Amy Stewart da una patada a la novela policíaca clásica. La escritora estadounidense acerca al lector la vida de Constance Kopp, la primera mujer ayudante de sheriff: una novela como excusa para subrayar el discurso reivindicativo femenino y un ejemplo encuadernado de lo que aún queda por hacer.
En Mujer policía busca problemas (Siruela) Stewart ha creado un personaje que se desenvuelve en un ambiente donde el hombre es el epicentro de la vida social y económica. En una sociedad americana tradicional, Constance rompe con el convencionalismo y hace frente a las situaciones y personas que le impiden cumplir su objetivo, que es sacudirse los tópicos y las limitaciones impuestas para convertirse en la primera mujer policía.
En 'Mujer policía busca problemas', Stewart ha creado un personaje que se desenvuelve en un ambiente donde el hombre es el epicentro de la vida social y económica
Esta novela policíaca, con aire a western, aporta al género una obra en la que el personaje femenino es el centro de la trama y la única narradora. Kopp sufrió el acoso de un cacique local, se enfrentó a los empresarios y consiguió ser la única mujer en llevar una pistola, perseguir fugitivos, trabajar como vigilante de seguridad en una cárcel y hasta mutar en la enemiga número uno de las mafias. “La señorita Constance Kopp (…) en cierta ocasión se escondió detrás de un árbol junto a su casa en Wyckoff, Nueva Jersey, y esperó cinco horas hasta que tuvo a tiro a una banda de la Mano Negra”, escribe Stewart.
La amiga de las presas
Resulta interesante también cómo su lente femenina escruta el mundo y cómo su empatía le facilita relacionarse y acercarse a la condición humana. “Era la hora calma y tenue que precedía a la cena, cuando las reclusas de mayor edad se levantaban lentamente de la siesta. Me gustaba entonces sentarme con una u otra para intentar ganármela. Al despertar, recordaban que estaban en la cárcel, y que por tanto no tenían la obligación de hacer la cena, y sentían cierto alivio, aunque no dijeran nada”, cuenta la autora.
“Era una hora en la que se ponían filosóficas, y les entraban ganas de hablar; a diferencia de las mas jóvenes, que preferían venir a mí hacia medianoche, cuando los miedos y secretos les privaban del sueño y del sosiego”.
Sus funciones como ayudante del sheriff se limitaban, según la normativa, a la resolución de problemas en los que estuvieran implicadas las mujeres: ayudarles con los papeles del divorcio u ofrecerse como asesora
Sus funciones como ayudante del sheriff se limitaban, según la normativa, a la resolución de problemas en los que estuvieran implicadas las mujeres: ayudarles con los papeles del divorcio u ofrecerse como asesora, en caso de que una mujer tuviera problemas judiciales. Este era el trabajo que le correspondía y que no iba a aceptar en ningún caso.
La desigualdad de 1914 y la de hoy
Atrapa el juego de roles entre Kopp y el Sheriff Heath. El humor y la ironía entre ambos nace de su complicidad y consigue crear un ambiente entretenido en la sala de interrogatorios que, aún así, mantiene en misterio hasta el final. A pesar de su amistad, la desigualdad entre ellos no deja de ser evidente. La falta de equidad en el ámbito laboral en 1914 entre hombres y mujeres se daba por hecho y pocas personas luchaban por combatirlo. Más de un siglo después, Stewart descubre la historia y algo sigue rechinando: que una mujer se gane el espacio tradicionalmente ocupado por un hombre y que la sociedad la deje avanzar en él es una tarea pendiente.
Stewart dejó de lado los libros de botánica a los que dedicaba su tiempo de escritura para crear, gracias a la vida de Kopp, la novela sobre una heroína con pistola
Stewart dejó de lado los libros de botánica a los que dedicaba su tiempo de escritura para crear, gracias a la vida de Kopp, la novela sobre una heroína con pistola. La escritora ha vendido miles de copias de sus famosos libros sobre botánica, sin embargo, la historia de la joven Kopp le atrapó y se rindió ante sus aventuras. Las ganas de escribir sobre la gente, de hablar de alguien y dar voz a personas con historia, hicieron que al toparse con un artículo sobre Constance surgiera la necesidad de hacer una obra de ficción.
Juntas forman una ecuación que despeja las dudas sobre la valía de la mujer. A través de Constance la autora da voz a todas las mujeres. Constance no es una heroína por llevar pistola ni Stewart una apuesta en pro de la mujer por erigir un personaje femenino dentro de un ámbito masculino. Ambas lo son en sus respectivas disciplinas por hacerse hueco donde todavía escasea y hacer suyo lo que les pertenece. Una novela escrita y protagonizada por mujeres. Dos personas, de diferentes épocas, que han levantado la mano, agarrando la pluma y la placa, para crecer creyendo en sus respectivos oficios.