“Ya no me puedo fumar ni un puto cigarro tranquilo”, resopla Coto Matamoros, hasta los dídimos de la jornada de promoción, apagando el pitillo antes de que se consuma. “Parece usted ministro”, le digo. “Sí. Ministro de la mierda”, se ríe. En el cráneo lleva tatuajes y palizas de su padre, chutes, libros, grandes amores de un día, y quizá un puñado de verdades amasadas con los años para echárselas en cara al sistema.
Dice que es un “predicador contra la basura” y que ejerce de ácrata sin reventar papeleras: para eso, para dinamitar el orden, publica Libro de reclamaciones (Cúpula), que es el rosario de escupitajos intelectualizados de un hombre que está de vuelta. Había una subversión que no nacía en el vandalismo, sino en convertirse uno mismo en barricada hecha carne. Desde ahí, desde su propio existir, golpea. En la cárcel se lo pasó bien. “Entre barrotes también se puede ser libre”. Coto Matamoros vuela lejos con la cabeza y ha encontrado la forma de insonorizarse de los mensajes del poder: la búsqueda de la belleza.
Libro de reclamaciones. ¿Cuál es su reclamación más urgente?
La principal es contra la estupidez. Podríamos englobar como principal objetivo mi reclamo contra la estupidez, contra la brutalidad, contra el engaño en el que nos hacen vivir. Ellos nos dibujan una realidad que realmente no es.
¿Quiénes son “ellos”?
El poder.
¿El sistema?
Tampoco el sistema, porque dentro de otros sistemas también pasa. Creo que el poder, la manera de controlar a la gente es conformándola en una realidad en la que no estén muy a disgusto, no estén excesivamente jodidos, la sobrelleven… todo bajo el manto de unas opiniones siempre subjetivas, y, por tanto, siempre interesadas. Yo voy contra eso. Reivindico para salir de esa burbuja el agarrarse a la alegría, a la felicidad, que es algo que depende de ti y de nadie más. No depende de las ideas que te han metido en la cabeza, no depende del materialismo. Justo lo contrario. Reivindico la belleza como la realidad que no necesita ni siquiera ser pensada. Esa realidad viene por el camino de la sensibilidad y es una emoción. Esa es la auténtica verdad: la búsqueda de la belleza, saberla localizar, sentirla.
¿Cómo puede uno insonorizarse…?
Te insonorizan ellos. Pero yo creo que se sale cuando la situación es insostenible, cuando tu vida no tiene ningún sentido tal y como la estás viviendo… cuando no te sientes realizado. Viviendo de donde vengo y con la experiencia que acumulo no es muy difícil. Creo que he pasado por todos los procesos imprescindibles para saber que ni el dolor es como te lo pintan ni la alegría la vas a encontrar donde ellos te la localizan. Esto es. Es un libro que va dirigido a mi hija, que está en esa edad que suponemos difícil porque es una ruptura con lo familiar. La adolescencia. Cuando uno llega a la adolescencia busca matar a la familia, cosa que no me parece mal, es un paso necesario.
¿Cuándo ha sido usted feliz?
Ahora.
¿Más que nunca?
Con diferencia. Lo que pasa es que esto es una putada, está como mal… realmente eres más feliz cuando eres más mayor. Cuando deberías empezar a ser feliz es cuando tienes una edad y unas energías que te permiten hacer todo lo que quieras. Yo ya no estoy en condiciones de eso. A mí ahora me encantaría hacer deportes de riesgo y no puedo. 20 kilos de más, tengo.
¿Y más infeliz?
En mi infancia. Fue terrible. Estuve sometido a los malos tratos no sólo de mi familia, sino de la educación. Estaba en un colegio de curas y te maltrataban física y psicológicamente. De todas maneras, el sistema educativo oficial sigue maltratando a todos los niños. Si lo piensas fríamente, es una absoluta barbaridad que al niño lo tengan ocho horas sentado en un pupitre, sin poder hablar, sin poder jugar, sin poder hacer nada. Al niño le matas la imaginación cuando le dices que dos más dos son cuatro. Lo has reventado, lo has cuadriculado. Es un sistema memorístico. Y lastima la autoestima del alumno, porque lo clasifica, lo califica, lo destroza. El que tiene menos memoria es clasificado como “tonto”. Y a lo mejor es un tío con una imaginación y una intuición extraordinarias, pero aquí la inteligencia emocional está perseguida. Es inexplicable. Además se sabe que la mayoría de descubrimientos científicos vienen de la intuición y de la imaginación.
