Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el cementerio de Belchite, escenario de una de las batallas más incónicas de la Guerra Civil, han revelado dos fosas comunes con los restos de hasta 150 personas asesinadas nada más estallar la contienda por un centenar de miembros de la Falange. Por ahora han podido recuperarse 15 cuerpos, aunque los trabajos continúan. La investigación está impulsada por la Asociación Mariano Castillo para la Recuperación de la Memoria Democrática de Belchite y cuenta con la financiación del Gobierno central y del aragonés.
El 20 de julio de 1936, dos días después del golpe de Estado franquista, Belchite se enfrentó a la represión civil dirigida por las tropas falangistas, y con la colaboración de representantes del Centro Católico y de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), con fuerte presencia en el pueblo. Unas 150 personas murieron en los primeros días de la Guerra Civil en la localidad aragonesa, según los relatos de algunos testigos. Se cree que muchas de ellas se encontrarían enterradas en esta primera fosa descubierta ahora.
El antropólogo José Ignacio Lorenzo, los arqueólogos Gonzalo García, Sergio Ibarz y Hugo Chauton y la restauradora Eva Sanmartín codirigen este proyecto que se enmarca en los esfuerzos de la Ley de Memoria Democrática por la recuperación de las víctimas de la contienda. La noticia del hallazgo de las fosas ha sido adelantada por El País.
José Vidal, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Democrática de Belchite, ha explicado a la Agencia Efe que cuentan con "documentación específica" relativa a la identidad de los asesinados, entre los que se encontraban también mujeres. El número total de muertos ascendería a 400 personas, 325 procedentes de la localidad y el resto los municipios circundantes como Mediana y Fuendetodos.
La célebre batalla de Belchite tuvo lugar agosto y septiembre de 1937. Los republicanos se impusieron pagando un alto coste de vidas. Al interrogar al enterrador del pueblo obtuvieron la confesión de que 150 personas habían sido asesinadas en los primeros días de la contienda, 50 de ellas a manos del propio sepulturero. Otro preso, el falangista Constantino Lafoz Garcés, sostuvo que se asesinaron a unas 200 personas en el interior del cementerio y que él disparó a 50 hombres y cinco mujeres siguiendo las órdenes de sus superiores.
Los asesinatos en Belchite no solo se registraron durante el verano de la sublevación, también en 1938 tras la toma definitiva del pueblo por las tropas franquistas. El antropólogo José Ignacio Lorenzo señala el "ensañamiento" se vivió en el pueblo, algo que reconoce no se dio en otras localidades españolas.
Manos atadas
Los primeros sondeos comenzaron el pasado 30 de septiembre en dos áreas delimitadas previamente por georradar. Tras las prospecciones electromagnéticas, se descubrieron casquillos de pistola y fusil, que dieron el último indicio a los investigadores de que allí había víctimas de heridas de bala. Los restos óseos que se encontraron en las primeras excavaciones no tenían una "postura canónica de enterramiento", es decir, con las manos en el pecho y en posición de descanso, sino que "se notaba que estaban tirados", ha indicado el antropólogo.
Los cuerpos mostraban signos de violencia, con manos y pies atados y marcas de bala en el cráneo. El arqueólogo Gonzalo García, en declaraciones a Efe, incide en la importancia del hallazgo para "destapar" hechos de la historia que "han sido ocultados o no se han querido ver". Sergio Ibarz señala la importancia de un descubrimiento que se da en un municipio "símbolo" de la encarnizada Guerra Civil.
Sobre una de las oquedades hasta ahora encontradas, han aparecido restos de cal que denotan una mala conservación de los cuerpos por las arcillas con sales del terreno y la humedad de la tierra. Los cráneos han aparecido fragmentados por grandes bloques de piedra que fueron lanzados sobre la fosa, como han explicado los investigadores.
Entre los quince cuerpos hasta ahora encontrados, han aparecido varias mujeres jóvenes, algunas menores de 18 años. La mayoría de los cadáveres de varones recuperados hasta ahora se encontraban entre los veinte y los cuarenta años cuando fueron asesinados, casi ninguno de edad avanzada.
Se trata de un "testimonio dramático y contundente" de lo que supuso el golpe de Estado, ha explicado Vidal, quien destaca la trascendencia de un hallazgo que nos acerca a la "realidad de lo que ocurrió en esa fecha a partir del 18 de julio del 36". Una fecha que marca la desintegración del tejido social del municipio y la emigración de muchas familias. "Ninguno de los asesinos queda con vida, se fueron 'de rositas'", explica José Ignacio Lorenzo.
La declaración del enterrador permite conocer las descripciones y motes de muchas de las víctimas. Ahora los investigadores están solicitando a los descendientes de los asesinados que contacten con la asociación para la toma de muestras de ADN a fin de conocer la identidad de los restos. Un proceso que ya ha empezado con llamadas desde diversos puntos de España y Francia. Cuando terminen las exhumaciones, se llevará a cabo un minucioso trabajo de individualización de restos.
El edil popular de Belchite, Carmelo Pérez, ha pedido "precaución" a los investigadores a la hora de dar cifras de muertos por la falta de documentación, basada en su mayoría en testimonios orales. Añadiendo que la excavación se ha dado "a través de una asociación formada a nivel político", sin que fuesen los propios familiares los que buscasen su recuperación. Aún así, ha declarado que el hallazgo es de utilidad para saber "de lo que se trata, porque tanto de un bando como de otro hubo desaparecidos".