El compositor francés Pierre Boulez, conocido como uno de los padres de la música de vanguardia del siglo XX y también por haber dirigido a algunas de las orquestas más prestigiosas del mundo, murió el martes a los 90 años en su residencia de Baden Baden, en Alemania, donde vivía.
La noticia fue confirmada este miércoles por su familia y generó una cadena de reacciones en el mundo de la música en Francia, pero también de las autoridades. El presidente, François Hollande, le rindió homenaje al destacar que había "hecho brillar la música francesa en el mundo y dio un prestigio considerable a la cultura francesa".
"Como compositor y director de orquesta, siempre quiso reflexionar sobre su época", señaló Hollande en un comunicado del Elíseo, que hizo notar que la Filarmónica de París, inaugurada hace ahora un año, "le debe mucho".
Pierre Boulez nació el 26 de marzo de 1925 en Montbrison, en el centro de Francia, en el seno de una familia burguesa pero sin relación particular con la música, en la que fue precoz: comenzó a tocar el piano a los seis años y tres después era capaz de interpretar algunas piezas de Frédéric Chopin.
Estudió primero matemáticas en Saint Etienne y luego en Lyon, pero en 1943, con 18 años, decidió instalarse en París donde no tuvo éxito para ingresar al Conservatorio Nacional. Así, comenzó a recibir clases de armonía de la mano de Olivier Messiaen, quien observó sus capacidades y le abrió nuevos horizontes.
Pero Boulez se fue distanciando de Messiaen, con el que expresó diferencias en la concepción musical, y en 1946 compuso su primera sonata para piano, una obra radical, mientras se ganaba la vida tocando piezas ligeras en el Folies Bergère. Ese mismo año entró en la compañía de teatro Renaud-Barrault, con la que colaboró durante una decena de años.
En 1957 estuvo por primera vez al frente de una orquesta sinfónica cuando hizo una sustitución de Hermann Scherchen, para luego llegar a ser director de la orquesta de Cleveland (1967-1972), de la Sinfónica de la BBC (1971-1975) y de la Filarmónica de Nueva York (1971-1977), donde sucedió a Leonard Bernstein.
Volvió a Francia para fundar el Conjunto Intercontemporáneo, el primer grupo permanente de música contemporánea en el país y, un año después, se puso al frente del Instituto de Investigación y de Coordinación Acústica de Música (Ircam). Allí trabajó en el desarrollo de instrumentos de transformación del sonido en tiempo real, apoyándose en investigaciones científicas.
Volvió a finales de los años 1970 a la Ópera de París y se convirtió en una personalidad ineludible para el diseño de la política musical francesa: fue consultor en la construcción de la nueva ópera de la plaza de la Bastilla y luego en la Ciudad de la Música, también en París.