El pasado viernes durante las protestas con motivo de la huelga nacional en Colombia, la estatua del conquistador español Andrés López de Galarza fue derribada por los manifestantes de la ciudad de Ibagué, al oeste del país. La efigie del alcalde y fundador de la ciudad paisa de tres metros de altura y fundida en bronce fue derribada y arrastrada por el asfalto por una treintena de personas pertrechadas con escudos y cascos.
Según varios testigos, al tiempo que la estatua caía los manifestantes expresaron su deseo de que fuese sustituida por una "en honor a nuestros antepasados indígenas". Este acto de vandalismo no es nuevo, la estatua de López de Galarza ha sido objeto de ataques desde hace años llegando a aparecer con pintadas e incluso incendiada en varias ocasiones.
López de Galarza nació en el año 1528 en Villabrágima en el seno del reino de Castilla. Muy pronto se trasladó hasta el Nuevo Reino de Granada, la actual Colombia, donde desempeñó el cargo de tesorero de la Real Hacienda. Su hermano, Juan López de Galarza, le encargó la misión de pacificar la región del Valle de las Lanzas, llamada así por la envergadura de las armas que portaban los indígenas de la región, los indios Pijao.
Estos indios eran considerados caribes según los cronistas de la época y portaban grandes lanzas de macana, armas arrojadizas de maderas duras y acabadas en filos que eran usadas comúnmente por los nativos americanos. Los pijaos eran conocidos por su belicismo y carácter expansionista que fue duramente castigado por las tropas castellanas durante la conquista de los territorios colombianos.
El tesorero, nombrado por su hermano Justicia mayor y capitán, se dirigió a la zona con un pequeño ejército y la concesión de formar un poblado que sirviese de ruta más eficiente para viajar hasta el municipio de Popayán. La tropa expedicionaria con la que contó el conquistador estaba conformada en su mayoría por hombres forzados en una leva masiva a abandonar Santa Fe de Bogotá y unirse al ejército de Galarza.
Los indígenas frenaron a las tropas castellanas quemando los puentes que cruzaban el río Magdalena. La ley del arcabuz y el perro se antepuso a la de las lanzas y todo terminó con la capitulación de los Pijao en el 1550, así como la fundación de Ibagué, nombrada de esta forma en honor al cacique de la zona.
El 7 de febrero de 1553, Andrés López de Galarza se convirtió en su primer alcalde. A su muerte, sus restos fueron enterrados en la Catedral Basílica Metropolitana Santiago de Tunja, el conjunto catedralicio de culto católico más antiguo de Colombia fundado por el propio alcalde de Ibagué.
Sin embargo, este no sería el emplazamiento final de la ciudad. Los años siguientes a la fundación estuvieron marcadas por las rencillas con las distintas etnias indígenas que poblaban la zona: Coyaimas, Natagaimas, Anaimas y Ambalemas. Todas estas masacradas por los conquistadores que vieron en varias ocasiones Ibagué sitiada y destruida antes de ocupar el lugar que hoy tiene a orillas del río Chipalo.