Hay extractos del diario de Ana Frank que han sido un misterio hasta el día de hoy: algunas de sus páginas, ahora reveladas, fueron cubiertas por la niña con papel de estraza y fuertes tachones, quizá para protegerlas de miradas entrometidas o tal vez por pudor hacia lo escrito. El 3 de octubre de 1942, la joven escribió: "Papá gruñe de nuevo y amenaza con coger mi diario. Horror de los horrores, a partir de ahora, lo esconderé".
Varios investigadores han descubierto que contenían bromas soeces y reflexiones sobre sexo. "Ana Frank escribió sobre la sexualidad de una manera desarmante. Como toda adolescente, se pregunta por ese tema", ha explicado Ronald Leopold, director de la casa de Ana Frank. “Cualquiera que lea los pasajes que ahora han sido descubiertos será incapaz de suprimir una sonrisa”, ha alegado Frank van Vree, director del Instituto de Estudios de la Guerra, el Holocausto y el Genocidio de los Países Bajos. “Los chistes picantes son un clásico entre los adolescentes. Y dejan claro que Ana, con todos sus dones, era sobre todo también una chica normal”, añadió.
Bromas de adolescentes
Gracias a la tecnología digital de tratamiento de la imagen, se ha descifrado qué quiso decir la niña: “Voy a usar esta página para escribir chistes sucios”, advirtió Frank el 28 de septiembre de 1942. Se dedicó entonces a hilvanar bromas, pequeñas reflexiones, dudas no resueltas por su educación sexual y líneas sobre las prostitutas: "Un hombre tenía una mujer muy fea y no quería tener relaciones sexuales con ella. Una tarde volvió a casa y vio a su amigo en la cama con su esposa. Entonces el hombre dijo: ‘¡A él le gusta y a mí me toca hacerlo!’”, dice uno de sus chistes. O: “¿Sabes por qué las mujeres alemanas de la Wehrmacht están en Holanda? Como colchón de los soldados”.
Sobre prostitución, escribe que “todos los hombres, si son normales, van con mujeres, mujeres que se les arriman en la calle y luego marchan juntos. En París tienen grandes casas para eso. Papá ha estado allí”. En otros pasajes, Ana Frank habla de sexualidad como si tuviese que explicársela a alguien más. La joven describe cómo una adolescente empieza a tener su menstruación alrededor de los 14 años diciendo que “es un signo de que ya está madura para mantener relaciones sexuales con un hombre pero que por supuesto una no hace eso antes de haberse casado”.
La Fundación ha explicado que ha tomado la decisión de hacer público este descubrimiento porque "durante décadas, Ana se ha convertido en un símbolo mundial del Holocausto, y Ana, la niña ha sido relegada a un segundo plano". "Estos textos desvelan a la curiosa y precoz adolescente", asevera Leopold.