En la construcción y consolidación de las lenguas vernáculas por toda Europa, la aparición de obras traducidas y diccionarios significó un giro copernicano hacia la modernidad. Antonio Martínez de Xarana, más conocido como Elio Antonio de Nebrija, tuvo una aportación vital en el contexto de un castellano que se empezaría a expandir por todo el mundo, casi al mismo tiempo que la primera edición de su diccionario. En 1492, la imprenta de la Universidad de Salamanca dio a luz al Vocabulario latino-español, la primera gramática castellana, síntoma de una modernidad que se cernía sobre el Renacimiento español.
El año 2022 marcará el V centenario de la muerte del sabio, una efeméride que irá acompañada de actividades, ediciones conmemorativas y actos que pretenden poner en valor la "vocación universal y de permanencia de nuestro idioma", en palabras del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta. Una agenda dedicada al filólogo, fruto del consenso entre tres ministerios, dos universidades, cuatro ayuntamientos, la Real Academia Española, el Instituto Cervantes y la Fundación Antonio de Nebrija para coordinar el aniversario a través de la Comisión Interadministrativa del V Centenario de Antonio de Nebrija.
Nebrija 500 años después
Con la sombra de Nebrija diseminada por toda España, los actos en recuerdo del sabio se repartirán entre las ciudades donde vivió y trabajó. Una fecha que ha logrado ser reconocida como Acontecimiento Excepcional de Interés Público y en la que participarán, entre otros, la Diputación de Sevilla y el Ayuntamiento de Lebrija.
También Salamanca, donde el humanista andaluz colaboró en la introducción de la imprenta hacia el siglo XVI; o Alcalá de Henares, donde murió en 1522 y dedicó amplios esfuerzos a la Biblia políglota complutense, contará con actos en memoria del traductor. Una celebración que pretende homenajear la labor vertebradora del español en el mundo. Una lengua que, cinco siglos después de la elaboración de su primer diccionario, cuenta con más de 500 millones de hablantes en todo el mundo.
La celebración coincide además con la adquisición hace unos días de un incunable del sevillano para los fondos de la Biblioteca Nacional Española. Las Elegancias romançadas delebrixa es un ejemplo más de la labor didáctica la que se entregó el autor de la Gramática. Una traducción del Sententiarum variationes, del italiano Stefano Fieschi di Soncino, que pretendía enseñar latín a los jóvenes a través del uso de sinónimos. El ejemplar estará disponible en la exposición que la BNE ya prepara con motivo del aniversario.
El rastro de Nebrija
Nacido en Lebrija, en la provincia de Sevilla, en 1444. Sus orígenes familiares resultan inciertos, razón de más para que algunos críticos señalasen una posible ascendencia conversa. Un rasgo que explicaría su dominio del hebreo, y que fue esgrimido en su contra durante el proceso inquisitorial al que fue sometido años más tarde, en 1506, en Salamanca. Allí estudió hasta los 19 años, edad a la que viajó hasta Bolonia para seguir con sus clases de teología, becado por el obispado de Córdoba. A su vuelta a España, trabajó a las órdenes del arzobispo de Sevilla, pasando en 1473 a convertirse en profesor de la institución salmantina.
La "fatalidad de la incontinencia" —como el propio humanista explicaba— empujó, en 1487, al sabio al matrimonio con Isabel Solís de Maldonado, razón por la cual fue relevado de su puesto en el arzobispado sevillano. En esta misma época entró en la esfera del Maestre de Alcántara, noble y humanista quien dio la oportunidad a Nebrija de escribir su Gramática.
Sus Introducciones latinas se convirtieron en un éxito en España y el resto de Europa, con ediciones en París, Venecia, Amberes, Países Bajos, Lyon, Burdeos, Limoges, Toulouse o Colonia. Razón de más para que su labor como impresor, pionero en nuestro país, se uniese a una defensa de los derechos de autor, mucho antes de que los primeros edictos anglosajones sobre estas cuestiones fuesen publicados en el siglo XVIII.
Un diccionario para la modernidad
Sin embargo, la principal aportación de Nebrija a las letras fue la elaboración de la primera gramática española. Una obra que se oponía completamente a los diccionarios y obras lexicográficas medievales, poniendo la vista en un futuro que la imprenta y la difusión cultural empezaban a plantear. La falta de claridad en sus definiciones y referencias a autores no canónicos en obras anteriores fueron algunos de los precedentes que permitieron al humanista crear una obra completamente novedosa.
Hasta entonces, las glosas, primeros ejemplos de las lenguas descendientes del latín, se limitaban a anotaciones y definiciones intermitentes en los márgenes. Nebrija optó por una fórmula bilingüe, adaptando la traducción a cada idioma, suprimiendo vocablos de origen dudoso y aplicando una labor crítica sobre su obra. El resultado final fue un diccionario rico, que incluso en su segunda parte contaban ya con términos traídos del Nuevo Mundo, como "canoa", en las ediciones posteriores a 1492.
Una figura malinterpretada a lo largo de la historia, muchas veces expuesto en contradicción con sus propios valores. Del sabio conocemos sus críticas a la expulsión judía y su profundo interés por el estudio del hebreo, rasgos obviados por muchos críticos posteriores. A propósito de esta labor de hermenéutica, el lingüista, José Antonio Millán publica a principios de enero Antonio Nebrija o el rastro de la verdad (Galaxia Gutenberg). Un completo estudio que trata de desvestir al sabio de sus ropajes imperiales, despolitizando un personaje clave en el Renacimiento castellano, a la vanguardia de las letras europeas y ocupando un lugar parejo con los grandes humanistas italianos.
Manuel Villa-Cellino, presidente de la Fundación Antonio de Nebrija, destacaba durante el acto de presentación de la comisión encargada de este centenario, la importancia del humanista andaluz como inspiración en "el camino marcado por el diálogo, el consenso y la pluralidad" que ha llevado a la coordinación entre administraciones. Una muestra del que el espíritu nebrijano sigue presente, 500 años después, reuniéndonos en torno a la lengua.