Jorge Luis Borges decía que escribir es fabricar borradores. "El concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio". Por eso se repite a veces, como en La doctrina de los ciclos y La perpetua carrera de Aquiles y la tortuga, pero es cierto que esa filosofía suya de escritura fragmentaria, no conclusiva, es la que acaba dando coherencia a toda su obra. Uno lee a Borges y va saltando no sólo del laberinto al espejo, sino también de la simetría a la reelaboración, al árbol enorme y milenario de su genio, con ramas hermanas que regresan a un tema de conversación antiguo que no llegó a escrutar del todo.
Borges esencial (Alfaguara) es la última edición conmemorativa de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Como su intención es divulgar grandes títulos de la literatura y resucitar a autores emblemáticos quitándoles el polvo, el libro es una belleza asequible: tapa roja, cubierta dura, contenido primoroso y precio de título de bolsillo. Allá va, 35.000 ejemplares de salida para subrayar el relieve de ese hombre que decía que "el olvido es la única venganza y el único perdón".
La RAE persiste en su línea preñada de testiculario: igual que en toda su historia han pasado por sus sillones 474 académicos y sólo 11 de ellos han sido mujeres, de las 10 obras conmemorativas que ha impulsado desde 2004, sólo una de ellas ha sido dedicada a una mujer, Gabriela Mistral. Teniendo en cuenta, eso sí, que El Quijote lo editaron por segunda vez en 2015.
De las 10 obras conmemorativas que la RAE ha impulsado desde 2004, sólo una de ellas ha sido dedicada a una mujer, Gabriela Mistral
Sus propios responsables -y su misma web- dice que este ciclo está dedicado a los "grandes patriarcas" de nuestra literatura: Cervantes, García Márquez, Neruda, Carlos Fuentes, Vargas Llosa, Rubén Darío, Camilo José Cela... De las matriarcas no se acuerdan -¿o, en base a su criterio, no las hay?-. Según Darío Villanueva -director de la Academia-, algunas de esas ediciones previas han alcanzado "cifras millonarias de circulación en sus ejemplares", lo que les honra en su misión de "crear nuevos lectores de literatura española".
Los 'grandes patriarcas'
Dice Francisco Javier Pérez, secretario general de la ASALE, que no le gustaría que sus "proyectos panhispánicos dedicados a los diccionarios y la ortografía" hicieran creer que "desde las academias nos hemos olvidado de la literatura, y viene a ser todo lo contrario": "Este conjunto de libros quiere decirle al público que los académicos, incluso aquellos que se relacionan más con el asunto de la lengua, están perfectamente ganados a entender que la literatura es la parte fundamental en la que nuestra lengua se distrae, se enriquece y se engalana con las mejores vestiduras". Y vuelve a reincidir en la importancia de los "grandes patriarcas".
Pérez recordó que uno de los autores más queridos de Borges era Oscar Wilde, porque decía que "su literatura era tan fresca que parecía que había sido escrita durante la mañana"
Pérez recordó que uno de los autores más queridos de Borges era Oscar Wilde, porque decía que "su literatura era tan fresca que parecía que había sido escrita durante la mañana". "De alguna manera, cuando uno lee a Borges siente eso mismo, y la excelencialidad de las piezas aquí contenidas, en esta antología, va en esa dirección", explica. "Su frescura es actualidad. El referente o el asunto claro de su obra es lo que nos dice permanentemente cuáles son nuestros temas, nuestras angustias, nuestras ideas sobre las cosas".
La selección ofrece íntegras dos de las obras fundamentales del autor, Ficciones y El Aleph, además de una recolección de sus mejores ensayos y poemas. Es la dicotomía de siempre. A Borges se le recuerda especialmente por sus cuentos, pero él tenía aspiraciones muy diferentes. Estallaron en 1963, en una entrevista concedida a L'Express, cuando exclamó: "¡Un poeta, evidentemente! ¡Creo que no soy sino eso! ¡Un poeta torpe, pero un poeta... espero!". Y lo era, sin duda, cuando decía: "Es el amor con sus mitologías / con sus pequeñas magias inútiles. / Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. / Ya los ejércitos me cercan, las hordas. / (Esta habitación es irreal; ella no la ha visto). / El nombre de una mujer me delata. / Me duele una mujer en todo el cuerpo".
Un autor "más citado que leído"
El profesor Teodosio Fernández, a este respecto, recuerda que Borges es un autor "mucho más citado que leído": "Puedo hablar con conocimiento de causa. Participé en las ediciones que le dedicó Alianza Editorial y, cuando se hicieron los libros, se vendía Ficciones, lo demás no se vendía", cuenta.
"Es normal: se habla mucho, se lee poco y se publica más de lo que se lee. Su obra poética es fundamental, pero durante mucho tiempo nos ha interesado más la historia de la literatura que la propia literatura". Fernández apostilla que "Borges cada vez es más querido por ese público minoritario que lee poesía. Uno podría pensar que este libro tiene muchas páginas de cuento y pocas de poesía, pero la verdad es que se hace un libro que responda a las expectativas del lector. ¿Que es un gran poeta? Sí".
Eso de 'autor universal, intelectual...', esas calificaciones no significan nada. Hemos conseguido hacer de él un escritor intelectual que parece pensado para filósofos
Por último, el profesor Teodosio ha recomendado a los que aún no conozcan al autor "que no se lean la teoría antes de conocer a Borges" porque "entrarán en un barullo simbólico". "Eso de 'autor universal, intelectual...', esas calificaciones no significan nada. Hemos conseguido hacer de él un escritor intelectual que parece pensado para filósofos. En sus primeros ensayos luce la nadería de su personalidad, pero luego madura y entiende que la religión y la filosofía son ramas de la literatura fantástica, y que le interesan por lo que tienen de singular y maravilloso, no como prueba de la vedad". Es decir: aléjense de sus ensayos, quédense con sus cuentos y poemas.