Decía Ernest Hemingway en uno de sus viajes a Pamplona que Navarra era la mejor tierra que jamás había contemplado. Las mesetas y norteñas montañas algo deben tener, puesto que durante siglos han sido enclaves indispensables para las distintas civilizaciones que han habitado la Península Ibérica.
En los alrededores del río Arga se han localizado herramientas de piedra que se remontan unos 75.000 años atrás y para el primer milenio a.C. ya existía un primer poblado de vascones bajo la ciudad actual. Para cuando llegaron los romanos, este oppidum de carácter cerealista había llegado a las ocho hectáreas de superficie y la civilización procedente de la Península Itálica comprendió que este asentamiento ibérico podía resultarles beneficioso.
Hasta donde se conoce, el general romano Cneo Pompeyo Magno habría llegado en al año 75 a.C. y habría fundado la ciudad según el modelo urbanístico romano. Le dio su nombre, Pompaelo, y acentuó su función de enlace estratégico entre la península y Europa.
Para conocer más a fondo la historia de la ciudad romana, María García-Barberena, quien lleva años trabajando en su tierra natal, ha ofrecido una conferencia en el Museo Arqueológico Nacional sobre los nuevos datos y los últimos descubrimientos urbanos de Pompaelo. A lo largo de estas dos últimas décadas, la actual Pamplona se ha sometido a una serie de obras y cambios que han impulsado a los arqueólogos a buscar todo tipo de tesoros bajo tierra.
Sin embargo, tal y como informa la también directora del gabinete de TRAMA, pese a los nuevos proyectos urbanísticos pamploneses, solo "contamos con un 5% de las piezas para construir el puzle total".
¿Cuándo nació Pamplona?
De todos modos, este pequeño avance ha posibilitado arrojar luz sobre las excavaciones que se habían llevado a cabo en los siglo XIX y XX y aporta nuevos puntos de vista a la magnífica labor de la arqueóloga navarra María Ángeles Mezquíriz Irujo, quien a sus 91 años ve cómo nuevas generaciones profundizan en el pasado de Pamplona.
En este sentido, las nuevas investigaciones dudan sobre el momento exacto de la fundación de la ciudad. No habría sido en el año 75 a.C. cuando Pompeyo fundó la ciudad, sino ya en el año 71 o 72 a.C, una vez finalizada la guerra sertoriana. "Arqueológicamente es imposible dilucidar esta cuestión", asegura la arqueóloga, y explica que la verdad solo puede ser revelada si encuentran una prueba concreta que trate dicha polémica.
A partir de este punto de partida a resolver, "Roma comprendió desde muy pronto el valor estratégico que tenía esta ciudad como puerta de ese paso pirenaico". La ciudad sufrió un proceso netamente romanizados durante la dinastía Julio-Claudia y se construyeron todo tipo de edificios públicos donde imperaba la propaganda romana. "El mejor ejemplo de monumentalización es el macellum localizado por María Ángeles Mezquíriz", comenta María García-Barberena.
Pompaelo se transformó en una ciudad próspera que sabría adaptarse a los nuevos retos imperiales de Roma. Bajo la actual Pamplona se han hallado termas -en la calle Curia-, tabernaes, columnas, cerámicas y hasta mármoles blancos procedentes de Grecia o Francia. Así, también cabe la presencia de viviendas o domus, cerca de la iglesia de San Fermín de Aldapa.
Caída de Pamplona
Pero aquella monumentalidad y esplendor de Pompaelo se fue apagando poco a poco. En consonancia con las demás ciudades romanas, el Imperio afrontaba ahora un nuevo reto: las invasiones bárbaras. Pese a que las pruebas arqueológicas demuestran que Pamplona no fue especialmente atacada por estos pueblos que amenazaban la integridad, se levantó una muralla que limitó la posible expansión de una ciudad venida a menos. "Se van amurallando ciudades vitales para el abastecimiento", detalla la arqueóloga.
Por si fuera poco, un incendio se llevó consigo gran parte de la parte alta de la ciudad, parte del área de San Nicolás y hasta el foro romano. Era el siglo III y Pompaelo no era sino un espejismo de lo que había llegado a ser durante los primeros años del Imperio. Todos los espacios públicos fueron ocupados progresivamente por manos privadas. "Pompaelo deja de ser monumental para convertirse de nuevo en una ciudad de madera y de barro", apunta García-Barberena. Ya no había dinero para grandes construcciones propagandísticas -a lo sumo un pequeño ninfeo del siglo IV que se ha encontrado en la actual catedral-.
De hecho, poco se conoce acerca de esta época. La escasez de materiales que perduraran en el tiempo dificulta lo acontecido entre los siglos IV y VII. La arqueóloga especifica que hubo un gran éxodo de la oligarquía romana de Pompaelo. Así, finalmente la antigua ciudad fundada por Pompeyo cayó en manos de los visigodos y los musulmanes y no sería hasta el siglo X cuando el Reino de Navarra hizo volver a florecer a la actual Pamplona, "alma de la tierra de los vascones".