Los escritores conocen la muerte y la ejercen varias veces, como si no bastase con la clínica: en vida se celebran ya pequeñas defunciones en forma de fracasos y pérdidas, pero, una vez que se dice adiós al latido cardíaco, acaba llegando también la muerte social -cuando dejan de mentarte, de admirarte- y, por último, ¿o no?, la muerte editorial. Qué hacer con un autor del que ya se ha publicado todo, del que ya no quedan textos inéditos: ¿se le puede practicar eternamente el boca-boca a su trabajo, revisitándolo, prestándole nuevas miradas? Quizá sí desde la vocación, pero no desde la rentabilidad en ventas: las editoriales, a pesar de su componente romántico, son empresas, no ninguna ONG.
Es éste el caso de Francisco Umbral, que se fue hace diez años. La efeméride data de 2017, pero Planeta, que apoya con su patronazgo a la Fundación Umbral y posee los derechos de su obra, siendo su gran casa editorial desde los 70 -a partir de El Giocondo-, no ha homenajeado la década de su muerte con ningún libro. Es más: ha rechazado la idea. "Yo le ofrecí el libro Mis queridos políticos (Renacimiento, 2017) a Planeta y me dijeron que no les interesaba porque no vende", cuenta el autor y especialista en literatura Guillermo Laín Corona a este periódico. "Y si Umbral no vende en Planeta... ¿de qué estamos hablando? Fui a Renacimiento y lo aceptaron. En favor de Planeta hay que decir que gestionaron los derechos de autor, porque o nos cedían los derechos o no había libro. Se retrasó un poco el proceso, tardaron el firmar el contrato, por eso el libro ha salido más tarde de lo que a mí me habría gustado".
Yo ofrecí 'Mis queridos políticos' (Renacimiento) a Planeta y me dijeron que no les interesaba porque no vende
Laín Corona explica que primero se acercó a la Fundación, que le dio el visto bueno, y que de la cesión de derechos se encargaron Renacimiento y la propia Fundación. Renacimiento se lo confirma a este periódico: necesitaban a Planeta y contaron con su cesión. "Es verdad que Planeta, a pesar de ser parte del grupo de patronazgo, se ha quedado al margen, igual que Unidad Editorial, que están sin un duro". Como especialista en literatura, es consciente de que las editoriales "acaban desentendiéndose de sus autores tradicionales": "En el caso de Planeta, tienen el sello Austral, que ha sido importantísimo. Una colección fundamental que adquirió Planeta y que ahora tiene olvidada, se ha convertido en una colección de bolsillo y se dedican a reimprimir. Ahí estaban publicando a Umbral".
El protocolo: la quema de libros
Efectivamente: los últimos libros de Umbral publicados con Planeta han sido con el sello Austral, ahí Diario de un noctámbulo (2016) y Obra poética, 1981-2001 (2015). Ya no resultan rentables en el mercado. Ante el fracaso del producto editorial -sumado a la burbuja de exceso de publicación de la que adolece toda la industria-, el protocolo es la incineración de los libros. Imagínense qué imagen tan grotesca y lírica: una nave con todos los tomos no vendidos de Umbral ardiendo. Esta es la postal de la muerte editorial, que en este caso coincide con los 10 años sin el autor y periodista.
Sin embargo, aquí intervino la Fundación Francisco Umbral, que salvó, al menos, Diario de un noctámbulo de la quema. "Estos no los han quemado porque nosotros nos los hemos traído, los hemos salvado. Hubo excedentes de libros de ese título, y nos avisaron. Si no los hubiésemos cogido nosotros los habrían quemado, claro, porque es la política en general cuando un libro no se vende. Pero antes de destruir los libros, nos lo comunicaron y nosotros los vamos regalando en los actos que vamos celebrando".
Si no los hubiésemos cogido nosotros los habrían quemado, claro, porque es la política en general cuando un libro no se vende. Pero antes de destruir los libros, nos lo comunicaron y nosotros los vamos regalando en los actos que vamos celebrando
"Se publica en exceso", comenta Eva Serrano, editora y fundadora de Círculo de Tiza. "La inicieración editorial es mucho mayor que los libros que se venden. Es un genocidio". En Círculo de Tiza publicaron, en 2015, El tiempo reversible, los últimos 40 años de España minutados por Umbral. "Nosotros hablamos directamente con María España, su viuda, y nos cedió el material sin derecho alguno, nos lo regaló. Fue sorprendente, porque ahí aún no nos conocía mucha gente, estábamos empezando. Pero en nuestro caso queríamos publicar columnas, y las columnas pertenecen al autor, Planeta no tenía nada que ver ahí", relata. "Iban a cumplirse 40 años de la muerte de Franco y queríamos hacer el entierro de la Transición. Juan Carlos I había abdicado el año anterior, en 2014, y era el momento de hacer el entierro de la sardina y ver qué llevábamos al trastero", explica la editora.
"No nos ha ido mal con las ventas, dentro de nuestra modestia. Sacamos una tirada de 1.500 ejemplares y la hemos agotado, aunque eso es testimonial para una editorial como Planeta". El título de El tiempo reversible se dio porque "cuando lo empezamos a leer pensamos que era más actual que cualquier columna de los periódicos de hoy, tenía esa capacidad de trascender a su propio tiempo".
La muerte editorial
Serrano también cree en la muerte editorial de los autores. "Algunos mueren antes de morir ellos mismos, pero yo creo que un Joyce es recuperable permanentemente. O un Bolaño, que no sé cuánto le quedará, pero aguanta. Los que están más pegados a su tiempo caducan antes, pero hay otros que casi tienen un concepto filosófico del tiempo y resisten. Umbral creó un estilo que siempre es analizable, porque antes de él no se había hecho, literariamente, una reproducción de cómo se supone que habla la calle", sostiene.
España es muy cainita con sus autores. Yo creo que el 'he venido aquí a hablar de mi libro' lo mató. Se quedó como un señor Alzheimer
"Él hacía lo que no saben hacer los guionistas de hoy. Para muchos, el lenguaje de la calle se reduce a "coño", "puta", pero eso no es literatura". Reconoce que "España es muy cainita con sus propios narradores". ¿Es que el país le ha cogido manía a Umbral? "Sí, un poco. Era un ser que parecía bastante abominable como personaje, como persona lo desconozco. Cuando veo a su viuda no tiene nada que ver, pero no sé, a los escritores y artistas hay que juzgarlos por su obra. Yo creo que el 'he venido aquí a hablar de mi libro' lo mató. Se quedó como un señor Alzheimer".
Desde la Fundación Umbral, recuerdan que "todo el material inédito de Umbral ya está publicado, y quien lo ha publicado siempre ha sido Planeta". "Cualquier otra editorial que publique algo de él necesita la autorización de Planeta, que es patrono de la Fundación. Los dos últimos títulos que publicó Austral forman parte del compromiso que ellos tienen con la Fundación, es bueno llevar ese control. Hay dos reuniones al año con los patronos y ahí decidimos las actividades que se hacen". Reconocen que "el año de la efeméride no ha habido ediciones por parte de Planeta, pero sí muchas otras actividades, mesas redondas en la Biblioteca Nacional, caricaturas, etc".
Desde Planeta, consultada por este periódico sobre las mismas cuestiones -el dudoso legado editorial de Umbral, la vida literaria rentable de los autores y sobre si planean revisitarle próximamente, tal y como no hicieron a los diez años de su muerte- aseguran que están "valorando las propuestas que nos van llegando".