Nunca, nadie, nada está por encima de la libertad de expresión. El Tribunal ha absuelto al escritor italiano Erri de Luca (Nápoles, 1950), demandado por la empresa francesa LTF, constructora de la línea del tren de alta velocidad (TAV) Turín-Lyon, por haber declarado públicamente que dichas obras debían ser saboteadas. El Tribunal de Turín admitió a trámite la denuncia hace dos años y hoy, después de enfrentarse a una pena de prisión de ocho meses, ha quedado libre de todos los cargos.
“No existe delito”, ha sentenciado el juez. Tal y como cuenta Il Corriere della Sera la decisión fue aplaudida por los defensores del autor presentes en la sala. “Se ha evitado una injusticia”, ha dicho De Luca al salir de la sala. “He estado en una larga sala de espera, pero ya pasó”, añadió y quiso destacar la gran solidaridad que ha recibido desde Francia e Italia. “La absolución reitera el vigor del artículo 21 de la Constitución Italiana, que garantiza la libertad de expresión de los ciudadanos”, ha querido destacar.
De Luca, defensor de la naturaleza y de los Dolomitas, se opuso a la perforación de las montañas del valle de Susa, al norte de Italia, de la manera que le pareció más oportuna: “El TAV ha de ser saboteado. Para eso precisamente sirven las cizallas: son muy útiles para cortar las verjas. Las mesas de negociación con el Gobierno han fracasado. El sabotaje es la única alternativa”, declaró el autor de Los peces no cierran los ojos (Seix Barral) en el periódico Huffington Post y en la agencia italiana Ansa.
Soy un testigo de la voluntad de censurar la palabra y esta sentencia será un mensaje sobre la libertad de expresión
El fiscal Antonio Rinaudo pidió una condena de ocho meses de prisión con atenuantes, porque “con la fuerza de sus palabras, sin duda ha incitado a cometer delitos”. “Soy un testigo de la voluntad de censurar la palabra y esta sentencia será un mensaje sobre la libertad de expresión”, dijo el escritor, que quiso aclarar que este proceso no era contra él, sino contra la libertad de expresión de su país. Días atrás ya señaló que estaría dispuesto a ir a la cárcel si tuviese que defender la libertad de palabra del escritor.
Pierde la velocidad
Antes de la sentencia, De Luca quiso leer unos pensamientos que ha acumulado a lo largo del proceso: “Confirmo mi creencia en que la denominada línea de alta velocidad debe ser obstaculizada y saboteada en defensa de la tierra, el aire y el agua”. Tuvo una leve mención para los“colegas” escritores que han estado en su contra en este tiempo, pero sobre todo agradeció a “la sociedad civil” y sus lectores que le hayan apoyado en todo este tiempo, con cientos de cartas públicas que ha archivado. “Ellos nunca me han abandonado”.
A un escritor le toca en suerte una pequeña voz pública. Puede usarla para contribuir a algo más que a la promoción de sus obras
“Si mi opinión es un delito, no voy a dejar de cometerlo”, escribió en su último libro, La palabra contraria (Seix Barral), acerca de su amenaza, la de todos. “El verbo sabotear es noble. Hasta Gandhi lo empleó”. Con esta sentencia, la impunidad de la opinión de De Luca queda a salvo de la censura, a pesar de que los abogados de la empresa señalaran que “los delitos se cometen tanto con la palabra como con los actos”.
En La palabra contraria cuenta cómo han tratado de atraparle a aquel entrecomillado y cuál es el papel del autor: “A un escritor le toca en suerte una pequeña voz pública. Puede usarla para contribuir a algo más que a la promoción de sus obras. Su ámbito es la palabra, de modo que le corresponde la tarea de proteger el derecho de todos a expresar la suya propia”. La palabra hoy vuelve a quedar en libertad.