Ahora mismo está pasando unos días en la cárcel con Lluís Companys. Hace unos días estaba con John Dos Passos y George Orwell, Ernst Hemnigway terminará llegando y asistirá a la conferencia que André Malraux dará en el Ateneo el próximo abril... de 1936. El novelista José Ángel Mañas nació en Madrid cuatro años antes de que muriese Franco, pero está de paseo histórico por el último año de la Segunda República, con todos aquellos intelectuales que pasaron por España haciendo “turismo de guerra”. Viaja al pasado para reconstruir el ocaso del proyecto republicano, con la intención de encontrar una respuesta imposible a una pregunta desconcertante: ¿cómo es posible llegar a una guerra civil?
El autor de Historias del Kronen (1994) viaja el próximo 7 de octubre de 2015 al 7 de octubre de 1935 para publicar en EL ESPAÑOL a diario la serie “Vísperas del 36”, un folletón que recreará los acontecimientos, jornada a jornada, de hace 80 años. El relato desembocará en los acontecimientos del 18 de julio de 1936, recordando durante un año todas las jornadas del momento en que se decidió la España del siglo XX.
“El novelista histórico agarra el acontecimiento y lo encaja a favor de las tensiones narrativas”, cuenta el escritor, que pasó por las aulas de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma como si fuera un turista y aprendió algo que suele repetir: la Historia y los datos no conjugan si el historiador no los interpreta, como les pasa a los matemáticos con el cálculo. Mañas hablará del 36 como quien mira a 2015, porque la Historia es un espejo sobre el que se refleja la actualidad.
Una vez recuperas la memoria salen muchas más cosas de las que pensabas. Seguiremos día a día lo que ocurrió aquel año
La entrega diaria será un cóctel explosivo que va a mezclar “Episodios nacionales, la Revolución rusa, House of Cards, el Chicago de Al Capone y Ruedo Ibérico”. Hablamos en un banco perdido en medio de la Casa de Campo, junto al Arroyo Meaques, que agoniza antes de las primeras lluvias. Las laderas arrasadas por el verano más caluroso son las mismas que atraviesan los vecinos desde hace 84 años, cuando pasó de ser privilegio monárquico a uso popular.
Mañas bajará la cámara hasta desvelar la riqueza de matices de la vida política, donde se cuecen los grandes asuntos del país, con Gil Robles, Azaña, José Antonio, Pasionaria, Carillo, etc. Como un teatro de marionetas manejadas por el autor, que colorea un relato dramático en blanco y negro. “Una vez recuperas la memoria salen muchas más cosas de las que pensabas. Seguiremos día a día lo que ocurrió aquel año y descubriremos muchos personajes famosos en su intimidad. Pero también la voz y los periplos de los protagonistas anónimos”.
Un relato por entregas, un folletón como el de Benito Pérez Galdós, en el que aflorará la vida con un detalle extremo. Esa es una de las ventajas del novelista frente al historiador, que puede caminar desde los manuales a las anécdotas. “El novelista maneja marionetas y para que la gente se las crea, el autor debe permanecer en la oscuridad”. Y tratar de meterse en la piel de sus personajes y de sus lectores.
Pura experiencia
“Con la Historia eres capaz de ver más lejos”, explica jugando a las paradojas. El novelista sobrevuela los grandes movimientos estratégicos, sin olvidar mirar desde abajo. Le interesan las vivencias, que logran hacer del pasado una experiencia, no una investigación. Ha enriquecido los datos con sentimientos. La narración de vidas, la ambientación, era más importante que la acumulación de hechos. Mañas es un maestro de los escenarios.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de su inmersión en los archivos? “La falta de cultura parlamentaria. Eso es lo que más me ha chocado. La política es la quintaesencia de una sociedad culta. Cuando se cruza de un sistema a otro, en una situación tan débil… En Inglaterra, después de dos siglos de parlamentarismo no hay quien lo rompa. Como decía Gil de Biedma, la Historia de España siempre termina mal”, responde.
No lo tenían fácil. Al final, acaba como Juego de Tronos: de un centenar de personajes caen todos menos dos
En la Casa de Campo no hay tiempo, es un agujero negro por el que desaparecen las obligaciones y el ruido. Mañas habla de un sistema institucional nuevo, que arranca en un país semianalfabeto y semifeudal. Envuelve España en 1936 de un contexto internacional en crisis, con los nazis en Alemania, los fascistas en Italia y la Revolución rusa. Las tensiones se agravan, además, con la crisis del Crack del 29, en los EEUU.
“Debían reeducar a la población en nuevos esquemas. No lo tenían fácil. Al final, acaba como Juego de Tronos: de un centenar de personajes caen todos menos dos”. Insiste en que son los personajes los que actúan, no la ideología de quien los maneja. Una última confesión: no soporta a Alcalá-Zamora. “Es superior a mis fuerzas”.