Planeta aguarda la declaración de Carles Puigdemont, tal y como adelantó este periódico el pasado sábado. Si este martes el presidente de Cataluña decide desconectar a los catalanes de los españoles, Planeta cumplirá con las advertencias que realiza desde hace años la familia Lara: la empresa de contenidos de entretenimiento buscará una nueva ubicación para la sede empresarial. De momento, en cinco días tienen que entregar el Premio Planeta (601.000 euros) en el Palacio de Congresos de Cataluña, ante un millar de personas.
Puede ser el último premio concedido en Barcelona, antes de volver a celebrarlo en Madrid, como se hizo en los orígenes del galardón mejor dotado de las letras en castellano. Mientras tanto, y con una inestabilidad inédita en el seno del grupo, se enfrentan al mayor lanzamiento internacional de todas las novedades desde que Planeta es Planeta: la nueva novela de Dan Brown, Origen. La quinta entrega de las intrigas del autor con 200 millones de libros vendidos y traducido a 56 lenguas, transcurre en España o lo que queda de ella.
Robert Langdon, profesor de simbología e iconografía religiosa de Harvard, acude al Museo Guggenheim de Bilbao “para asistir a un trascendental anuncio que cambiará la faz de la ciencia para siempre”. Langdom descubrirá las respuestas de la humanidad. Casi nada. El lugar elegido para el lanzamiento en todo el mundo es la ciudad condal, desde La pedrera, el próximo martes 17, dos días después de la concesión del Premio Planeta. Una semana decisiva para la empresa y para el país.
El protagonista pasea la trama por Madrid, Bilbao, Sevilla y Barcelona. Brown adelanta a través de su editorial que siempre ha considerado a España “una tierra de hermosas paradojas”. “Un lugar poseedor de una rica tradición e historia que, al mismo tiempo, no deja de labrar el futuro innovando en ciencia y tecnología”, asegura el autor estadounidense. Quizá hace mucho que no visita el país. De hecho, España fue el primer país que visitó la primera vez que salió de EEUU. Tenía 16 años y estuvo viviendo con una familia en Asturias.
“Una familia maravillosa. Durante mi visita, me enamoré de la cultura, de la historia y, sobre todo, de la gente y su lengua. Después he regresado once veces a España (muchas más de las que he visitado ningún otro país), incluso durante un año asistí a clases en la universidad de Sevilla”, explica el autor en las hojas promocionales.
Ahora aterrizará en Cataluña sin España y viceversa, si Puigdemont cumple con lo anunciado. Ya sea una desconexión retórica o apostólica, el nuevo título de su multimillonaria producción aparecerá tanto en castellano como en catalán y con una portada que homenajea a Barcelona. Es el mayor escaparate turístico al que puede aspirar cualquier ciudad, la mayor promoción: una portada de Dan Brown.
Ya les pasó a Roma, París y Florencia, con las anteriores entregas de la saga (El código da Vinci, Ángeles y demonios o Infierno). “Los escenarios de las novelas de Dan Brown siempre han sido un elemento clave en sus tramas”, se puede leer en los recursos de marketing que ya ha distribuido la editorial. Sobre todo si los cruza Tom Hanks en la gran pantalla.
La lotería le ha caído a Barcelona, que brilla en la portada de la nueva entrega. Bajo el nombre del autor y el título (más pequeño) aparece una vista nocturna de Barcelona, con la Sagrada Familia y la Torre Agbar, bajo un cielo nublado. La imagen circular de la ciudad está rodeada por las chapas metálicas del edificio Guggenheim de Bilbao, diseñado por Frank Gehry.
“La Casa Milà tiene forma de signo infinito: una curva interminable que se repliega sobre sí misma y delimita dos abismos ondulantes que penetran en la construcción. Son dos patios de luces de unos treinta metros de profundidad, recurvados como una tubería parcialmente aplastada, que desde el aire parecen enormes lagunas en la cubierta del edificio”, escribe Brown de la ciudad. Es la mayor publicidad de la ciudad que decide esta semana su futuro. Langdon se muestra “maravillado ante la capacidad de Gaudí de impregnar su obra de una cualidad casi biológica”. Barcelona va a necesitar a Brown para recuperar al turismo. ¿Y Planeta?