Cuando la Guardia Civil entró en la Consellería de Economía el pasado día 20 para registrar la delegación en relación con el referéndum sobre la independencia de Catalunya, algo se movió en España. Catorce funcionarios y cargos electos del Govern fueron arrestados, una manifestación independentista se concentró a las puertas de la institución y a las 12 de la noche, las 40.000 personas convocadas se marcharon a casa. Los Mossos cargaron contra los que se quedaron. Hubo insultos, porras y lesiones. Y en Spotify la marea soberanista reventó las cifras de La estaca, de Lluís Llach.
La canción compuesta en 1968 por el cantautor independentista como contestación a la dictadura, es “un llamamiento a la unidad de acción para liberarse de las ataduras y alcanzar la libertad”. Desde entonces se ha convertido en un símbolo de la lucha por la libertad. “¿No ves la estaca a la que estamos atados? Si no conseguimos deshacernos de ella nunca podremos caminar”, canta Llach en catalán. “Si tiramos fuerte, ella caerá”. El cantautor ha declarado en redes sociales que está muy "contento" y "orgulloso" de que se utilice la canción en estos momentos.
La desconexión musical
Llach ya no es un cantante perseguido ni censurado. Ahora es diputado en el Parlament por Junts pel Sí, y el pasado mes de abril pidió sanciones a los funcionarios que no secunden la “desconexión” de Cataluña. “En el momento que tengamos la ley de transitoriedad jurídica, ello obligará a todos los funcionarios que trabajan y viven en Cataluña. El que no la cumpla será sancionado. Se lo tendrán que pensar muy bien. No digo que sea fácil, al revés, muchos de ellos sufrirán”, dijo Llach en una charla organizada por Òmnium Cultural el pasado marzo, según reveló El País.
El estribillo se ha podido escuchar estos días más allá de las fronteras catalanas. En la convocatoria de hace una semana, en el Teatro del Barrio, para dialogar sobre las posibilidades democráticas del referéndum, la canción protesta se entonó dentro y fuera de la sala. Llach canta: “Si yo tiro fuerte aquí y tú tiras fuerte por allí, seguro que cae, cae, cae, y nos podremos liberar”.
Más allá de Cataluña
Tal y como informa el sello Picap, propietaria de la canción, a este periódico, “las escuchas se han disparado en las últimas semanas”. “La canción ha subido el triple de todo. El día 20, la intervención en Consellería de Economía, registra la primera subida en las estadísticas. Pero fue el día siguiente, el 21, cuando pasó de 400 a 4.000 escuchas al día”, reconoce Joan Carles Doval a EL ESPAÑOL. “Es un subidón absolutamente normal. Podemos también la está utilizando. Y en Zaragoza el otro día también la estaban cantando”, añade.
La mayoría son escuchas en streaming, la descarga es casi inexistente también en cuestiones de ideología. Pagar 0,99 euros por una canción es una quimera en los hábitos de consumo cultural en este país. “Las plataformas digitales liquidan directamente a los autores, pero son muy bajas. La mayoría de los usuarios no tienen contratada la escucha 'Premium', por lo que los músicos no perciben nada. En el sur de Europa, el pago por canciones es un desastre. Aquí nadie quiere pagar”, reconoce Doval. “Es el gran problema de la industria y si le pides más porcentaje a Spotify por la escucha, te dicen que están planteándose marcharse de España por lo poco que liquidan”.