¿Qué estamos criando entonces: futuros infelices, futuros corruptos, futuros estúpidos?
Futuros siervos. El colegio es una factoría de gente dócil. Educan a la gente en el pensamiento único, se lo atornillan en la cabeza y hacen demócratas. ¿Qué hay que hacer? Demócratas. Yo no tengo nada en contra de los demócratas, lo puedo tener en contra de la democracia.
Usted es anarquista.
Pero cien por cien. Y antisistema. Lo que pasa es que no rompo escaparates, porque creo que para ser antisistema no hay que romper escaparates, pero sí, sí, sí, soy absolutamente ácrata. No digo que lo mío sea lo correcto, pero lo que desde luego no es correcto es no pensar.
¿Cómo se practica el anarquismo, entonces?
Pues escribiendo un libro subversivo. Es lo más. Llego al punto de demostrar que el azar no existe. Demuestro que es posible hacer el cálculo del número del Euromillón. Lo cuento ahí, es una anécdota con Cárdenas.
¿Por qué no ha hecho usted el cálculo alguna vez para llevárselo?
Porque yo no juego.
Y por qué no, si dice que sabe cómo funciona.
Es muy largo, pero si yo admiro a alguien en la historia de la humanidad es a Martín Lutero y procuro seguir sus enseñanzas, no las religiosas, sino las humanas. Creo que en la humildad y en la necesidad se vive mucho más acorde con lo que Dios, o la idea que yo tengo de Dios (que no obedece a la idea judeocristiana) espera de mí. Uno no crece teniendo dinero. Lo he experimentado. Dentro de mi experiencia, el hecho de tener dinero ha sido un retraso.
Entonces, ¿qué le diría a Pablo Iglesias?
Bueno, le digo ahora lo mismo que le hubiese dicho hace cinco años. A mí Pablo Iglesias me parece un farsante y un timador, y lo he dicho siempre, no ahora, pero lo más preocupante de Pablo Iglesias no es que invierta 600.000 y que éticamente traicione el discurso comunista, sino el mal gusto que tiene. La casa es un horror.
Decía que le parecía Mordor.
(Risas). ¡Claro! ¡Es que es un horror! Yo entro a esa casa y veo un botellero así y es que me piro… corriendo hasta no sé dónde. Que se lo hubiera gastado en juerga mil veces.
Dice usted que cree en el “bombardeo del sistema” y que lleva tatuadas palabras como “desobediencia, rebeldía y libertad”. ¿Es posible ser libre en la España de 2018?
Es posible ser libre en la cárcel. Lo que pasa es que la idea que ellos nos meten de “libertad” en la cabeza es la idea que les conviene. Por eso te lanzan esas máximas y esas mierdas: “Tu libertad acaba donde empieza la de los demás”, no sé qué. Esas frases hechas con las que uno crece, que le atornillan dentro y que lo limitan. No, no. La libertad no puede tener límites. ¿Cómo mi libertad va a acabar donde empieza la de nadie? Mi libertad acabará donde mi inteligencia y, por tanto, mi compasión entiendan que debe acabar, no donde tú me digas, ni donde empieza la del otro. ¿Entonces qué libertad es, si va a estar dependiendo de la de otro tío…? Entonces no tengo libertad ninguna. Qué libertad voy a tener en un sistema que me bombardea con las ventas de un partido político, el coche con el que follas, la colonia con la que ligas… ¿me entiendes? Nos van creando necesidades a cada minuto, ¿qué puta libertad es esa? Hay que librarse de todo eso. Puedes estar encerrado en la cárcel y ser libre, ya te digo.
Nuestra cabeza puede serlo.
Sí, es que la mental es la única libertad. La libertad física está bien para darte un paseo por la playa, pero es más importante la otra. Hay mecanismos para salir de allí, ¿no? Tú tienes en tu cuerpo mecanismos y herramientas que te permiten salir de aquí. Y te puedes poner en el punto del universo que a ti te dé la gana. Ahí no llegan los gobiernos ni llegarán en su puta vida, es una capacidad que tú tienes dentro. Claro. Viene en tu estructura de ADN. Estamos como las muñecas rusas, encerrados en otros universos. Somos parte del todo. Y llevamos la información en nuestro interior, por eso cuando uno medita puede rescatar el conocimiento que necesita.
