La Amy Winehouse sin cocaína: las fotos íntimas de una artista serena
Blake Wood conoció a Amy Winehouse en 2007, cuando la antidiva estaba en la cima de su carrera y ya apretaba el drama: crack, vodka, bulimia, desamor y autodestrucción. Sin embargo, hubo otra Amy. Una mujer relajada y feliz, en armonía con la vida, que tocaba la batería en el estudio de su casa en Camden Town o que se embadurnaba el cuerpo de arena en Santa Lucía. Wood recoge con su cámara a la Amy que ella quería ser -y que en el fondo era- para un libro de Taschen.