Madonna muere de ego: homenajea a Aretha Franklin... y sólo habla de sí misma
- La diva del pop dedicó diez minutos de discurso en los MTV VMAs a hablar de sus comienzos en el ecosistema artístico. ¿El gancho? Una canción de Aretha Franklin.
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Madonna sólo ama a Madonna: eso es lo que le recriminan sus detractores e incluso sus adeptos decepcionados por el discurso que emitió ayer en los MTV VMAs en honor a Aretha Franklin. Pudo haber sido una intervención gloriosa. Pudo tener tintes de eternidad, como lo tienen muchas veces las palabras de la diva del pop, recuperadas recurrentemente por el público y por otros artistas como inspiración. Pero no fue así, y en su speech sólo cabe la mofa: su amor propio, que es también su don, fue su látigo. Madonna soñaba con ser como Gandhi, como Luther King o como John Lennon, pero en una ocasión decidió que le rentaba más estar viva, y desde esa trinchera pelea, molestando a todos: “Cuando tengo hambre, como. Cuando tengo sed, bebo. Y cuando tengo ganas de decir algo, simplemente lo digo”.
La artista tuvo diez minutos de mitin y casi todos los empleó para auparse, para acariciar la pelusa de su obligo. Madonna relató su primera experiencia en una audición y los comienzos de su carrera musical, recordando que eligió (You make me feel like) a Natural Woman para una prueba decisiva. “Aretha Louise Franklin cambió el rumbo de mi vida. Salí de Detroit cuando tenía 18 años, con treinta y cinco dólares en el bolsillo. Mi sueño era triunfar como bailarina profesional. Después de años de luchar y estar en la ruina, decidí lanzarme a las audiciones de musicales. Escuché que el sueldo era mejor. No tenía experiencia ni aspiración de convertirme en cantante, pero fui a por ello”, empezó a contar.
“Me rechazaron en todas las audiciones. No era lo suficientemente alta. No me relacionaba lo suficiente, no era lo suficientemente guapa, nada era suficiente. Y de repente, un día, la última sensación del disco francés estaba buscando cantantes y bailarines para su gira mundial. Pensé: ¿por qué no? Siempre podría volver a donde me robaron, a punta de pistola, y donde me confundían con una prostituta en mi propio piso, que también era una casa de venta de crack”, resopló la diva. Así que se presentó a la audición, y recordó cómo los productores franceses le preguntaron por la canción que se había preparado. Ella entró en pánico. No tenía ninguna partitura. Se le había pasado por alto esa parte tan fundamental de la prueba.
“Tenía que pensar rápido. Mi próxima comida estaba en juego. Por suerte, uno de mis álbumes favoritos fue Lady Soul, de Aretha Franklin. Solté: "Me haces sentir". Silencio. "Me haces sentir una mujer natural". Los dos franceses asintieron con la cabeza y yo dije: "Ya sabéis, de Aretha Franklin". Miraron al pianista. Este sacudió la cabeza. No necesito partituras, dije, conozco cada letra. Me sé la canción de memoria, la cantaré a capella”. Madonna sintió cómo no se la tomaban en serio. ¿Quién iba a poder cantar por Aretha? Y aquí el arranque de ego: “ Pensaron: ¿Va a venir una chica aquí a cantar un tema de una de las mejores voces del soul que jamás han existido? ¿Y a capella? Les dije, 'Perras, soy Madonna'. No, no lo hice. No dije eso porque todavía no era Madonna. No sé quién era en aquel momento”.
Final feliz
Finalmente, esos productores la rechazaron para ese papel pero la auparon como estrella mundial. “Creemos que tienes un gran potencial. Eres ruda en las formas, pero hay una crudeza que nos encanta. Queremos traerte a París y convertirte en una estrella. Bueno, te llevaremos a un estudio, con el gran Giorgio Moroder”, le dijeron. Acertadamente, Madonna reflexiona en voz alta: “Probablemente os estéis preguntando por qué os cuento esta historia”. La verdad es que sí. “ Hay una conexión, porque nada de esto habría sucedido sin nuestra dama de alma. Ella me llevó a donde estoy hoy. Y sé que influyó en tanta gente que está aquí esta noche. Y quiero agradecerle, a Aretha, por darnos tanto poder. Todos mis respetos. Larga vida a la reina”.
Aún hubo más: finalizó el speech contando una anécdota que nada tenía que ver con la Franklin, sino, de nuevo, con ella misma. Relató cómo perdió un zapato y se le vio el trasero en los VMAs de 1984. Por lo visto, su agente le dijo que su carrera había terminado. “Y nada. Ahora me gustaría presentar a los nominados para el vídeo del año”. Así finalizó el homenaje de Madonna a sí misma.