en esta época.
Otro hallazgo "sensacional" en esa zona es la parte superior de una estatua de Juno, la diosa y protectora de la localidad, y cuya parte inferior consideran los expertos que está expuesta en el Museo Arqueológico de Badajoz, que en el siglo XVI fue utilizada para tallar un escudo nobiliario. También en el foro se erigió otro templo de mayores dimensiones dedicado a la Piedad Augusta —una lápida consagrada al emperador Tito, fallecido en el año 81, ha permitido datar el edificio en época flavia— que fue restaurado durante la dinastía severiana.
El teatro
Los expertos consideran que Regina fue una dypolis, una ciudad dividida en un principio en dos zonas: una primera ubicada en el llamado Cerro de las Nieves, de plena época republicana, y otra levantada en el llano, probablemente desde tiempos de Tiberio, que se emplazó cerca de dos vías de comunicación que unían Augusta Emerita con Astigi (Écija). Antes de su fundación, esa zona había sido escenario de "importantes acciones" de las guerras sertorianas y lusitanas.
Pero la estructura más singular del yacimiento es el teatro. "Es un edificio totalmente canónico, con todos los elementos habidos y por haber que pueden encontrarse en un sitio así: el graderío, la orchestra, el frente escénico, el proscaenium, los corredores, los accesos o el frente escénico", señala José María Álvarez. Gracias al hallazgo de unos capiteles corintios con unas características formales que se corresponden con la época del emperador Domiciano, se ha podido fechar su construcción entre los años 90-95.
Levantado a base de enormes macizos de hormigón con paramentos de piedra del lugar y aprovechando una suave ladera para la cavea de diez filas de asientos, el teatro tuvo un frente escénico sencillo, de un solo cuerpo, que obedece a una tipología característica de la parte occidental del Imperio romano. Los interrogantes que no han logrado desentrañar los arqueólogos son si el graderío estaba coronado con un pórtico y la finalidad de unos orificios en las escaleras: algunos han propuesto que podrían ser lugares para ajustar las cuerdas del velarium, mientras que Álvarez Martínez considera que estaban destinados a atar a los animales empleados en los espectáculos.
Regina, abandonada progresivamente a partir del siglo IV, al mismo tiempo que decaía la explotación minera de la zona, también contó con unas cloacas que se conservan en perfecto estado y otros espacios que todavía se están estudiando con excavaciones tuteladas por la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura. En estas últimas campañas se han hallado unas estructuras que podrían ser unas termas y otro edificio cercano a los templos del foro que podría estar dedicado a tareas administrativas.
"Afortunadamente hay investigación para rato", responde José María Álvarez, doctor en Filología Clásica por la Universidad Complutense, al ser cuestionado sobre los principales interrogantes que quedan por resolver en torno a Regina. "Hay que determinar si la ciudad contó con un recinto amurallado —creo que no, pero sí pudo haber un foso perimetral o al menos en algunas zonas—, con un acueducto y conocer mejor la arquitectura doméstica y la totalidad de sus calles".