Un niño con una rabieta que solo piensa en cuadrados, lo propio de una mente "cuadriculada", es la forma en la que Ximo Abadía (Valencia, 1983) retrata a Francisco Franco en "Frank, "un libro infantil que trata de inculcar a los más jóvenes que hay que "recordar el pasado para mirar el futuro". "La diversidad intelectual no puede ser frenada por una mente cuadriculada, por eso he hecho un libro que invite al lector a reflexionar sobre los valores de una historia que no debe ser ignorada", ha explicado el autor en una entrevista con EFE sobre el libro, que edita Dibbuks.
"Frank" cuenta, de forma "alegórica", en 48 páginas, "la increíble historia de una dictadura olvidada", la vida de Francisco Franco (1892-1975), "una obra concebida para que el mensaje que quiere transmitir no sea evidente a primera vista", según la editorial. El trabajo de Abadía se caracteriza por su uso de ceras y grafito y sus historias "dramáticas, pero con un toque cómico", realizadas con "colores cálidos" que le recuerdan a la tierra española.
En su última obra utiliza un "estilo mudo, con pocas palabras, como el de 'El gran dictador' de Chaplin", mediante el uso de "colores intensos, ilustraciones simples y figuras geométricas" . "En los colegios o en los institutos se resume una dictadura en cinco líneas y esto no debería ser así", ha apostillado el autor, contrario a que el pasado franquista se "olvide", por lo que buscó lanzar un mensaje "sutil, sencillo y elegante".
"Sigue presente"
Consecuentemente, utiliza una simbología y formato particular, donde predomina el uso de figuras geométricas para reflejar las personalidades de sus personajes. El cuadrado, siempre presente en la figura de Franco, "implica una mente cuadriculada, que todavía sigue presente en España en diferentes instituciones", ha afirmado. Dicha figura geométrica, representa "una cruz cristiana que, al final, implica que en una mente cuadriculada no puede haber nada más", ha confesado.
Y cuando aparecen círculos o triángulos, que representan "nuevas mentalidades", Abadía hace que Frank destruya estas maneras de entender la vida. "Esto representa el ideal de patria establecido. Yo soy de izquierdas, con otras ideas, y soy igual de patriota. Tenemos un concepto de este término que es un poco extraño, limitándonos a lo cuadrado". Acostumbrado a la "vida tranquila del campo", comenzó el dibujo como un hobby entre los descansos de su carrera en Educación Física, sin embargo, "a causa del destino" y para "probar suerte", se le abrió una puerta en el mundo de la ilustración que ha acabado siendo su vida.
Nadie lo quería publicar
La idea de este libro surgió hace dos años cuando el autor se fue de viaje a Asia, concretamente Camboya, donde sabía que, junto a España, eran los dos únicos países que "no habían abierto las fosas de una guerra civil". En Camboya hay monumentos en memoria de los torturados por el régimen de Pol Pot, con inscripciones como "hay que recordar el pasado para mirar el futuro", pero en España, compara, "solo el Valle de los Caídos que, en cierta manera, es el recuerdo a un dictador".
Y de ahí salió este proyecto personal de "búsqueda como español", ha confesado, algo que al darle forma se convirtió en un "un grito" que el autor tenía dentro y que ahora, de la mano de este libro llega a la gente. "Nadie lo quería publicar", se ríe, hasta que hubo "un loco" que lo quiso llevar adelante. A pesar del "miedo" que tenía y las críticas que ha podido recibir -por las redes sociales le han calificado de "bolchevique"- este proyecto ha tenido "una acogida muy buena", confirma su autor, "muy satisfecho" de ver a abuelos comprando su libro para sus nietos.
"Yo me he limitado a hacer un libro, esa gente que está trabajando a contracorriente para luchar contra los estragos del franquismo son los luchadores de verdad", ha concluido Abadía, un defensor de que esta situación "no debería ser un debate político, sino un debate de humanidad básica que hemos perdido"