Arnau Griso vienen cargados de verdades sencillas, de revoluciones domésticas: decálogos para esa educación emocional que nunca nos enseñaron en la escuela. Nos tatuaron álgebra y fórmulas químicas, pero, ¿quién sabe sobrevivir en este planeta esquizofrénico? Ellos lo tienen claro: “No serás esclavo de lo perfecto”, “Los límites de la estupidez humana son infinitos: tranquilo, inútil, no estás solo”, “Disfrutarás del sexo sin amor porque el amor sin sexo ya te llegará” o “Le dirás ‘te quiero’ a un amigo más a menudo. Y si hace falta, le aguantarás la cabeza cuando vomite”. Ponen siempre el foco en la belleza que nos pilla a mano, en el disfrute asequible: “Follar en una fiesta, o saberte una respuesta, la piel de gallina recordando el gol de Iniesta”, cantan en Es gratis. “Lunes de Juego de Tronos, ver caer a El poderoso, arreglar la sociedad entre todos nosotros. Vivir en un buen libro, un viaje con amigos… la posibilidad de acabar haciendo un trío”.
Ahora el dúo barcelonés presenta Revolución Bananera, inyección para espabilar y aparcar los dramitas del primer mundo. “Decimos que es un ‘flower power’ 2.0 que diseminamos por las redes, por Youtube. Está lleno de humor, que siempre ayuda a que los mensajes lleguen a la gente aunque sean contundentes”. A pesar de su ternura y didactismo a la hora de tirar pullas como panes, no son Mr. Wonderful ni Paulo Coelho: “Somos bastante críticos con nuestro entorno. Nos indignamos viendo un informativo de noticias y podemos no parar de cascar sobre política y sociedad, pero esa reivindicación la mezclamos con humor porque es nuestro sello: una de cal y otra de arena”.
Es “revolución” bananera y no “república” -eso que el capitalismo utiliza como algo despectivo- porque ellos quieren “crear un movimiento nuevo que no herede nada de lo anterior, no queremos saber nada de lo que hemos creado como especie”, ríen al teléfono. En Para que el mundo lo vea se ríen del postureo. Es un guantazo velado a la superficialidad de las redes sociales. ¿Estamos haciendo el ridículo en Instagram? “Nosotros seguro que sí. Yo vendí la vergüenza por Wallapop hace unos años ya. En nuestras canciones empezamos por reírnos e nosotros mismos para hacer tabula rasa y luego ya reírnos de lo demás. No somos nadie para dar lecciones morales”.
Contra el postureo
“Si no compartes este tema nacerá un tronista por tu culpa… es una pena”, entonan, emulando las cadenas de whatsapp que nos perjuran todos los males si no distribuimos el mensaje. ¿Cada vez cumplimos más el estereotipo de estar más buenos y ser más idiotas; estamos cuidando mucho el cuerpo y muy poco el cerebro? “Claro. Que estamos abocados al narcisisimo más galopante es evidente. Seguramente eso lo fomentan las redes sociales, que son un escaparate de perfeccionismo constante. Cada vez nos cuidamos más porque cada vez nos ve más gente y eso es inexorable. Las redes sociales no premian el interior en ningún aspecto. Bueno: ¡en Twitter sí!”, ríen. “Pero la gente se acaba chalando en Twitter, absorbidos por su alter ego. Uno es Dios, otro es… no sé. Twitter es el bar más grande del mundo, una gran taberna de borrachos”.
En Desamortil deslizan ideas para superar un mal de amores, una ruptura de esas que le dejan a uno desacompasado del mundo. Netflix, viajes, apoyarse en familia y amigos, no meterse en su perfil (es una trampa) y recordar que hay más peces en el bar. “Se trata de vivir con los ojos abiertos. Así se supera cualquier trauma: se trata de vivir viviendo, que es algo que últimamente se nos ha olvidado hacer. Estamos más abocados a la supervivencia que a la vivencia. Son las pequeñas cosas. Es como: acuérdate de tus amigos, lee, cómete el mundo, bebe… y bueno, hemos puesto todas estas cosas para no decir sólo: “Folla””, bromean.
“Nos gusta el concepto de ‘bienvenida de soltero’. Debería aplicárselo todo el mundo que tiene una ruptura. Hay que celebrar la soltería cuando te llega y no cuando se acaba. Te casaste, la cagaste”. Carcajadas por el hilo telefónico. En El gusto es mío hacen una oda al sexo. Y dicen que el tamaño no importa. “Bueno, es que hay penes pequeños que han hecho hazañas muy épicas. Estoy seguro. Nosotros abanderamos todo tipo de causas, aunque las compartamos o no… no vamos a decir cuáles compartimos y cuáles no”. Vuelven a reírse. Realmente son la alegría a nueve dígitos de distancia. O sólo a un click de Spotify.
Belleza, precariado y Pujol
En ese mismo tema hablan de surfear por las estrías de una mujer y empaparla de autoestima. “Todo está afectado por este canon de belleza. Los medios, las marcas. Es un estereotipo metido en la cabeza, un canon imposible, frustrante, antinatural y además, subjetivo. Por qué antes una mujer bella era una mujer gorda y blanca… porque podía comer y no tenía que trabajar en el campo. ¿Y ahora, por qué una mujer es bonita estando delgadísima? Hemos tocado fondo en cuando a estereotipos. Tengo esperanza de que, como todo es cíclico, volvamos a premiar la naturalidad”.
Arnau Griso también regaló, en uno de sus primeros temas, un manual musical sobre cómo salir sin pasta. “Qué será de mí, qué será de mí, tenía un euro y aún así salí...”, cantaban. “Es que con un euro nos montamos una noche. Somos felices en un charco, echando la tarde con la guitarra y con una cerveza del paki, con todo el respeto. No necesitamos ningún tipo de lujo ni frivolidad. Bueno, que ahora te decimos esto y a lo mejor el año que viene estamos llorando en la limo”, guiñan, en alusión al tema de C. Tangana. “Hombre, es que nos estamos dedicando a la música por dinero y está tardando en llegar. A ver si podemos volvernos ya unos excéntricos de esos que tienen locura y gastan por gastar”.
La casa de Tothom se la dedican a Barcelona, su hogar. “La pela es lo primero, veneramos a Pujol, nos encanta el dinero y si es público, mejor”. Bang. Directa a la frente. “Es el sarcasmo elevado a la enésima. La verdad es que estamos especialmente orgullosos de esa frase. Es un revés que en este caso recibe Pujol y el 3%… otras veces lo recibe el PP y quien sea, todo aquel que nos parezca que tiene unas formas que no nos molan. Es nuestra pequeña contribución”. ¿Y qué hay de Quim Torra? “Bueno, ya se la acabará llevando, porque no tenemos filtro. Tenemos los brazos muy flexibles y somos como un ventilador soltando tortazos a todo aquel que nos encontramos. No nos debemos a nadie. Hemos venido a dar por culo”. Larga vida a Arnau Griso.