"¿Rap de derechas en España? Bueno, el que encargó Monago para las Elecciones de Extremadura. Pero eso era publicidad". Ramsés Gallego -'El Coleta', carne de rap macarra de Moratalaz- ríe al otro lado del teléfono. Se escucha de fondo un bullicio de parque y colegas. Es fácil imaginarle con su virgencita de oro colgada al cuello y su chaqueta vaquera apoyado en un seiscientos. Poema quinqui echado a andar.
"No creo tampoco que estuviera bien vista dentro de la escena una ideología así, un poco facha". No hay rastro, ni un rapero neoliberal aquí, a excepción de Verdad Mc y su vídeo de campaña dedicado a los naranjas: "Somos Ciudadanos y todos quieren follarnos", en el que el rapero era un actor y la canción una coña.
¿Por qué, al contrario que en otros géneros como el punk o el rock -donde se afilan mensajes de un lado y otro-, en el rap nacional no hay nicho conservador? ¿Cómo de simplista sería achacarlo a que es música criada en la calle y la calle es de izquierdas? Zatu, de SFDK, derriba el tópico rápido: "Qué va a ser la calle de izquierdas", sonríe. "Si lo estamos viendo... hasta la gente que no tiene es de derechas".
La moda de criticar al PP
"El rock, por tradición, siempre ha sido más político que el rap, salvo el rap de EEUU, que cuando empezó tenía como base tratar los problemas raciales y levantar a la población afroamericana y latina", repone el rapero sevillano ToteKing. "En España, en Alemania... no hemos visto eso. En Francia sí, porque nos lleva años de ventaja con el tema inmigración. En este país eso se está viendo ahora, aunque el 80% del rap europeo que te digo sigue siendo ego trip: más estilo que contenido".
En el otro 20%, que sí trata a machete cuestiones sociales y políticas, a Tote le espanta tanta pose, tanto rapero subido al carro de la temática crisis. "En estos últimos años ha habido un brote de rap antisistema bastante serio. Eso es una puta m-o-d-a", silabea, despacio. "Claro que hay grupos que ya habían tratado la política en su trayectoria, pero la mayoría se han metido ahora en esto porque es tendencia darle caña a Bárcenas y al PP, a todos en masa, no porque les importe una mierda. Ha hecho falta que se rompa este país para que digan algo".
En estos últimos años ha habido un brote de rap antisistema bastante serio. Eso es una puta m-o-d-a
El rapero, que ahora anda de gira con su disco 78, sospecha que en el género "hay mucho tío de derechas oculto". Recuerda una experiencia que ha vivido este año: durante la promoción de su último trabajo, comentó en varias entrevistas que "esto se iba al carajo" y que sus ideas estaban con Podemos, sin imaginarse el linchamiento virtual -por parte de fans- que se le acercaba como una nube negra. "Yo no llevo mis redes sociales, pero me empezaron a enseñar tantísimos comentarios... que si les había decepcionado, que si se les había caído un mito... ahí me di cuenta qué cantidad de cerdos liberales de Ciudadanos y del PP escucha mi música".
Álex, de la banda Diploide, sostiene que en España el rap siempre se ha identificado con el antirracismo y el antifascismo, pero que también ha pecado "bastante de homófobo" y de "enaltecer el machismo más rancio que antes se vio nunca por estas tierras". "Aunque a estas alturas no me atrevo a decir que la izquierda sea feminista; al menos, no lo ha demostrado", matiza.
Álex, de Diploide, cree que el rap español ha pecado "bastante de homófobo" y de "enaltecer el machismo más rancio que antes se vio nunca por estas tierras"
Explica que el movimiento cultural del rap ha girado a la derecha "haciendo bandera de una fuerte competitividad, individualismo y amor por el capitalismo en su vertiente 'sueño americano': vamos, el clásico caso del camello que logra el ascenso social y económico a través de la música", dice. "Algo de esto también ha llegado a España últimamente, aunque hecho unos zorros. Como decía Nacho Vigalondo, el gran reto del rapero político español es explicarte que es más pobre, pero que tiene más dinero que tú".
¿Rap pijo es rap de derechas?
