El calificativo de "Libertador" siempre ha ido acompañado del nombre Simón Bolívar. En Latinoamérica se le recuerda como el hombre que encabezó la lucha por la independencia de América —bajo dominio español—; soñó con una "liga americana" de estados hispano-americanos independientes, una federación democrática similar a la de Estados Unidos.
Su figura, controvertida cuanto menos, ha sido manipulada por diferentes países del sur del continente de América para adaptar al Libertador a los intereses de estos países. No es difícil de entender que se haya querido revestir a Bolívar de toda una serie de atributos políticos e ideológicos claramente extemporáneos.
Venezuela es sin lugar a duda el país que más ha reivindicado la voz del hombre que nació el 24 de julio de 1783 en Caracas. Su familia pertenecía a la aristocracia venezolana y era oriunda de la localidad de La Puebla de Bolívar, en Vizcaya. Pero, ¿quién fue realmente Simón Bolívar y cuáles eran sus propósitos políticos? El catedrático de Historia Carlos Malamud publica ahora una nueva biografía del hombre que unificó gran parte de América del Sur.
En El sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana (Alianza), Malamud trata de resolver estas dudas y arremete contra el revisionismo que ha habido sobre su persona a lo largo de los últimos años. "Una cosa es reescribir la historia en función de nuevas preguntas formuladas al pasado y otra muy distinta reescribirla con el ánimo de influir sobre el presente o el futuro a la vista de intereses políticos", explica el autor. "Entonces ya no estamos frente a la reescritura de la historia, sino frente a su manipulación o, como ocurrió en muchos casos, a su simple falsificación", agrega.
Uno de los personajes más perjudicados de esta nueva lectura sería Simón Bolívar. "De acuerdo con esta interpretación, Bolívar no solo fue el máximo profeta de la integración latinoamericana y del socialismo del siglo XXI, sino también quien sentó las bases políticas y doctrinarias de la segunda independencia del continente contra Estados Unidos", apunta el historiador.
Nuevo rostro
Esta nueva imagen del héroe bolivariano empezó con la manipulación de su vida desde sus orígenes: "Se comenzó por convertir a su madre en una esclava negra en vez de mantener el relato tradicional de su estrecho vínculo con la rica aristocracia caraqueña". A su vez, se le dotó de unas facciones más mestizas para vincular su figura a la sangre latinoamericana.
Así, el 24 de julio de 2012, coincidiendo con el 229 aniversario del natalicio de Bolívar, Hugo Chávez mostró al mundo el nuevo rostro digitalizado del Libertador. "La imagen se logró tras múltiples tomografías realizadas al cráneo de Bolívar por parte de expertos científicos, basado en la descripción morfológica, que coincide con la iconografía existente del Padre de la Patria", afirmó la antropóloga forense en el acto.
El que fuera presidente de Venezuela también quiso alterar el fallecimiento del héroe nacido en Caracas. La tuberculosis que le terminaría matando en 1830, a los 47 años, no era una muerte digna para alguien de su posición. El chavismo decretó que Simón Bolívar había sido asesinado y acusaba al presidente de la Nueva Granada, Francisco de Paula Santander, de ser el responsable.
Lograron, además, relacionar su figura a cualquier proyecto revolucionario que tuviera lugar en el país. "El verdadero autor de esta liberación, líder auténtico de esta rebelión, es el general Simón Bolívar. Él, con su verbo incendiario, nos ha alumbrado la ruta", alegó Chávez tras su fallido golpe en 1992.
¿Reaccionario?
¿Fue realmente Simón Bolívar un revolucionario? Lo cierto es que el sueño reformista y renovado de Bolívar fue decayendo con el tiempo, hasta el punto de abrazar postulados más conservadores en su última etapa. Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue presidente, pero los conflictos internos reflejaron la debilidad de la gran utopía del criollo.
"En el Bolívar sin poder podrán encontrar lecciones el conservadurismo y tradicionalismo hispanoamericanos. Pero es en el Bolívar con poder —el verdadero Bolívar— donde encontrarán inspiración y ejemplo reformadores y revolucionarios", explica Alejandro Casas en Pensamiento sobre integración y latinoamericanismo. Orígenes y tendencias hasta 1930.
La decepción de Bolívar también está presente en la nueva obra que publica Alianza, donde se menciona una de las últimas cartas que escribió en su vida, tras el evidente declive de la Gran Colombia. "La América es ingobernable para nosotros (...) La única cosa que se puede hacer en América es emigrar", comentaba el supuesto revolucionario. "Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, este sería el último período de la América", consideraba.
Y es que, tal y como señala Malamud, "marcado por la frustración, daba prácticamente por desaparecidas las posibilidades reales de unificar a toda Hispanoamérica en una entidad única". La Gran Colombia no sobrevivió al paso del tiempo y para la supervivencia del continente, Simón Bolívar prefirió la división pacífica del territorio en pequeñas patrias.
Carlos Malamud concluye que el Libertador no fue un intelectual o un filósofo, sino un militar que tuvo que adaptar su discurso y sus acciones al contexto en el que vivía. Es por ello que a veces tiende a la contradicción. "No se trata, como algunos dicen, de identificar la existencia de un Bolívar conservador y otro revolucionario, sino de encontrarnos con un mismo personaje que en circunstancias diferentes adaptaba o modificaba sus posiciones a los estímulos circundantes", zanja el autor.