Entre la nube de cargos institucionales, políticos y empresarios que rodeaban a los reyes emergía en la entrega del Premio Cervantes a Eduardo Mendoza, la figura de Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid. Hoy había vestido comedido y no llovía en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, así que nada de paraguas rojigualda. Pero con Ignacio González en el calabozo y las supuestas amenazas urdidas por el director de La Razón, Francisco Marhuenda, y del presidente del periódico, Mauricio Casals, contra la presidenta del PP de Madrid, Cifuentes parecía mucho más alta.
Tal y como adelantó EL ESPAÑOL, que tuvo acceso a las grabaciones en las que se desprende cómo ambos directivos presionaron a la máxima responsable de la Comunidad de Madrid, para evitar que denunciara el desfalco llevado a cabo en el Canal de Isabel II por el anterior Ejecutivo. Como si fuera una escena de una novela negra, el Premio Cervantes se ha convertido en un capítulo más de la trama de la Operación Lezo.
Prohibido fotos
Tras la ceremonia, los discursos y los aplausos, los invitados se acercaron al tradicional ágape y allí se cruzaron dos de los protagonistas del día: Cifuentes y José Creuheras (presidente del grupo Planeta, de La Razón y de la editorial que publica a Eduardo Mendoza), ambos citados por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco para declarar como testigos. La presidenta habría sufrido las advertencias de los directivos y el presidente habría tenido conocimiento del comportamiento de éstos y habría ordenado el cese de su campaña de desprestigio contra Cifuentes.
Felipe VI, Cristina Cifuentes y José Creuheras se juntaron en un momento y el monarca pareció aleccionarles con alguna frase rápida, que ninguno de ellos replicaron. Protegidos por las fuerzas de seguridad de la Casa Real, con la orden de prohibir cualquier foto de los invitados que miraban con atención el encuentro, los dos testigos quedaron amparados para conversar y alargaron el inesperado encuentro durante cuarto de hora. No hubo aspavientos ni tensión aparentes, de hecho Creuheras habría acabado con el plan de Maruhenda para proteger a Rodríguez Sobrino, mano derecha de Ignacio González. Fuentes cercanas a la presidenta cuentan a este periódico que se trató de una conversación templada y amistosa.
“Le hemos dicho que eres un soldado nuestro, que eres intocable para nosotros y ella por las malas tiene mucho que perder. En una guerra no puede ganar”, le dice en una ocasión Marhuenda a Rodríguez Sobrino en las grabaciones -a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL- para informarle de sus avances tras una reunión con Cifuentes, a mediados de 2016. Rodríguez Sobrino pide entonces que la presión aumente. “Paco tienes que decirle: ‘esto ha llegado muy lejos, Edmundo es uno de los nuestros y queremos una solución para él’. Están buscando en los cajones de los armarios, buscando guarrerías a la desesperada”.