El historietista Daniel Torres, creador de Roco Vargas y de obras como "El octavo día", se adentra en su nuevo cómic en la vida de Picasso, a través de una recreación que plantea la posibilidad de que el pintor del "Guernica" hubiera participado en la Guerra Civil. Torres ha dicho en una entrevista a Efe que esta historia le ha servido para "reflexionar sobre el miedo que el artista tenía ante la muerte". El cómic, que publicará Norma Editorial el próximo mes de junio, se sitúa, explica Torres, en 1953, cuando Françoise Gilot acaba de poner fin a una relación de diez años en los que han nacido sus hijos Claude y Paloma Picasso -por primera vez una mujer lo deja-.
Sin aludir a ningún tema personal de familia, el historietista evoca ese "estado especial" en el que se encuentra Picasso y se centra en "la capacidad creadora de un artista que con 72 años se cree aún capaz pero que comienza a tener dudas de cuánto tiempo podrá seguir". Picasso es ya "una figura icónica del siglo XX, es miembro del Partido Comunista Francés, pero empieza a ser contestado" y en ese contexto el protagonista comienza a pensar que "ha habido partes en su vida que no se han desarrollado como él quería, y una de ellas es que le habría gustado luchar en la Guerra Civil española, pero no pudo ser porque en 1936 tenía 55 años".
Es entonces cuando Picasso encarga a un dibujante, Marcel, de origen español, que le haga una historieta en la que aparezca luchando en la contienda, en la Batalla del Ebro, pero con 25 años. A partir de aquí, Torres despliega "un juego de espejos, en el que se ve a Picasso de mayor (en 1953) y de joven (en 1936), pero también se ve a Marcel", que, explica el autor "soy yo disfrazado de mi padre". Esta argucia narrativa parte de un proyecto personal de Torres titulado "La verdadera vida de", pensado "para la gente que quiere reinventar su vida, y la chispa se encendió un día en Valencia viendo un libro sobre Picasso en el escaparate de una tienda".
Miedo a la muerte
"Siempre he tenido una duda sobre el trabajo de Picasso: me gusta mucho ver sus obras, pero al mismo tiempo me cansa, algo que no me pasa con Rembrandt o Van Gogh, y quería saber por qué me ocurría esto", comenta Torres en su estudio del barrio barcelonés del Poblenou. Tras dos años de documentación meticulosa, de leer bibliografía y monografías, y de dibujar, el autor fue enriqueciendo el germen de la historia conociendo "su concepción del arte, de la vida, sus fobias, pues Picasso tenía mucho miedo a que la última obra que estaba haciendo pudiera ser la última de su vida y para espantar esos miedos tenía el truco de que toda la obra que hacía en esa época no la acababa para que no fuera la última obra".
De la mano de Torres, "el personaje atribulado por su miedo a morir se transforma en un joven con muchas ganas de vivir, en un momento tan delicado de la Guerra Civil como en 1938 durante la Batalla del Ebro". La magia del cómic permite que convivan en el mismo volumen tres obras: "El libro que hago yo Daniel Torres; el cómic que le encarga Picasso al historietista francés, Marcel, que es mi padre, y luego la historieta que dibuja el joven Picasso en las trincheras del Ebro, que firma bajo el seudónimo de Pegasso".
No aclara Torres si este Pegasso existió y si Picasso pintó algún cómic y responde con complicidad: "si está dibujado, es cierto". El cómic está plagado de guiños a imágenes icónicas que Torres ha reunido pacientemente en los últimos años pensando en este proyecto como la fotografía de Chaplin vestido de soldado del cartel de su filme "Armas al hombro", la foto de Lee Miller de los soldados norteamericanos con Picasso en el París liberado; o la de Picasso con el traje de soldado de George Braque de la I Guerra Mundial, en la que el malagueño no pudo participar por no ser francés.
Contra el fascismo
Una fuente de inspiración impagable fue también, reconoce el autor, el grabado "Sueño y mentira de Franco" (1937). La historia que entrega el padre de Torres (Marcel) a Picasso es "La verdadera vida de Pablo Ruiz", en la que incluso se permite licencias como hacer coincidir en 1936 a Picasso con su amigo Casagemas. El pintor malagueño, que sólo quería ir a la guerra para pegar tiros, es llamado por el comisariado de propaganda para ir a la Batalla del Ebro pero como cabo impresor de una imprenta móvil donada por la Asociación Internacional de Escritores contra el Fascismo (IWAF).
En el frente, al descubrir a Pegasso, los soldados le piden viñetas con chicas desnudas y es así, relata Torres, "como nace el cuadro de 'Las señoritas de Avignon', con las tres amigas de Picasso, más Carles Casagemas y Jaume Sabartés travestidos de chicas". Tras finalizar este ambicioso proyecto, Torres confiesa que ahora ha entendido a Picasso y "ese espíritu proteico de estar constantemente cambiando de registro, de técnica" y añade: "He intentado hacer mi retrato de Picasso, y creo que ha salido bastante favorecido y real. Era un personaje muy complicado, pero quién dice que un genio tiene que ser bueno en todo". El éxito de este álbum alentará alguna de las ideas que vuelan por la cabeza de Torres: "Sería interesante situar a Picasso con Goya en el siglo XIX".