“Esta exposición va a ser mejor que la de El Bosco y nuestro bosque ni te cuento”, dice Paco Clavel (Jaén, 1949) señalando su entrepierna. El creador del guarripop habla de la muestra Expovinilo: arte en portadas que junto a Juan Sánchez, miembro del equipo de Juan Gatti, y la galería El Imparcial han creado y que se podrá ver en dicho espacio hasta el 16 de octubre.
Clavel viste pitillos, se peina con una coletita cana y verde -las mechas se siguen llevando- y un ritmo cantarín al andar, como si todavía no hubiera abandonado La Vía Láctea, el bar malaseñero donde todo empezó. El cantante ha perdido un poco el oído y para hablar se gira elegantemente como una muñequita incorruptible que ha sobrevivido al paso de los años. Pero, Clavel conserva la vista para el arte y, cómo no, el sentido de la estética que definió su carrera.
La Movida del 'cutrelux'
Él es el último mito de la Transición. La revolución que quería quitar el polvo a la España franquista se visitó con cardados y plataformas en una suerte de movimiento contracultural que acabó perteneciendo a los niños pijos. Clavel creó el cutrelux, una corriente que dotaba de valor artístico a elementos de la vida cotidiana, etiquetas como lentejuelas, cartones de huevos como sombreros… Pero la vanguardia del cutrelux se convirtió en el eclecticismo de lo nimio, una metáfora de aquellas juergas que see denominaban 'transgresoras' y que carecían de cimientos ideológicos.
La Movida asumía su papel de jolgorio postmoderno. Pero los progres que celebraban el final de una época sórdida y gris, se olvidaron del papel político.
Mientras que Alaska miraba el mundo a través de La bola de cristal la Movida asumía su papel de jolgorio postmoderno. Pero los 'progres' que celebraban el final de una época sórdida y gris, se olvidaron del papel político. Era una revolución que aspiraba a cambiar el mundo y acabó plastificada en un mostrador. Como los vinilos con los que Clavel sigue recordando la época donde creyó que todo iba a cambiar.
Barceló pinta a Camarón
El cantante y Juan Sánchez han reunido 130 lps y singles que repasan desde los años 50 las mejores portadas de los discos que dieron forma a la música española. La muestra se ha hecho con sus colecciones privadas, ya que Clavel es uno de los mayores coleccionistas de España que lleva buscando rarezas desde hace años. Expovinilo recoge ejemplares como la ilustración de Picasso para el disco de Juan Pardo o el caballo que pinto Barceló para el último disco de Camarón, Potro de rabia y miel.
En una suerte de canto nostálgico la exposición muestra los vinilos como elementos culturales de otra época -mejor, para ellos- que nos muestran el recuerdo de lo que fuimos y de lo que nunca seremos más, cuentan.
“Ahora falta imaginación y tirarse al barro. Con las nuevas tecnologías está todo como love is in the air tiroriri...”, dice Clavel cantando. “Cuando alguien quiere hacer un poco diferente se vuelve al vinilo pero con tiradas de 100 o 500, porque más no se vende. Editar un disco se ha convertido en algo luxury. Sólo se hacen cosas diferentes en petit comité no a nivel de discográficas. Los grupos que salen ahora en España cuidan menos la estética”.
“Ahora falta imaginación y tirarse al barro. Con las nuevas tecnologías está todo como love is in the air tiroriri...”, dice Clavel
La exposición muestra cómo las artes plásticas y la música se han relacionado de diferentes maneras. “ Hay muchas portadas que han ocultado a la música, resultaron ser míticas pero la almeja -lo que estaba dentro- no era tan buena”, señala Clavel. Juan Sánchez afirma que “muchas veces los artistas han considerado esta manera de expresión como un lienzo secundario. Las hacían porque los músicos eran amigos y no lo consideraban parte del arte con mayúscula. Esto también es una manera de enseñarles su propio también”.
La discográfica que rebajó a Picasso
Ni músicos ni pintores dieron importancia a la conexión artística que representaban las portadas de los discos. Eran las propias discográficas las que, en la mayoría de los casos, buscaban la interacción entre la música y los pintores que estaban de moda. Es el caso de las portadas que Ouka Leele pintó para Los Burros o para Ilegales. Pero incluso las discográficas llegaron a poner en segundo plano la vertiente pictórica: “Picasso hizo un dibujo para la portada del disco Anduriña de Juan & Junio, pero la compañía (Novola en 1968) prefirió poner una foto de ellos y colocar el Picasso en la contraportada”, cuenta Sánchez.
En los años ochenta la conexión entre música y pintura llegó a su punto máximo: “Esa etapa fue un binomio perfecto entre ambos, por ejemplo Costus y Alaska era amigos íntimos e hicieron algunos de los trabajos más representativos del pop”, cuenta Clavel. “En ese momento se hicieron cosas muy arriesgadas como la relación de Mecano y Juan Gatti que se convirtió en un símbolo”, afirma Sánchez.
En la exposición se pueden ver también cómo cantantes como Cecilia o Aute explotaron su vertiente artística y pintaron ellos mismos sus portadas. En el caso de Cecilia ilustró Un ramito de violetas con un dibujo intimista que refleja su propia vida, el paisaje verde que la acompañó en su adolescencia, las fotos de sus padres y dos retratos de ella, uno de niña y otro de mujer, como muestra del paso que suponía la música en su vida.
“En ese momento se hicieron cosas muy arriesgadas como la relación de Mecano y Juan Gatti que se convirtió en un símbolo”, afirma Sánchez
“Aute se autoretrataba para ilustrar sus discos. En sus primeros trabajos aparecen pinturas de él, las carpetas de los discos estaban repletas de dibujos suyos. Ahora que está tan malito… ay, anda cállate”, dice Clavel recordándolo. “Él era músico y pintor y al igual que Tino (Casal) relacionan su música y su estética muchísimo y lo muestran en las portadas”.
Bowie, Alaska y Paco Clavel
La muestra intenta poner de manifiesto la intersección entre ambas disciplinas artísticas pero también es una reivindicación del vinilo como objeto artístico que permite no sólo escuchar música, también vivirla, dicen los organizadores. Es un recordatorio de lo que hicimos ya que “hoy no hay registro visual de la música más que Youtube, no hay un objeto tangible y visual”, cuenta Laura Sánchez González social de El Imparcial.
“En la música hemos cambiado para peor, ahora se hacen adaptaciones de cosas que son clásicos. Ves lo que hizo Bowie, Alaska o yo mismo y te das cuenta que ahora hay cosas interesantes pero lo que hicimos fue muy rompedor”, cuenta Clavel. Sin embargo, para el cantante actualmente “todo está muy mezclado, para que sea algo muy fuerte y que rompa con lo establecido tiene que ser que enseñe un chichi y a veces ni eso”.