Las niñas de hace veinte veranos querían ser flacas, enseñar el ombligo, ponerse tops de colores y coletitas altas, sacar la lengua y crecer muy deprisa: la vida era un baile en el césped, una mirada furtiva a un chavalito en la piscina, elegir una Spice Girl para mutar en ella y reproducir ese Wannabe al que se adoraba sin entenderlo. Los niños querían ser Nick, Kevin, Howie, Brian o AJ, los Backstreet Boys, con sus coros lánguidos, sus letras tiernas y sus coreografías armónicas.
Eran sus referentes, en esencia, porque había uno para cada Spice -bajo la implacable e infantil lógica numérica-; porque eran exitosos y razonablemente atractivos, y porque habían entendido muy pronto qué tecla pulsar para avivar la filia femenina: le cantaban al amor, el gran misterio histórico, el reclamo infalible. “Although loneliness has always been a friend of mine, I'm leavin' my life in your hands”, se arrancaba Nick Carter con los ojos purísimos y el flequillo estilo seta, partido por la mitad -ahora, dos décadas más tarde, arrastra una vida de excesos y polémicas, llegando a ser acusado hace escasos meses de violación-.
Después todos miraban a la vez a cámara y entonaban el estribillo. “I don’t care who you are, where you’re from, what you did… as long as you love me”. Siempre parecía que te la estaban cantando a ti. Hoy, en pleno 2018, cuando ya no se les esperaba, lanzan Don’t Go Breaking My Heart para celebrar el pelotazo de su primer álbum, Millenium, que contuvo varios de sus grandes éxitos. Mirarlos es como ponerse ante un espejo uno mismo y levantar la ceja ante el cambio radical: aquí la experiencia, los baches… la belleza más quebrada. Y el furor, también.
El mundo es otro, la música, la misma
¿Dónde estábamos hace 25 años? En estilo vuelven idénticos, pero es el mundo el que es otro: ahora se adora a dioses más alejados del amor romántico y más rayanos en Maluma o J. Balvin. El reguetón latino va apretándole cada vez más la soga al viejo pop estadounidense. Michael Jackson murió, las Torres Gemelas ya son sólo hueco, un terremoto devastó Haití, Obama fue elegido presidente de los EEUU, se invadió Irak y se puso en circulación el euro. Sí que hace mucho que no nos vemos.
¿Por qué volver ahora? “Bueno, no lo vemos como un regreso”, cuenta Howie a este periódico, al teléfono. “Antes pensábamos que estábamos muy locos, que éramos muy grandes a finales de los noventa y a principio de los dos mil… y de repente, nuestra música dejó de ser tan popular en la radio. Cuando Kevin [Richardson] se tomó un respiro del grupo, mucha gente pensó que lo habíamos dejado, pero no: nosotros siempre seguimos adelante y seguimos haciendo música con nuestra discográfica”. Han vendido más de 135 millones de discos en todo el mundo.
Muchos les han catalogado como la banda de pop masculina más influyente de la historia. ¿Qué pasa con los Beatles? El músico ríe al otro lado de la línea. “Son palabras muy grandes. Es muy halagador, pero para mí los grupos más influyentes del mundo fueron los Beatles, los Rolling, los Eagles… a nosotros siempre nos ha sido más difícil ganarnos el crédito de la gente. Pero saber que hemos influido en la vida de tantas personas es un piropo muy bonito”.
Chicas, drogas... y reguetón
Hace poco, en el crucero temático de los Backstreet Boys, los chicos se disfrazaron de las Spice Girls. Contaron que fue para “celebrar todo el poder de las chicas que nos ha permitido seguir durante 25 años”. Dice Howie que no había grandes diferencias entre ellos. “Aparecimos al mismo tiempo. Ellas tenían una presencia muy fuerte gracias a su música y su aspecto, y algo así intentamos hacer nosotros. Vi a Mel C en Dubai hace cosa de un mes, en un festival, y le conté que teníamos pensado vestirnos de ellas. Se quedó en shock y soltó una carcajada, fue muy guay. La reacción de los fans también fue tremenda, una locura. En esa noche tocaba, temáticamente, volver a los noventa, así que buscamos algo divertido”.
Nunca fue, a sus ojos, “un chicas contra chicos”: “No, para nada. Teníamos un público muy similar, pero no hubo ningún tipo de competición. Quizás la prensa sí se inventó alguna competición con otras boy bands”. Sostiene que él es “la misma persona que antes de tener éxito” y que tiene presente sus orígenes humildes. “Nos cambió la vida en todos los aspectos, especialmente a nivel económico. Todos procedemos de familias normales y gracias a Dios y a nuestros fans fuimos capaces de alcanzar muchas cosas… que nunca nos hubiésemos podido permitir antes”.
Admite que “la droga y el alcohol son cosas que vienen con el éxito, está claro”: “El éxito puede acarrear muchas cosas diferentes, tanto como tú le permitas. Ya sabes, el éxito también te da la oportunidad de conocer a otras personas y de hacer cosas que nunca antes tuviste la oportunidad de hacer… además del dinero, que te abre la puerta a muchas cosas. El tema es: ¿hasta dónde estás dispuesto a dejarle entrar?”.
'Me Too' y la acusación de violación de Nick
Howie está seguro de que “las mujeres han sido la clave de todo ese éxito”: “Las chicas fans fueron las que más nos ayudaron, está claro”, ríe. “Éramos muy jóvenes. Pero nunca planeamos hacer un producto sólo para chicas ni para ningún grupo determinado. Queríamos chicas, chicos, de todo, sin importar preferencias sexuales… era música para todo el mundo, como debe ser”. Oye, pero, ¿y si hubiesen sido feos, habrán triunfado igual? “Hay que agradecer a Dios y a tus padres lo que te han dado”, ríe con ganas. “Los gustos de cada uno son diferentes. Si ellas veían belleza en nosotros… pues tendremos que agradecerlo a Dios y a nuestros padres, y también a ellas”.
¿Cómo afronta el grupo las acusaciones de violación que se han hecho este año sobre Nick Carter por parte de la cantante estadounidense Melissa Schuman? “Nosotros respaldamos a Nick. Confiamos en él y en su palabra, lo conocemos desde hace casi 25 años”, explica. “Pero apoyamos mucho el ‘Me Too’. Es un movimiento muy fuerte que está afectando a todas las industrias. Hay que apoyar a todas las víctimas y no socavarlas. Esperamos que las mujeres puedan encontrar una posición más fuerte en la que se sientan seguras y consigan el rol que se merecen. Como todo el mundo, somos todos iguales, hombres, mujeres, no importa la orientación sexual, el color… Todo el mundo se debería sentir seguro si trabajamos por un mundo en igualdad”.