Me dan ganas de vivir.
Normal. Es que somos una maravilla.
¿Es posible tener un gran amor para toda la vida?
Yo no lo he tenido (risas). Pero en alguna película pasa, ¿no?, y yo qué sé, la ficción se inspira en la realidad. Yo no lo descartaría. Lo que sí es posible es tener un gran amor cada día de tu vida. Eso está bien.
¿Cuál es la peor cárcel?
La de la superstición, la de los prejuicios. Son la máxima limitación.
¿Para qué sirve la droga?
Para muchas cosas. El problema de la droga es que la gente la utiliza mal. Si hay un retrasado mental que utiliza la cocaína para beber los sábados por la noche, entonces apaga. Y bebe para esnifar cocaína… pues un efecto anula al otro. Un tío se está mamando y dice: “Venga, vamos a meternos un tiro para seguir bebiendo”. Pues eres idiota. No tienes ningún efecto, ni del alcohol ni de la cocaína.
Le preguntó Jesús Quintero cuál era su viaje favorito y dijo que era una mezcla de heroína y cocaína y que ha llegado a consumir cinco gramos de coca al día.
Sí, y yo pensaba que era una persona excepcional (risas). No, pero en el ambiente que yo me movía, o las amistades que yo tenía, que eran consumidores, no llegaban a esos extremos. Pero hace poco leí que Bowie consumía siete gramos diarios. Y Bowie, que tenía un cuerpecito que era nada, pues digo “coño, tampoco estaba yo tan mal”.
¿Y cómo ha sobrevivido usted tan bien a todo eso?
Pues porque a mí me protege Dios (risas).
Con todos los que han caído con la heroína.
Sí, claro, con la heroína sí, pero no porque les haya matado la heroína. Les ha matado el corte que se metían. Cuando dicen “no, Fulanito murió de sobredosis”. No, joder, sobredosis de algo. Yo me di cuenta cuando fui a un fumadero de opio en Asia y vi que todos los que fumaban parecían mis abuelos. “Si esto matara tan rápido...” (risas).
¿Por qué la gente en España no habla de las drogas que consume?
Pues porque la gente es hipócrita por encima de todo, y porque aquí lo políticamente incorrecto es… algo que debería estar bien visto. Porque, ¿qué es lo políticamente correcto? Lo políticamente correcto es hipocresía. Entonces lo que debería estar bien visto desde un punto de vista intelectual es lo políticamente incorrecto. La gente vive de aparentar. ¿Tú te imaginas un ministro diciendo: “yo me drogo”? Pero se drogan igual.
Sería un ejercicio de transparencia.
Pero la gente no está preparada para oír eso. A la gente le están diciendo “las drogas son un horror”. Además nos mienten que te cagas sobre las drogas. “No, el que se chuta ya está enganchado para toda su vida”… “Eso es para siempre”… “Es imposible salir de eso”… es mentira. “El mono no sé qué”. El mono es una mierda, es una gilipollez, yo sé de lo que hablo. Es una gripe un poco fuerte, nada más. La gente está enganchada al 5% de heroína, y un tío al que anestesian con heroína farmacológica no se engancha, ¿no? Pues explícamelo. Nos han vendido esa idea. Entonces, el que no sabe lo que se está metiendo no se engancha, ¿no? Porque en un quirófano no lo sabes. Pues le están anestesiando con heroína 100%.
En cambio, a otro tonto que va a comprar heroína a tomar por culo, a un descampado de esos de mierda, a un poblado, le están vendiendo un 5% de heroína y tiene un enganche que no veas. La heroína se utiliza como anestésico en postoperatorios en medio mundo: en EEUU, Canadá, Bélgica. Y cuando les dan el alta ninguno vuelve a decir: “Oiga, me encuentro mal, chúteme”. O “voy a matar a mi madre a hostias para robarle, necesito chutarme”. Lo que pasa es que hay un montón de chantajistas emocionales que se drogan y tienen excusa para todo. Para pegar a la madre, para robar, para no sé qué. Lo que están deseando es que los manden a la cárcel.
¿Quién es el mayor hijo de puta de España?
