La espectacular cueva de La Garma, en Ribamontán al Monte, Cantabria, es un yacimiento prehistórico único en el mundo. Descubierta el 2 de noviembre de 1995, los investigadores la han calificado como uno de los hallazgos de mayor relevancia del Paleolítico europeo en el último medio siglo y uno de los conjuntos arqueológicos más sobresalientes del continente. Todos estos adjetivos se confirman a través de los más de 76.000 restos de todo tipo que han emergido en su interior: pinturas rupestres, restos de cabañas de sus antiguos habitantes, una excepcional colección de objetos fabricados en huesos o plaquetas de piedra, esqueletos visigodos y un largo etcétera
El proyecto que dirigen desde hace veinticinco años investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria ha sido reconocido este jueves con el II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq, una entidad privada y sin ánimo de lucro creada con la finalidad de apoyar misiones arqueológicas y paleontológicas de los investigadores españoles en el extranjero, fuera de Europa. El Ministerio de Cultura y Deporte no tiene ningún reconocimiento para estas disciplinas científicas.
"La Garma tiene unos suelos del Paleolítico de hace unos 16.000 años en un estado de conservación extraordinario. Han sobrevivido los restos de hábitat y los objetos que usaban de forma cotidiana tal y como fueron dejados. La cueva quedó bloqueada durante la última glaciación y se ha convertido en una burbuja. Esto es algo que no hay en ningún otro lugar", explicaba hace unos meses a este periódico Pablo Arias Cabal, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Cantabria y codirector de las investigaciones junto a Roberto Ontañón Peredo.
El galardón bienal, que reconoce la excelencia y originalidad de proyectos arqueológicos y paleontológicos dirigidos por equipos de investigación españoles tanto en territorio nacional como en el extranjero, está dotado con 80.000 euros. En 2018 se reconoció el sensacional trabajo de los expertos del Instituto de Arqueología del CSIC en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Badajoz, donde se ha descubierto el sacrificio de animales más grande del Mediterráneo y una edificación tartésica, del siglo V a.C., con unas técnicas constructivas inéditas.
Luis Monreal, portavoz de un jurado compuesto por catedráticos o directores de museos y que ha decidido de forma unánime conceder el premio a este proyecto por delante de los otros diecinueve candidatos, ha destacado que La Garma es una suerte de "Pompeya prehistórica", una cápsula del tiempo que se detuvo hace 16.500 años gracias al desprendimiento de una parte de la galería inferior, que selló un espacio de 800 metros cuadrados. "Se trata de una colina que contiene uno de los mayores conjuntos de arte rupestre del mundo [sus más de 400 representaciones han sido declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO], que incluso mantiene huellas de pies de niños", ha apuntado.
La cueva cántabra alberga una de las secuencias culturales más amplias y completas de toda Europa y sobresale por haber permitido a los investigadores estudiar suelos y estructuras del Paleolítico superior y documentar los rituales de los seres humanos que vivieron allí durante el último periodo glacial. "Lo más destacado ha sido la posibilidad de documentar cómo estaba organizado un hábitat del Magdaleniense, es decir, cómo era una cabaña, una vivienda de ese periodo, que contaba con pieles de león de la cavernas para las paredes", apuntaba Pablo Arias a este periódico.
Los criterios que ha seguido el jurado a la hora de decidir el ganador han tenido que ver con cuál podría ser la contribución del proyecto a hacer avanzar el conocimiento sobre el periodo, la originalidad en los enfoques y métodos de investigación, su rendimiento social, cuál es la importancia en términos absolutos de sus yacimientos y cómo puede contribuir a crear una masa crítica, a subrayar la excelencia que la Fundación Palarq pretende reconocer en este campo de la investigación.
Todo el proyecto de La montaña del tiempo. Exploración de un campamento paleolítico en La Garma se ha desarrollado a través de técnicas de no invasivas, como métodos de levantamiento fotogramétrico para hacer planos, de teledetección o estudios de diferencias en el campo magnético terrestre para detectar zonas donde se encendieron hogueras o restos no visibles de vegetales o de materiales orgánicos.
"El carácter único del sitio hacía que nos pareciera cuestionable desde el punto de vista de la ética profesional abordar su estudio desde la perspectiva tradicional de excavar. Hemos optado por una actitud muy conservadora y hemos tratado de estudiar el yacimiento sin destruirlo, sin desmontarlo, de reconstruir el yacimiento pero sin alterar esos suelos únicos", resaltaba el prehistoriador del IIIPC. Si alguien baja a la cueva en la actualidad se la encontrará en el mismo estado que cuando fue descubierta. "Hemos llevado el laboratorio al yacimiento".
Antonio Gallardo Ballart, presidente de la Fundación Palarq, ha destacado la labor de divulgación que está realizando la entidad para dar a conocer las investigaciones arqueológicas y paleontológicas que apoyan y ha lamentado que su presupuesto sea mayor al que destina el Ministerio de Cultura para apoyar a los investigadores españoles en el exterior. "Lo que quiere decir, desgraciadamente, es que en este país no se hace lo suficiente para apoyar a este tipo de trabajos", ha concluido.