La literatura erótica nos hace evocar e imaginar, dos actos del pensamiento que casan mejor en verano. Aquí van cinco recomendaciones para pasar el periodo estival con los mejores propósitos en mente. Lector de EL ESPAÑOL, libérese y deje a los otros que se liberen.
Trópico de Cáncer (Henry Miller)
Henry Miller ansiaba convertirse en una gran figura literaria a la manera de Balzac o Dostoyevski. Con la atención en el alma humana del primero y el gusto por la clandestinidad y los bajos fondos del segundo, la empresa literaria de Miller hizo de lo autobiográfico un sello personal. Para poder alcanzar ese estatus, supo que Nueva York no era suficiente, buscando en París, más concretamente en el Barrio Latino de la capital francesa, un centro de operaciones desde el que vivir para contar más tarde en sus libros.
Trópico de Cáncer no resulta una novela erótica al uso. Las escenas que se podrían tildar de sexuales resultan más sórdidas que sugerentes. Miller intentó recuperar el tiempo perdido en Nueva York; lanzándose a una aventura que por el camino le llevó a encontrarse con enfermedades venéreas de todo tipo, burdeles parisinos y antros de mala muerte.
El sexo nunca es limpio para el escritor, resulta un oficio más al que se lanzó desde los 18 años, practicándolo con mujeres más mayores que él; descubriendo un néctar que habría que de llevarle a rebuscar entre las 'grietas del deseo'; como un insecto enfermo, zumbando de flor en flor y de apartamento en apartamento.
Delta de Venus (Anaïs Nin)
Es imposible hablar de 'literatura erótica' y no mencionar la que fue su soberana más notable: Anïs Nin. Delta de Venus surge de la recopilación de cuentos que un coleccionista anónimo encargó a Henry Miller y Nin durante la década de 1940. A un dólar por página, la escritora llenó su Delta de caricaturas cuasi grotescas de personajes que se entregaban a prácticas de todo tipo.
El mecenas anónimo obligó a Nin a eliminar toda poesía en sus relatos, centrando la atención en los detalles más morbosos de la historia. Sin embargo, los personajes de Delta de Venus revelan un intenso deseo sexual femenino que se sobrepone a cualquier intención romántica. Toda una declaración de intenciones teniendo en cuenta el año en que se escribieron, y lo constreñida que se encontraba la sexualidad de las mujeres.
Nin supo ver mucho más allá y tomar inspiración del orientalismo, la literatura erótica hindú y el Kamasutra para crear un sugerente tapiz de personas y situaciones tan pintoresco como variado. Setenta años han pasado desde que Delta de Venus se derramase de la pluma de Anïs Nin y todavía nos seguimos escandalizando y sorprendiendo con personajes como el Aventurero Húngaro, Lilith o Marianne.
El amante (Marguerite Duras)
Duras firmó una de las novelas eróticas más importantes del siglo XX, dedicándole solo un somero párrafo a la descripción de un encuentro sexual. El amante arranca a través de los recuerdos de la escritora de su infancia en Indochina. El opresivo ambiente familiar del hogar de los Duras, convirtió el sexo en una válvula de escape ante los problemas de la infancia.
La historia comienza con el romance entre una joven Marguerite Duras de 14 años y el hijo de un multimillonario chino de 26. La diferencia de edad y el desequilibrio de poder entre ambos, podría resultar en una historia fatal que sin embargo Duras supo dotar de tanto lirismo que resulta convincente. La falta de cariño del hogar familiar y la opresiva sociedad colonial francesa en declive sirven de antesala a un romance que actúa como catalizador de la redención que buscan sus protagonistas.
Años más tarde, Duras revisitaría su obra para recrearla desde un punto de vista más literario y defenderla del guion cinematográfico que Jean-Jacques Annaud creó para su adaptación a la gran pantalla. En la versión del director las escenas de sexo terminaron por eclipsar lo que la autora quiso defender con El Amante: lo intenso y devastador de las primeras pasiones.
El amante de Lady Chatterley (D. H. Lawrence)
Publicada en Italia en 1928, Lady Chatterley no llegó hasta la década de los 60 a los lectores ingleses. Las explícitas escenas de sexo que Lawrence recogió en su novela más famosa, le valieron la censura en su país natal. Lady Chatterley se convirtió además en un precedente legal por la defensa que la editorial Penguin tuvo que hacer del texto. Cuando finalmente pudo ser impresa se convirtió en la novela más vendida de la casa.
D. H. Lawrence juega hábilmente con la Inglaterra del cambio de siglo y los cambios que estaban por llegar. Su protagonista, Constanza, está casada con un hombre parapléjico de clase alta, al tiempo que mantiene un romance con el guarda del coto de caza de su marido. La diferencia entre este, de clase obrera, y su marido, genera un diálogo constante entre la vieja y la nueva Inglaterra.
Sin embargo, no solo vive del erotismo el texto de Chatterley. Lawrence tiene tiempo para teorizar sobre el futuro de Inglaterra, verter sus ideas políticas antibelicistas y dejar por escrito sus opiniones sobre la abigarrada sexualidad de la sociedad inglesa de su tiempo.
Las edades de Lulú (Almudena Grandes)
No podíamos terminar la lista sin incluir este título que Bigas Luna llevó a la gran pantalla en 1990. Las edades de Lulú es uno de las novelas de mayor éxito de su autora, Almudena Grandes, traducida a más de 19 idiomas, gozando del estatus de best seller, sin perder un ápice de calidad por el camino.
La premisa de esta historia surge del deseo constante de su protagonista. Lulú se encuentra con un hombre mayor que ella que le hace descubrir su sexualidad. La inocencia se torna perversión cuando este crea un universo propio, cerrado, en el que el deseo no tendrá límites. Una vez roto el hechizo, el deseo por conocer y probar, siempre más, se convertirá en una fuerza motriz que lindará con la insatisfacción y los deseos más peligrosos.
Más allá del contenido sexual de sus páginas, Grandes establece un interesantísimo relato sobre la sexualidad hacia el final del franquismo. Una historia que supera cualquier tipo de artefacto grotesco o repulsivo que podamos encontrar entre sus páginas, para presentarnos una de las mejores novelas en castellano del siglo XX.