Dos caballeros de unos sesenta años discuten a la sombra de uno de los centenarios árboles del Retiro. Uno trata de convencer a su amigo -de ideología contraria- de que se lea el libro que ha comprado en la Feria: "Esto te lo voy a dejar yo", dice. "Cuando tú te lo leas, me dices qué piensas", le insiste, dándole pequeños toquecitos en el hombro. Luego el señor le explica a este medio que el ejemplar elegido es Antiperiodistas. Confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela (Editorial Foca) de Fernando Casado Gutiérrez.
"Yo digo que los periodistas manipuláis constantemente la verdad, sobre todo en el tema de Venezuela, que es una santa mentira", increpa. "Todo por fastidiar a un partido político que todos sabemos cuál es". Su compadre menea la cabeza, en silencioso y divertido desacuerdo. "Jaime, ya vale", le pide. Pero su viejo amigo no le hace caso. "Mira, yo me leo 50 o 60 libros al año, pero busco que merezcan la pena, no la inmensa basura que se vende", continúa. "Y leo en papel, porque soy antiguo. No uso tarjeta de crédito, pago en efectivo... y mis libros los guardo, y cuando quiero los uso, los estudio, los colecciono".
Mira, yo me leo 50 o 60 libros al año, pero busco que merezcan la pena, no la inmensa basura que se vende. Y leo en papel, porque soy antiguo
Son las once y media de la mañana y el parque parece ya una romería bullendo bajo el sol: las niñas llevan camisetas cortas y enseñan al mundo los pircings de sus ombligos pequeños -agarradas del brazo de sus amigas, como ancianas prematuras-; los padres jóvenes empujan los carros y se paran a toquetear -"A ver si éste se familiariza, ¿no?", bromea uno, señalando a su crío de ojos inmensos-. Unos niños se acercan a un librero, muy tímidos y solemnes: "¿Perdón, tienen libros de Melendi?". El señor no se lo esperaba. "Sí, nos gusta Melendi...", musita el chico.
Una pareja de abuelos se detiene a hablar con nosotros: "Pues nosotros venimos todos los días a pasear por aquí... y siempre que está la Feria del Libro, ya ves", sonríe ella, dulce. "Venimos a comprar libros para las nietas, aunque no sabemos todavía qué vamos a elegir". ¿Y para ellos? El marido se confiesa adepto a las firmas de libros: "Pero sólo si quien va a firmar es de mis ideas. Si es Isabel San Sebastián o Federico Jiménez Losantos, sí". Y siguen paseando, juntos y lento.
Todas las Españas
No es que confluyan las dos Españas en la ristra de casetas -seguidas como las cuentas de un rosario-; es que La Feria del Libro es, como decía Machado, "rompeolas de todas las Españas". Hay una tensión -un levísimo redoble de tambor- en los segundos que tarda el paseante en rebuscar en su bolsa de papel y sacar al aire su elección. Libros históricos -la guerra civil sigue siendo recurrente-; Farándula, de Marta Sanz; Nos vemos en esta vida o en la otra, de Manuel Jabois; El tríptico de los encantados, de Max; Manual para mujeres de la limpieza, de Lucía Berlín.
Algún fiel a Pérez-Reverte; alguna adicta a Marwan; La chica del tren, de Paula Hawkins, que resiste incansable. Blue Jeans [suspiro de lectora, recién cumplidos los 14], "que además es simpatiquísimo..."; La tierra que pisamos, de Jesús Carrasco. Guías de viaje, diccionarios árabes, un poemario de Miguel Hernández por ahí que devuelve la fe. También algún tomo "sobre DAESH, para conocer bien lo que está pasando", como cuenta Miriam, una profesora que ha llevado a sus alumnos a pasar la mañana en El Retiro.
La tierra que pisamos, de Jesús Carrasco. Guías de viaje, diccionarios árabes, un poemario de Miguel Hernández por ahí que devuelve la fe. También algún tomo "sobre DAESH, para conocer bien lo que está pasando"
Se puede jugar a imaginar, a evocar, a leer un título en el rostro de la gente, pero la predicción siempre es superficial y osada. Elegir un libro es como elegir un amor -¿será que se elige o que lo adivinan las manos, y entonces...? ¿Por qué es tan difícil que se encuentren -libro y lector, en comunión- pero a veces pasa?-.
Lorca y Alberti por 3000
También es verdad que hay cada joya que hace la boca agua. José Antonio Valladares dirige la Librería Alfaro, especializada en bibliofilia, libros de arte y facsímil. Lo pillamos muy liado en su caseta, con las gafas a media nariz, ordenando títulos y cuentas. Y desde el estante, como si tuviera pupilas y pestañas espesas, un Romancero gitano de Lorca -mayúsculo, hermoso- nos clava su ojo de letra. "Este es un libro muy raro", cuenta el librero.
"Se editó para conmemorar el 50 aniversario del Romancero... en el 77. Y coincidió con la vuelta del exilio de Alberti. Y como eran amigos, Alberti y Lorca, en este homenaje le prepara 19 litografías. Aquí está la firma de Alberti y la de Lorca, mira. ¡De puño y letra! Es muy raro de encontrar en el mercado. Yo creo que se venderá esta Feria...". 3000 euritos cuesta el dulce. Los lectores pasan, le acarician el lomo y siguen su camino: hay una tentación de hipotecarse por él y mañana pensar que la austeridad al carajo.
