Poesía a reventar. El Círculo de Bellas Artes lleno de amigos, lectores y de amigos lectores. Versos, aplausos y recuerdos. Sólo faltó la música (y alguna mujer en el escenario que hablara de Luis Eduardo Aute). “El mar era un silencio que se curó con olas”. Y el verso retumbó en el salón de las columnas, leído por el inventor de palabras Fernando Beltrán. Un verso que le hubiera gustado escribir a él. Un verso a punto de aforismo. Y Beltrán inventó una especial para Luis Eduardo: “Círculo de Bellas Autes”.
Junto a Beltrán, que definió al homenajeado como “gamberro del idioma”, estaba Miguel Munárriz y Luis Antonio de Villena. Todos celebraban la publicación de la poesía completa del cantautor. “Su poesía no se puede desvincular de la música”, ha dicho el último de los tres hombres. Villena ha destacado el sentido de enorme honestidad, de cierta sobriedad. “Él se quitó del primer plano, algo tan raro hoy en día. Por eso precisamente está en el primer plano”.
Él se quitó del primer plano, algo tan raro hoy en día. Por eso precisamente está en el primer plano
El poeta conoció a Aute cuando todavía veía la televisión, allá por los años cincuenta. Y recuerda de él, el sentimiento de transgresión de Aute, “pero no de cantautor que recita a Gabriel Celaya”. “Era una protesta distinta”.
El vocabulario del amor y la rebeldía
Belén Bermejo, editora del sello Espasa poesía que ha publicado el enorme tomo, ha asegurado que “Luis Eduardo Aute es el artista más completo de este país”. Recuerda que es un escritor que se ha detenido en el vocabulario del amor, el deseo, el pesimismo, el optimismo, la rebeldía y, siempre, con la esperanza de un mundo mejor. Ha recordado las palabras que Caballero Bonald de la introducción del volumen de la poesía completa. “Queda la poesía, queda la música, pero sobre todo quedan los amigos”, añadió la editora.
Fue en ese cine, te acuerdas, / en una mañana al este del edén, / James Dean tiraba piedras / a una casa blanca, entonces te besé
Con la voz entrecortada, Beltrán ha subrayado de Aute la capacidad para aprender, aprender y aprender. Aprender para saber más del otro. “El camino más fácil, la rendición más difícil”, ha cerrado sus palabras antes de fundirse la sala en un gran aplauso. Entre las palabras de unos y otros, las lecturas de Pastora Vega, Aitana Sánchez Gijón y José Luis Gómez.
Por último, Miguel Munárriz, responsable de la edición, ha escrito una carta a Luis Eduardo y le ha dicho que “a veces me ocurre como a ti, que no se qué coño me pasa, que no se quién soy”. “Este mundo nunca se pensó para alguien tan bello como tú, un fuerte abrazo”, ha rematado su misiva al creador, que se recupera en su casa. Parafraseando al protagonista de la noche, la edad no depende de los años, ni de los desengaños.
Calló la poesía, y habló la música en el escenario. Xoel López ha tocado Al alba, Miguel Poveda ha interpretado Prefiero amar y Ana Belén ha cantado Las cuatro y diez: “Fue en ese cine, te acuerdas, / en una mañana al este del edén, / James Dean tiraba piedras / a una casa blanca, entonces te besé”.