También Xhelazz hace lectura monetaria del ecosistema, aunque subraya que "a ver si por tener casa y comida no va a poder uno hacer rap, mira que aquí el 99% no venimos del gueto": "Una cosa que hay que decir es que este mundo, más allá de que sea protesta, es muy pijo. Sudaderas, chándals de cien pavos... No escapa del marketing", resopla. ¿La derecha del rap en España es, entonces, la opulencia?
"Yo no quiero decir que haya que ligar a la derecha el comprar algo caro, pero supongo que todo al final se gira hacia el mismo lado. También hay mucho rapero que viste de marca porque se las regalan, pero eso no deja de ser entrar en el juego del sistema". Con todo, se ríe y recalca que esto no es América: que el rap español, por mucho que se haya esforzado por imitar al yanqui, no huele tanto carro ni tanta cadena. "Aquí puede irte bien y ganar dinero, pero no te va a dar para tener una gama de ferraris en el garaje de tu casa".
Estás haciendo música desde los veinte años y estás al margen de la sociedad, pero empieza a entrar dinero y tienes que montar una empresa, redirigir todas las historias... y ya eres sistema capitalista
El Coleta cree que el modelo estándar es "un tío del barrio al que le suda la polla la política": "Claro que mucho rap del que se puede escuchar es capitalista, de querer hacer dinero y tal, pero yo no lo encuadraría en la derecha. Sólo es la música de gente que no tiene y quiere tener". Zatu, de SFDK, igual que sus compañeros, tampoco cree que exista un rap neoliberal como tal, aunque sí más posturilla.
"Más pijo, más aburguesado, ¿sabes? Un rap que a la hora de comercializarse entre más. A nosotros mismos nos pasó. Somos gente a la que nos va bien y en un momento nos absorbió la cadena: estás haciendo música desde los veinte años y estás al margen de la sociedad, pero empieza a entrar dinero y tienes que montar una empresa, redirigir todas las historias... y ya eres sistema capitalista, aunque eso no repercuta en la letra ni en la intención", aclara. "Yo lo veo así: somos los pijos del rap".
¿Ser de izquierdas significa ser pobre?
Dice Zatu que la estética dorada no tiene mucho que ver con el fondo ideológico. Tampoco con el billetero. "Mira, yo siempre he llevado oro; he sido de los más opulentos de este país, y no porque tuviera dinero, porque he sido un tieso to' la vida, pero me he criado con eso, por mi tierra, por el rollo del gitaneo". A Tote King también le parece absurdo perpetuar esa vieja idea de que ser de izquierdas sólo es legítimo si eres pobre -o te lo haces-. Lo dice en una de sus últimas letras: "Paso de los que opináis / que los de izquierdas no pueden vestir Nikes".
A ver si no vamos a poder gastarnos nuestro dinero en lo que nos salga de los huevos. ¿Nos van a condenar, encima de que somos pobres, a no disfrutar de las tres cosas que queremos?
"A ver si no vamos a poder gastarnos nuestro dinero en lo que nos salga de los huevos. ¿Nos van a condenar, encima de que somos pobres, a no disfrutar de las tres cosas que queremos?", expone el padre de Ni de ellos, ni de ellas. "Una persona de izquierdas, para mí, es la que antepone los valores sociales a los empresariales. Si tú pagas tus impuestos, crees en la seguridad social y luchas por los derechos y la igualdad... a quién le importa que tengas en tu casa tres Mercedes. Que yo tenga en mi garaje dos coches no va a cambiar que desahucien a mi vecina".
En medio del caos de ideologías, intenciones o carteras más o menos llenas, lo que es indudable es que el rap español no se quita ese estigma dulce de seguir chirriando al establishment. Cuentan los implicados que están acostumbrados a ser ignorados -hasta "vetados"- con la excusa del lenguaje agresivo o soez. "Las verdades como puños no interesan", guiña Xhelazz. "Verás como en los cuarenta o en Kiss FM no apetece pinchar la canción de un tío diciendo 'yo pienso esto del Estado'". Si no quieren escucharlos hilando fino, ya saben: pongan la radio.