Ya sabes que los libreros nos caracterizamospor ser pesimistas; yo me deprimo a mí mismo: hemos calculado que este año haremos un 15% menos
Los pudientes que vayan a lo grande pueden dejarse convencer por Las muy ricas horas de Juana I de Castilla, de Ediciones Patrimonio, una obra de arte de la que sólo hay 500 copias. Poca broma: en esas páginas hay piedras preciosas y oro de ley. Cada ejemplar está valorado en 12.000 euros. Es la pieza más cara de toda la Feria del Libro.
Cómic experimental
Jaime regenta la librería The Cómic Co, la primera especializada en novela gráfica del paseo. "Me ha tocado así este año", se encoge de hombros. "Es una incógnita si es bueno o malo". Ya anda haciendo sus estimaciones, pero avisa de que acostumbra a ser pesimista: "Ya sabes que los libreros nos caracterizamos por eso; yo me deprimo a mí mismo: que hay un margen muy pequeño, que ay que este año se vende menos... pues un colega, con buen criterio, ha calculado que este año haremos un 15% menos", explica. "Porque el año pasado hubo un día más de fiesta y eso se nota mucho. Y porque hay una final de la Champions en sábado, que es día fuerte... dicho esto, lo importante es que el tiempo acompañe".
Si queremos una "recomendación selecta", nos enseña Aquí, de Richard McGuire, gran premio del Festival de Angulema. "Es el tebeo más experimental que tenemos. Habla del paso del tiempo en el salón de una casa. Hay distintos períodos... desde años antes de Cristo hasta el futuro". Le brillan los ojos cuando pasa las páginas. "Esto salió de una historieta corta que dibujó este autor en 1984 para la revista de Art Spiegelman". Y, si preferimos "algo comercial", lo tiene claro: 13, rue del percebe, de Ibáñez. "No pasa de moda".
Mili Hernández, librera especializada en LGTB, recuerda cuando le echó una "pequeña bronca" a la reina Sofía y le regaló 'Sodoma Chueca'
Cristina, de Lex Nova, nota que "la mayoría del público que viene a la feria es femenino", también "muchas familias... buscan libros para el verano". Mili Hernández -librería Berkana, especializada en homosexualidad y estudios de género- cuenta que lleva "cerca de 20 años viniendo a la feria y visibilizando la cultura LGTBQ": "Recuerdo cuando paró aquí el rey emérito... el hombre no sabía en qué caseta paraba", relata, divertida. "Me dijo '¿qué tal le va a usted?', y le digo 'a mí como siempre, porque con esta especialidad...'. Se queda mirando y dice... '¡ah, sexualidad!'. Le dije que no, que homosexualidad", continúa.
"Justo se acercaba Gallardón y le dice el rey: 'Mira, esto es lo de los mariquitas, tal'. Yo le dije: 'Y lo de las bolleras también'. Y nos echamos a reír. Hubo buen rollo". No corrió la misma suerte la reina Sofía, que el año que pasó por Berkana pilló cerca de sus polémicas declaraciones sobre los homosexuales registradas en el libro de Pilar Urbano. "Nada, que la señora decía que no le parecía bien que gays y lesbianas se pudieran casar... llamó cabalgata al día del Orgullo Gay...¡con la cabalgata que montó su hijo cuando se casó...! Total: que cuando vino le eché una pequeña bronca y le regalé Sodoma Chueca, una historia cultural de la homosexualidad en España. Y se la regalé para que entendiera nuestra realidad aquí".
Esteban, el veterano
Esteban Sanz es un veterano de La Feria del Libro. Un luchador, un resistente. "No creo yo que haya aquí muchos libreros con 84 años", dice. Regenta las Librerías deportivas Esteban Sanz y ha recibido varios reconocimientos por su labor, tanto de la Comunidad de Madrid como del Ministerio de Cultura. "Fundación 1958", recalca. "Son ya 40 años viniendo a la Feria del Libro. Pero vamos, que esto es una ruina. Esta mañana no se ha vendido apenas nada. La gente mira pero...", balbucea, con tristeza. "Desde 2008, hemos perdido, más o menos, el 12% cada año. Ahora mismo estamos en el 32% de ventas, y los gastos han subido un 22 o 23%... con lo cual somos millonarios, claro, pero en deudas".
¡Los niños todo el día con las pantallas! Pero pregúntales de la realidad: no saben nada. Es que los críos ya no saben leer. ¡Ni escribir! Todo les cansa...
Le deprime eso de internet. "Yo creo que está destruyendo la educación. No quiero creer que sea un beneficio para España. ¡Los niños todo el día con las pantallas! Pero pregúntales de la realidad: no saben nada. Es que los críos ya no saben leer. ¡Ni escribir! Todo les cansa... todo ininteligible...", resopla. Pero se recompone enseguida. "Quiero creer que algo habremos hecho bien. Yo aguanto, aguanto a pesar de todo. Porque soy joven todavía y me lo puedo permitir". Y sonríe, medio irónico, mientras se despide estrechándonos las manos.