Los policías metropolitanos de Londres ahora también harán de bibliotecarios por iniciativa propia. Hace unos meses el agente Steve Whitmore detuvo a un joven de 18 años acusado de asalto y posesión de drogas. Cuando el chico estaba bajo custodia policial le preguntó al agente si le podía dejar algo para leer. Sin embargo, Whitmore no pudo encontrar ninguna obra en la comisaría que le pudiera gustar, de modo que le dejó el libro que él estaba leyendo: El guardián entre el centeno.
Cuando el chico tuvo la novela entre sus manos “la expresión de su rostro era increíble, su actitud y su hostilidad hacia mí cambiaron por completo. El libro creó un terreno común entre nosotros, me dijo que nunca antes le habían dado uno y eso realmente me conmovió”, cuenta el agente Whitmore. El espacio que se creó entre ambos hizo pensar al policía sobre el poder que tiene la literatura para unir a personas diferentes y, sobre todo, como refugio en momentos de tormenta. De modo que el agente Whitmore decidió crear Books in the Nick (libros en comisaría), una iniciativa para que todos los detenidos puedan tener en algo que leer mientras esperan a que su caso se resuelva, la espera puede ser de 24 horas o más y durante ese tiempo se encuentran completamente incomunicados.
El agente Whitmore decidió crear Books in the Nick, una iniciativa para que todos los detenidos puedan tener en algo que leer mientras están detenidos
Books in the Nick trabaja con la organización Give a Book (Dar un libro) que se creó en 2011 en memoria del escritor británico Simon Gray (1936-2008) y colabora con la iniciativa de Whitmore donando los libros que después estarán en las comisarías de a Policía Metropolitana de Londres. Entre las labores de los agentes que colaboran con Whitmore, se encargan de seleccionar los libros que mejor se adaptan a las necesidades y edades de los detenidos.
“La edad media de los niños detenidos es de entre 15 y 17 años, pero hay niños de diez años que pueden ser arrestados o detenidos hasta que contactemos con sus padres o tutores y se presenten en la comisaría. Pero pueden llegar a estar toda la noche en una celda sin nada para hacer”, cuentan en la web del proyecto. El agente Whitmore afirma que “el objetivo es cambiar eso”.
Un puñado de libros en una celda la primera noche que alguien llega puede marcar la diferencia y ayudar a reducir la angustia
Una de las administradoras del proyecto, Victoria Gray, afirmó a The Guardian que “el solo hecho de dar un libro puede cambiar una situación difícil, la lectura puede abrir puertas y mejorar la vida de las personas”. En ese sentido, el director de la Howard League para la Reforma Penal en Reino Unido, Frances Cook, contó al periódico que “un puñado de libros en una celda la primera noche que alguien llega puede marcar la diferencia y ayudar a reducir la angustia”. Cook afirma que la “idea es fantástica” y que pretende animar a “todas las cárceles para que tengan libros en sus celdas tan pronto como alguien llegue”.