El artista ha trabajado durante casi una década para el Centro Dramático Nacional. Es el responsable de la identidad de sus carteles. En su trabajo, todo se transforma, nada es lo que parece, en el juego de Isidro Ferrer (influido por una riada de ilustrados como Joan Brossa, Pep Carrió, Peret o Chema Madoz). “Hay mucha gente que me antecede y me relaciono con ellos de manera nutritiva”, dice. Sus vínculos con las Vanguardias son evidentes. Juega a divertirse en el equilibrio entre la conmoción de la belleza y de la idea. Que una no devore a la otra en medio de esa montaña ininteligible de ruido y grito.