Se ha ido el hombre que abrió Vietnam en canal y la contó por dentro en Despachos de guerra, su obra imprescindible: crónica viva para la revista Esquire entre 1967 y 1969. Michael Herr ha fallecido a los 76 años. Así lo ha confirmado Knopf, su editor, en un comunicado, explicando que el escritor ha muerto en un hospital de Nueva York tras una larga enfermedad.
Es considerado uno de los escritores más respetados del nuevo periodismo -de la mano de Tom Wolfe, Truman Capote o Normal Nailer-; se le recordará siempre por sus reportajes novelados en los que la presencia y la mirada del periodista eran igual de jugosos que la propia historia. Herr contó de primera mano, y sin censuras, la vida de los soldados reclutados. Se alejó de las ruedas de prensa diarias del gobierno de Estados Unidos para camuflarse entre los hombres que se jugaron el cuerpo, documentó el miedo, el agotamiento y hasta las drogas que vio entre los combatientes.
Nominado al Oscar
Al regresar a EEUU, Herr empezó a describir Despachos de guerra, pero no pudo acabarlo. Algo le fallaba dentro. Lo intentó durante 18 meses encerrado en su casa, sin éxito. Tuvo que separarse de su esposa un año, hasta que consiguió reunirse con su familia, recuperarse y terminar el libro. Su obra se publicó en 1977 con gran éxito: el New York Times lo consideró "el mejor libro que se ha escrito nunca sobre la guerra de Vietnam"; The Guardian lo incluyó, este mismo año, en su lista de "mejores libros de no ficción de todos los tiempos". El periodista gonzo Hunter S. Thompson dijo de él: "Todos hemos pasado diez años intentando explicar lo que ocurría en nuestras cabezas y nuesras vidas... hasta sobrevivir. Pero Despachos, de Michael Herr, nos deja a todos en la sombra".
Después de su boom editorial, Her comenzó a trabajar en Hollywood. Escribió el guion de la película Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, en 1979, -que se basa en extractos de Despachos- y fue también coguionista de La chaqueta metálica (Stanley Kubrick, 1987), con la que consiguió una nominación al Oscar. Le pidieron repetidas veces más libros sobre Vietnam. Eso le enfadaba. No quería volver allí -ni revelar la historia a través de sí- nunca más.