Tendría que desarrollar un algoritmo para calcularlo. Posiblemente, el que más dinero gane.
Porque envilece.
Porque el dinero se gana a costa de los demás, siempre.
Dijo que las dos mejores personas que había conocido en televisión eran Xavier Sardá y Jesús Quintero. ¿Y las peores?
El peor, mi hermano. Pero ya le conocía de antes. No cuenta como tele y no debería contar ni como persona. ¿El peor? Que lo distribuyan entre ellos. Que hagan un sorteo.
Dijo también que la democracia es una “puta mierda”. Si la democracia existiera, ¿Cataluña ya sería independiente?
Cataluña va a ser independiente, de todas, todas, y de cualquier forma. Pero no por los catalanes, porque esto no lo manejan ellos. Es como la economía. La economía de este país no la dirige el ministro ni el presidente del Gobierno, la dirigen los mercados de fuera, que dicen lo que tenemos que hacer. La economía es todo: desde potenciar un lobby gay a lo que sea, incluye todo. Parte de la economía son los Estados Unidos de Europa, y para construir los Estados Unidos de Europa lo primero que hay que hacer es desfragmentar determinados países. La desfragmentación de España está clarísima.
Hay quien se toma muy mal esa posibilidad.
Sí, porque son nacionalistas españoles. El problema es que no hay diferencia entre el nacionalista español y el catalán. Se están peleando tíos que piensan igual. Lo más paradójico, y absurdo y gracioso si sabe es que la pelea es entre gente exactamente igual. Su pensamiento es el mismo. Mañana sale un nacionalista europeo y no deja de ser nacionalista. El nacionalismo no me entra en la cabeza, debo ser tonto. Los tontos son ellos, eso dalo por descontado. Los apegos son lo peor para todo. Los apegos son pesos que te impiden volar. Si tú te quieres desarrollar, si tú quieres ser algo, coño, no te puedes agarrar al terruño, a la familia, ¡eso es terrible…! Es la gravedad absoluta, la máxima gravedad. Es la que te empuja hacia el suelo. Lo que tienes que hacer es liberarte de todo eso.
Si se tomase usted unas copas con Rajoy, ¿qué le preguntaría, qué le diría?
Bueno, no me tomaría unas copas con él, pero si me obligaran… si me meten el cañón de un Magnum en la nuca, le preguntaría “¿por qué?”. Le pediría que me explicara… que me sacara de dudas. Es un psicópata. Hay que ser un psicópata de dimensión estratosférica para hacer lo que está haciendo. Por ejemplo, lo de Cataluña que estamos hablando. El desentendimiento del tío, ese lavarse las manos… sí, habrá dos millones de independentistas, pero hay otros dos millones de gente que no lo son y que lo pasan mal. Allí te marcan. A mí me han marcado ya por decir que no entiendo el nacionalismo.
Si hay algo que me parece absolutamente superficial es la simbología, y a mí las banderas, por ejemplo, me parecen cosas vacías, ¡trapos! Son cero. Y esto les ofende a las dos partes por igual. Son iguales, son la misma cosa, sólo que uno se ciñe a su dormitorio y otro a todo el apartamento. Pero el nacionalista español es igual de xenófobo que el catalán. Yo sé lo que soy, y soy parte del todo. ¿Insignificante? Pues sí, pero pesa más mi pensamiento que el de todos los nacionalistas del mundo juntos. Porque el pensamiento de esta gente es excluyente. Son xenófobos todos, aunque lo nieguen. El nacionalismo es tan imbécil que dice que si estás a un lado o al otro de una raya eres mejor o eres peor. Una línea divisoria: de aquí para acá somos la bomba, pero de aquí para allá sois unos hijos de puta (risas). Y vamos a ver si nos matamos entre nosotros.
¿Deberían prohibir Sálvame?
No, porque la imbecilidad tiene que quedar reflejada. Hay que dejar constancia de que la imbecilidad existe. Eso está bien.
¿A quién haría usted ministro o ministra de Cultura?
A todos menos a Pablo Iglesias, que salió en la televisión y desconocía lo que era el expresionismo abstracto. Me dejó impresionado, no me lo esperaba. Es un analfabeto… pero importante. Luego claro, cuando he visto la casa he entendido por qué no le gustaba el expresionismo abstracto.