Un grupo de libreros independientes de Londres ha decidido levantarse contra el mundo moderno y volver limitar su negocio a la experiencia de comprar y buscar libros. Es decir, el modelo tradicional de librería, en lugar del centro de ocio en el que se han transformado para captar clientes.
Los libreros afirman a The New York Times que conforme sus librerías y sus clientes se desconectan de la red, aumenta su conexión con el mundo real y amplían sus contactos personales y profesionales. De hecho, estas tiendas se están convirtiendo en los lugares de reunión más populares de Londres, por una razón muy sencilla: el placer de ir a la librería, de encontrarse con el libro que buscan o escuchar al librero la recomendación que tiene.
Su mantra es sencillo: en la era digital, las librerías tienen que ser un refugio para el exceso de información
“Celebramos la curación humana de los algoritmos”, dice Rohan Silva, el fundador de Libreria Books, que abrió en febrero como un espacio libre de wifi y de café en el East End londinense. Silva era asesor del ex primer ministro David Cameron y un lector voraz, pero que -como el resto de los bibliófilos de Londres- se encontraba con que cada vez que iba a una librería su experiencia se interrumpía con miles de sonidos de aparatos electrónicos.
“Queremos que la gente use su intuición para comprar libros”, señala el librero. “Hoy en día puedes encontrar wifi en cualquier lugar, pero no es necesario en una librería”. Silva se ha unido con otras seis tiendas de libros, como Tenderbooks o Word on the Water. Todas son librerías independientes sin cables de alta velocidad. Pretenden resistir a un mundo cada vez más tecnológico, lleno de distracciones. Un mundo donde el ‘síndrome Starbucks’ -leer tus correos mientras tu libro languidece- inunda las librerías-cafeterías. Su mantra es sencillo: en la era digital, las librerías tienen que ser un refugio para el exceso de información.
A esta saturación se le incluye otro problema: las librerías cada vez se parecen más a sitios donde lo principal es beber y navegar por internet, mientras que los libros quedan relegados a un segundo plano. La ausencia de café no es más que la ausencia de distracciones en torno al acto de leer.
En 2015 se cerraban dos librerías y media al día
La industria cultural ha optado en los últimos años por diseñar conglomerados de espectáculos, actividades, café, pastelería y wifi que relegan a una pequeña esquina a los libros. El reclamo esconde su verdadero ser bajo el cartel de cafetería, ¿lleva el miedo al vacío de las librerías, a la ausencia de clientes, a la distracción del producto?
En España en 2015 se cerraban dos librerías y media al día. El Mapa de Librerías de España de 2014 mostraba que en ese año cerraron 912. Pero nacieron 226. El sector avanza desde los últimos años hacia un modelo de negocio rentable, porque las librerías se convierten en espacios culturales.
Sin embargo, frente a este modelo de negocio el Laboratorio de ideas sobre el libro elaboró un informe en 2015 encuestando a usuarios de librerías. El documento recoge, entre otras cosas, el deseo de los clientes de tener librerías con más libros y mayor tranquilidad. Los lectores buscan espacios donde de verdad se recoja el espíritu de los libros, en lugar del comercial. ¿Han sabido los libreros españoles escuchar a su público?
Los lectores españoles quieren librerías con más libros y tranquilidad
La librería Cervantes y compañía, en Madrid, abrió hace cuatro años y decidieron “apostar por una librería de las de siempre”, cuenta María, socia del negocio. Su prioridad era “hacer una buena selección de títulos” y “ejercer este hermoso oficio de librero, ya un poco en desuso”. “No tenemos servicio de wifi, ni de cafetería, pero si alguno de nuestros lectores quiere tomarse un café o una cerveza se lo ofrecemos, por supuesto”. Pero la librería de María y sus socios propone un espacio para realizar actividades de distinta índole, para el que sí ofrece un servicio de catering.
En la librería Tipos Infames -libros y vino-, sí que cuentan con servicio de wifi. Pero Alfonso Tordecillas, parte del equipo de la tienda, afirma que no es “trascendental”. “Es un espacio abierto a la cultura donde el libro es lo central. Si puedes ojear libros tomándote una cerveza no pasa nada”, cuenta. “No creo que El Prado sea mejor museo por tener wifi, una tienda de merchandasing o cafetería, no es un criterio para definir una pinacoteca”.
En La Central de Callao, un edificio de varias plantas que cuenta con espacios para actividades, cafeterías y librería, el wifi no es un reclamo o, al menos, no para la tienda de libros. Clo Vautherin, representante de La Central, cuenta que según su visión del mercado no se “trata sólo de vender libros, sino de que haya discusiones a su alrededor”. Vautherin piensa que la iniciativa de los libreros londinenses “está bien porque rompe con lo que tenemos ahora y recupera un modelo anterior. Se habrán dado cuenta de que tener tanta tecnología para el nivel de venta no es bueno”. “En Inglaterra los hábitos de lectura son distintos, se lee más, los libros son más baratos”, cuenta la librera.
“Creemos que lo que hay en los libros es más interesante que internet y asumimos que todo el mundo que va a una librería piensa eso", explica Tamsin Clark, el propietario de Tenderbooks. La librería de Clark nació en 2014 en el corazón de Covent Garden. "Es necesario esto en el clima cultural en el que vivimos, ofrecemos un tiempo de respiro creativo en el corazón de la ciudad”, esboza.
Creemos que lo que hay en los libros es más interesante que internet y asumimos que todo el mundo que va a una librería piensa eso
Esta iniciativa ha doblado los clientes en la librería de Silva e incluso viajeros de todo el mundo han ido para conocer esta rareza del siglo XXI. Libreria Books es un espacio donde, tomando ideas del clásico de Borges La biblioteca de Babel (1941), se pretende crear una experiencia espiritual que, según su dueño "el wifi arruinaría". Las secciones están organizadas temáticamente por una selección de comisarios del mundo de la literatura, de la política y de los medios de comunicación que han creado categorías como ‘Madres, vírgenes y prostitutas’ o ‘El mar y el cielo’. Silva explica que el próximo conservador será el nuevo alcalde de Londres, Sadiq Khan.
Los libreros londinenses lanzan un mensaje universal, ¿es necesario esconder libros con cultura?