¿Puede un crimen pagar por otro? ¿Hasta dónde somos capaces de llegar para reparar el pasado? Estas son algunas de las preguntas que J. K. Franko —pseudónimo de Raúl Calvoz— lanza a los lectores desde las páginas de Ojo por ojo (Planeta). La primera parte de la Trilogía del Talión llega a nuestro país después de conquistar a más de cien mil lectores en el mercado anglosajón.
Franko, empresario y abogado de profesión, se lanzó a la escritura con el afán de aprender un oficio por el que siente reverencia. Los personajes y las tramas de sus libros beben de su experiencia personal entre litigios y jueces, un campo que le permite explorar los límites de la justicia y la moral desde una perspectiva distinta. Franko, de ascendencia cubana, mexicana y española, mantiene lazos estrechos con nuestro país. Su esposa, Raquel Cordón, es una de las hijas del empresario Plubio Cordón, secuestrado por el GRAPO el 27 de junio 1997 en Zaragoza.
Los protagonistas de Ojo por ojo, Roy Cruise y Susie Font, disfrutan de una posición elevada y una vida tranquila que se verá interrumpida por la mayor de las tragedias, la muerte de su hija Camilla, de tan solo 16 años, en un accidente de tráfico. Años más tarde, una misteriosa pareja contacta con ellos para pedirles que asesinen al hombre que ha abusado de su hija. La trilogía del Talión se completará con Diente por Diente y Vida por Vida, historias que giran en torno a los dilemas que envuelven a sus personajes, siempre teñidos por la venganza y que componen una apasionante serie entre la novela policiaca y el thriller.
¿Cómo pasa un abogado a escribir novelas?
Cuando me casé con mi mujer hace 20 años ya había escrito varios artículos académicos sobre mi derecho. Ella siempre me sugirió que escribiese novelas, porque veía algo creativo en aquellos artículos. Empecé a escribir desde entonces, mal al principio, pero he mejorado con los años y tengo libros que escribí en aquella época que no saldrán nunca porque son horrorosos (ríe). Ahora tengo una trilogía publicada, que se estrena ahora en España, y ya estoy trabajando en otras novelas.
En Ojo por ojo hay una reflexión sobre el sistema judicial y la moral que tiene mucho que ver con tu profesión ¿Es más fácil por tu experiencia profesional escribir thrillers?
Leo un poco de todo, desde ensayo hasta novelas de ciencia ficción. Pero una de las cosas que aprendí mientras aprendía a escribir es que hay que escribir sobre lo que uno conoce. Como abogado conozco todos los detalles del sistema judicial y es más sencillo para mí hacer historias alrededor. Sin embargo, hay que hacerlo interesante, en general es complicado escribir sobre juicios de empresa y delitos fiscales, que es a lo que me suelo dedicar, y que además resulte atractivo.
La novela además está ambientada en varias ciudades de Estados Unidos en las que he vivido con mi familia, incluso en Mallorca, donde veraneamos. Eso les da a las descripciones un tono más cinematográfico y visual, y permite al lector situarse mucho mejor dentro de la novela.
¿Qué pueden esperar los lectores españoles sobre esta trilogía del Talión?
Lo que más me interesa de una novela bien tramada es que todos los hilos acaben en un punto, que no queden cabos sueltos. Odio que se queden tramas sin resolver o que las resoluciones no tengan sentido, es algo muy frustrante. Lo que entiendo cada vez que escribo es que resulte divertido, sorprendente y sobre todo que todo quede bien atado al final.
¿Que quede todo resuelto tiene más que ver con la profesión de abogado o la novelista?
No lo había pensado nunca, pero tienes razón. Cuando eres abogado de litigio y presentas el caso al juzgado, tienes la versión de tu cliente y el otro abogado la del suyo. Lo que tienes que conseguir es que todos los cauces y cabos que se abren entre ambos testimonios acaben llegando a un punto concreto que buscas. Así que sí que tiene que ver esto (ríe).
Conociendo bien el mundo de la criminalidad como abogado, ¿Crees que la realidad supera a la ficción?
Yo creo que sí. Como abogado la realidad supera a la ficción muchas veces. Cuando escribes tienes que llegar a un nivel de suspensión de la incredulidad, aceptar como real cosas que en el día a día serían complicadas. Pero para llegar a ese punto en la lectura no te puedes pasar de la raya con las tramas. En la realidad ocurren cosas que son muy difíciles de creer y el autor tiene que quedarse cerca de los hechos posibles, además de hacerlo interesante claro.
¿Te planteas utilizar casos en los que hayas trabajado como parte de una trama?
Hay casos que resultarían adecuados, la mayoría son comerciales, habría que darles un giro, pero podría ser interesante. Tengo ahora un proyecto que estoy intentando desarrollar y que gira en torno a un caso real en el que participé y que ya fue publicado. El problema está en que hay que darle cierto grado de interés y suspense, porque si no se pierde dentro de los tecnicismos de las leyes.