El pasado 15 de abril, un equipo de buceadores de la Armada española perteneciente a la Unidad de Buceo de Ferrol (UBUFER) recuperó en las proximidades de cabo Corrubedo, en el sur del litoral coruñés, dos cañones de finales del siglo XVI. Una pareja de mariscadores había identificado de manera fortuita tres piezas de artillería el día anterior. Rápidamente, dieron aviso a las autoridades, pero durante la inmersión, realizada en coordinación con el Servicio de Patrimonio Arqueológico y Guardacostas de la Xunta de Galicia, no se pudo identificar la tercera pieza, probablemente expoliada a toda prisa.
Una operación de la Guardia Civil, llevada a cabo de forma conjunta por el Equipo Territorial de Policía Judicial de la Guardia Civil de Noia (A Coruña) y la Sección de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO), ha confirmado esta hipótesis y ha recuperado el cañón, también de bronce y fechado a finales del siglo XVI. Un total de siete personas, cinco hombres y dos mujeres, han sido investigadas durante estas semanas como presuntos autores de un delito contra el patrimonio histórico, según ha informado el Instituto Armado en una nota de prensa.
Es probable que este cañón, como los otros dos —un medio cañón fundido en 1587 y un medio sacre más tardío, ambos de bronce—, pertenezcan a la flota de Martín de Padilla, adelantado de Castilla, que naufragó frente a la costa gallega el 28 de octubre de 1596 por culpa de una fuerte tormenta y que tenía como objetivo invadir Inglaterra. Para las aspiraciones de Felipe II, fue una catástrofe naval peor que la de la Gran Armada —murieron dos mil hombres y se perdió una treintena de navíos—.
La investigación de la Guardia Civil se inició a raíz de una denuncia presentada por las autoridades de la Xunta al solo haberse recuperado dos de los tres cañones identificados por los mariscadores. Las primeras actuaciones efectuadas descubrieron la existencia de un vídeo en el que aparecían las imágenes del cañón siendo expoliado cuando todavía se encontraba sumergido. Los agentes empezaron interrogando a varias personas que ofrecieron contradicciones en su relato, lo que les ayudó a identificar a los supuestos artífices del expolio.
Los investigadores no tenían claro si la pieza de artillería seguía fondeada en algún lugar concreto o escondido en alguna de las propiedades de los investigados, pero finalmente fue entregada por varios de los sospechosos en el Puesto Principal de la Guardia Civil de Boiro (A Coruña). Los agentes consideran que el cañón fue reflotado la misma noche del hallazgo.
"Se sospecha que el expolio se debe al capricho personal de alguno de los investigados, al ver el cañón como un buen objeto de decoración", ha apuntado la Guardia Civil en una nota de prensa. "Más allá del valor que se podría obtener de la fundición del mismo, su mayor importancia radica en la valiosa información histórica y arqueológica que aporta, la cual se pierde cuando se extrae la pieza de su contexto y ubicación, dañando, muchas veces de manera irreversible, el yacimiento arqueológico subacuático en el que se encontraba".
La pieza, en coordinación con el Servicio Arqueológico de la Xunta, ha sido enviada al Museo del Mar de Vigo, donde se restaurará y estudiará detalladamente. Los pescadores también señalaron que en la zona había un ancla y otros objetos, pero los buzos de la Armada y los arqueólogos subacuáticos no tenían autorización para efectuar una prospección completa y comprobar si había un pecio o no relacionado con los cañones.