"Estoy rota. Desde el fondo de mi corazón, lo siento tanto... no tengo palabras". Así manifestaba su dolor la artista Ariana Grande por el atentado que ha matado al menos a 19 personas a la salida de uno de sus conciertos en Manchester. Grande, a sus escasos 23 años, trasciende la imagen de diva del pop -o de productos exitosos sin ideología, como las Spice Girls- y se subraya en cada una de sus intervenciones como una activista férrea, una joven concienciada con el colectivo LGTB, el feminismo, el mundo animal y el espectro político, declarándose sin pudores fiel detractora de Trump.
Una de sus pequeñas gamberradas -lamer donuts de una pastelería y devolverlos a la bandeja, mientras le comentaba a su novio "Odio América"- le costó el veto en la Casa Blanca durante una gala para el presidente Obama. Pidió perdón por sus palabras y añadió que le “enfadaba la ligereza con la que en América comemos y consumimos productos sin pensar dos veces las consecuencias que tendrán en nuestra salud y en la sociedad”.
Niña prodigio
Cuando tenía ocho años y estaba de vacaciones con su familia en un crucero, la niña Ariana se encaramó al escenario, agarró el micrófono del karaoke de adultos y se puso a cantar. No se había dado cuenta de que la artista cubana Gloria Estefan estaba sentada en una de las mesas. Cuando terminó, se acercó a ella, emocionada, y le dijo que jamás abandonara la música. “Estás destinada a esto”, añadió.
A los 12, su sueño era grabar un álbum de R&B. “Eso es una meta intensiva. ¿Quién va a comprar un álbum R&B de una niña tan pequeña?”. Sus representantes la subestimaron. El vozarrón de Ariana Grande bien tiene potencia afroamericana. Ella no necesita arreglos de estudio como otras estrellas internacionales para sonar avasalladora, aunque se haya hecho fuerte en un pop comercial -entre la balada y el tema bailable- producido hasta decir “basta”.
Ella no necesita arreglos de estudio como otras estrellas internacionales para sonar avasalladora, aunque se haya hecho fuerte en un pop comercial -entre la balada y el tema bailable- producido hasta decir “basta”
Se ha esforzado en emanciparse de la cría mona de cabellos pelirrojos que era en Victorious allá por 2009, que se convirtió en una de las series más exitosas de Nickelodeon. La historia se desarrollaba en una Escuela de Arte y ella se merendó la escena: venía de bordarlo en el musical 13, en Broadway, por el que ganó el premio a la mejor actriz de reparto de la National Youth Theatre Association Awards.
Diva musical
Ya con un número imponente de seguidores en el bolsillo, emprendió su carrera en solitario: ahí The Way, el primer sencillo de su álbum Yours Truly. El tema escaló en un pispás las listas internacionales, se posicionó en el puesto número nueve en la Billboard Hot 100, contó con el entusiasmo de la crítica y la catapultó como artista revelación a ojos de la Asociación de la industria musical.
Desde entonces no ha parado. My everything y Dangerous Woman, giras internacionales, nominaciones a los Grammy Awards, películas, polémicas. Va quedando lejos la niña extraña que adoraba las películas de terror y soñaba con Freddy Krueger. Su madre temía que cuando creciese se convirtiese en una especie de “asesina peligrosa”. Pero ya a los diez años la artista cofundó el grupo de jóvenes Kids Who Care, con los que cantaba en el sur de Florida para recaudar dinero para la caridad. Consiguieron más de 500.000 dólares para obras sociales sólo en 2007.
Activista LGTB, feminista y animalista
Se ha movilizado para paliar diferentes problemas sociales. Ha enseñado música y danza a los niños de Gugulethu, en Sudáfrica, ha llamado a sus seguidores a adoptar cachorros para darles un hogar y hasta llevó 15 perros a sus conciertos en el Madison Square Garden para que sus fans pudiesen acoger a algunos. Muestra siempre su ternura y adoración por sus abuelos. Sus 105 millones de seguidores en Instagram son espectadores de esta integridad inédita para una joven de 23 años.
Es vegana y embajadora LGTB a nivel mundial -participa en conferencias y dedica conciertos al colectivo, al que pertenece su hermano-y se enfurece con la cosificación de la mujer
Es vegana y embajadora LGTB a nivel mundial -participa en conferencias y dedica conciertos al colectivo, al que pertenece su hermano-y se enfurece con la cosificación de la mujer. Cuando publicó su vídeo Dangerous man, muchos la criticaron diciendo que les gustaba la canción, pero que ella parecía una “zorra”. Ella no se calló. “Los hombres se quitan la camisa y expresan su sexualidad sobre escenarios, instagram, vídeos… en cualquier sitio, constantemente. El doble estándar es aburrido y agotador. Las mujeres también pueden amar sus cuerpos”.
Los hombres se quitan la camisa y expresan su sexualidad sobre escenarios, instagram, vídeos… en cualquier sitio, constantemente. El doble estándar es aburrido y agotador
En otra ocasión se sintió acosada por un fan, que la trató con excesivas confianzas en presencia de su novio. “Expresar sexualidad en el arte no es una invitación a ser irrespetuosos. Igual que llevar una falda corta no es ir pidiendo ser violada. Las mujeres deciden qué quieren hacer con sus cuerpos, sus ropa, su música y su personalidad", reflexionó.
"Ser sexy, flirtear o pasarlo bien no es una invitación a nada. Literalmente estáis diciendo que si parecemos de una determinada manera, os pertenecemos. No-es-así. Tenemos derecho a expresarnos”. Se ha convertido también en un pequeña y mediática pesadilla para la Casa Blanca, ya que no pierde ocasión para criticar a Donald Trump. El día que ganó, puso en un tuit: “Estoy llorando. No me lo puedo creer. Esto es terrorífico”.