Anciano y enfermo, Felipe II no quería morir sin ver triunfar una de las principales empresas de su reinado: la invasión Inglaterra. Tras la toma y saqueo de Cádiz a finales de junio de 1596 por una gran flota anglo-holandesa, el monarca español decidió pasar a la ofensiva y organizar una nueva expedición con el objetivo de ayudar a los insurrectos irlandeses. El mando de las 130 embarcaciones recayó en Martín de Padilla, adelantado de Castilla y personaje decisivo en la victoria sobre la Contra Armada de 1589, que zarpó de forma precipitada, antes de la llegada a A Coruña de Marcos de Aramburu con otros once galeones.
La presta marcha se debió al temor de que el otoño y sus peores condiciones climáticas echasen a pique la misión. Paradójicamente, eso fue lo que ocurrió. El 28 de octubre, una fuerte tormenta empujó al fondo del mar, entre Corcubión y Finisterre, a una treintena de navíos. Según las fuentes escritas, murieron alrededor de dos mil hombres. "Fue una catástrofe naval, se hundieron más barcos que en la Armada Invencible [de 1588]", destaca el arqueólogo subacuático Miguel San Claudio, que ha excavado algunos de estos pecios.
Estos días, el rastro de la expedición de Martín de Padilla —al año siguiente volvería a encabezar otra saldada con un nuevo fracaso— ha vuelto a emerger. El pasado jueves, un equipo de buceadores de la Armada española perteneciente a la Unidad de Buceo de Ferrol (UBUFER), en coordinación con el Servicio de Patrimonio Arqueológico y Guardacostas de la Xunta de Galicia, recuperó en las proximidades de cabo Corrubedo, en el sur del litoral coruñés, dos piezas de artillería de finales del siglo XVI. Según explica a este periódico San Claudio, que también participó en la inmersión, se trata de un medio cañón fundido en 1587 y un medio sacre más tardío, ambos de bronce. La principal hipótesis de los investigadores es que pertenezcan a una de las naves de la flota que naufragó en 1596.
"Una de estas piezas probablemente fue fundida en Sevilla o Lisboa y de la otra tenemos más dudas, quizás en Flandes; pero fueron hechas para el rey de España", añade el arqueólogo subacuático. La identificación de los cañones, en los que figuran algunos escudos reales, ha sido posible gracias a la colaboración de Gianni Ridella y Javier López, especialistas en la artillería del siglo XVI, aunque se realizarán estudios más exhaustivos para precisar su procedencia. "Son piezas singulares porque en Galicia no había aparecido ninguna de esta época y porque son de origen español; hasta ahora todas las documentadas eran italianas", destaca San Claudio.
El hallazgo fue realizado de manera fortuita por una pareja de mariscadores de la cofradía de Aguiño, que avisaron a las autoridades competentes de la presencia de tres cañones. Los buzos de la Armada, siguiendo las directrices del Servicio de Patrimonio de la Xunta, procedieron a extraer las piezas de artillería, que estaban a una profundidad de unos 16-18 metros. "Respecto al tercer cañón, no se localizó ni certificó la existencia del mismo", apuntan a este periódico fuentes de la Armada. El Gobierno gallego ha abierto una investigación para determinar si alguien pudo moverlo o sacarlo del fondo de forma ilegal.
Los pescadores señalaron que en la zona también identificaron un ancla y otros objetos, pero los arqueólogos subacuáticos no estaban autorizados para efectuar una prospección completa y comprobar si había un pecio o no. Fuentes de la Armada manifiestan su compromiso en las labores de protección del patrimonio arqueológico subacuático y apuntan que se podrían realizar futuras inmersiones en el sitio de manera conjunta y coordinada con la Xunta en el caso de recibir la correspondiente solicitud de colaboración.
"Es un hallazgo que viene a reafirmar la premisa que hemos mantenido desde siempre de que Galicia es muy rica en patrimonio cultural subacuático, especialmente de este periodo, cuando se convierte en frente de batalla contra ingleses y protestantes y en escenario de numerosos episodios bélicos", cierra San Claudio enumerando a los principales personajes: Felipe II, la reina Isabel II, el pirata Francis Drake... "En el fondo se ha concentrado un registro arqueológico en forma de buques, objetos y materiales que es de los más ricos de la época". Y lo que queda por emerger.