Montserrat Caballé fue una diva irrepetible que peleó por no dejar de ser nunca humana: se sacudió las importancias de su voz extraterrestre, de su talento fuera de norma, de su garganta llena de prodigios, y tildó siempre de "ridículos" a aquellos artistas que se sintieron estelares. Ella tenía un cable a tierra y era de una filantropía pasmosa: se decía "al servicio" de los compositores y de su sacrificada vocación, la música, pero sobre todo clavaba rodilla en tierra en su amor por su marido y sus hijos.
Cantó con Freddie Mercury, se levantó de la mesa en una cena con Pujol y arrojó un ramo de flores a un director de orquesta que iba demasiado rápido. No se andaba con tonterías, la Caballé, hembra artística en mayúsculas, ser humano genuino que conoció el hambre y el dormir en los parques siendo muy niña. Pero miraba los amaneceres, Montserrat, mientras le rugía el estómago. Toda esa garra y esa emoción la canjeó en voz, llegando hasta los centros mismísimos de la tierra. Aquí una soprano eterna en 20 pensamientos.
1. “Trabajo deprisa para vivir despacio (…) Las horas perdidas no tendrían que existir nunca”.
2. "No hay nada mejor en el mundo que el hecho de aprender. Es la clave de la vida. Si no, te sientas en un sillón y se acabó”.
3. “Componer es el verdadero arte. El compositor, no yo. Lo único que hago es servirlo lo mejor que puedo, y esto hay mucha gente que lo olvida cuando canta las obras. Somos servidores del compositor, que es el gran creador de las noches. Uno no tiene que cegarse ni ensordecerse. Cuando abres una partitura, la coges con respeto, porque es algo que no conoces. La lees, la estudias, y piensas: ¿podré servir bien a este compositor, que ha hecho maravillas con esta melodía? Si no eres consciente de eso, te conviertes en un falso divo”.
4. “Nunca pensé que podría llegar a cantar bien, ni a tener éxito, ni a ser una cantante más o menos apreciada (…) No hay nada peor que traicionar la música”.
5. “Mi madre era una persona muy tenaz, y cuando decía ‘no hay pan para comer’, hacía colas, caminaba kilómetros y traía pan a casa. No tenía piano, pero iba a las casas donde había piano y tocaba. Yo creo que ella lo aprendió en Valencia. Y la mamá tenía ese arte, ¿verdad?, que se lleva dentro y que se desarrolla a medida que vas creciendo, y no para, no para, porque lo llevas dentro”.
6. “Cuando nos hicieron salir de casa por no pagar, tuvimos que dormir en el metro o en los parques. Yo debía tener 13 años y mi hermano era pequeño, y mis padres lo pasaron fatal. Pero había algo siempre maravilloso, que era ‘papá’ (no porque ‘mamá’ no lo fuera, porque era una trabajadora inmensa, una mujer que daba su vida por los suyos y los que no lo eran). Mi papá decía: “Piensa una cosa, si nosotros no estuviéramos en la calle, no veríamos el amanecer, no veríamos este cielo estrellado, ni oiríamos los cantos de los pájaros al amanecer”. Y estas cosas que hoy la gente llamaría ridículas, eran grandiosas. Y eso nos ha acompañado toda la vida. Mi padre siempre decía que cuando suceden cosas, suceden por algo”.
7. (Sobre el independentismo de Cataluña): “Se puede sentir siempre que no hagas daño a un tercero. Se puede sentir amor y fe por algo siempre que lo sepas compartir. Y se puede sentir también algo que muchos no entienden, pero cuando tienes la suerte (y yo lo considero una suerte, de viajar y cantar por todo el mundo, y conoces tantos pueblos y tanta gente tan diferente), entonces te das cuenta de que las hostilidades no funcionan. Naciones Unidas nos han enseñado la convivencia (yo soy de Naciones Unidas desde el año 88). Nosotros, los pueblos del mundo, tenemos que estar unidos, no separados, no podemos hacer cadenas. Las cadenas sólo son para la esclavitud”.
“Estábamos mi esposo y yo en una cena muy importante en la Generalitat de Cataluña hace años, y estaba el presidente, su esposa, etc… y no es que yo le odie, pero [el presidente, entonces Pujol] dijo una frase: dijo que yo era una catalana universal, una embajadora de Cataluña, y que mi único defecto era no haberme casado con un extranjero. Perdonen, eh. A mí esto me resultó patético. Me levanté de la mesa e iba a marcharme, pero la mujer del presidente me cogió de la mano y me dijo: ‘Siéntate, que hay gente que no sabe lo que dice’, y a mí esto me pareció no una disculpa, pero sí algo para Bernabé, porque nunca fue un extranjero para mí, como yo no he sido una extranjera para España. Yo he sido una embajadora, y estoy por la unión de los pueblos y de las gentes, de sus creencias y sus religiones (…) Estoy muy feliz de haber nacido en Barcelona, de haberme casado con un aragonés, de que mi madre fuera valenciana y de que mis hijos hayan estudiado en España”.
8. “Nunca estás lista para actuar. Nadie está listo antes de ponerse ante una cámara ni ante un público, pero esperanza para hacerlo, sí, la tengo, y también ilusión”.
9. “Hay veces que la gente te ataca inocentemente. Con esa gente hay que ser… no duro. Y luego hay gente que te ataca malamente, y con esa gente se puede responder. A mí me sucedió en Viena, con el director de orquesta. Yo cantaba La Traviata y él llevaba tiempos muy rápidos. Luego supe que los había hecho así porque cantaba con otra soprano que necesitaba esa rapidez. Como entonces yo no lo sabía, le tiré a la cabeza un ramo de flores que llevaba en la mano. En plena función. Le dije: ‘Ahora siga usted solo’, y me fui”.
10. (Sobre su marido, Bernabé Martí): “Lo raro es que él me eligiera a mí, porque era muy guapo y cantaba muy bien. Todo el mundo estaba por él, pero… yo no era un lechazo de belleza, al contrario. Era muy gorda, muy patosa, y no era una persona… en el escenario sí que cantaba bien. Creo que eso le fascinó. El canto”.
11. "La primera vez que canté con él fue Madame Butterfly. Fue en A Coruña. Llegó y no se la sabía. Yo veía que se equivocaba a cada momento y miraba para corregirle y ayudarle. Se lo dije al regidor de escena. Porque vino a sustituir a otro tenor que se puso enfermo. Y dice: ‘Bueno, es que tiene una voz muy bonita pero no se sabe bien la obra’. Y cuando llegué a Barcelona lo comenté con el señor que hacía las pelucas, los maquillajes, las botas, y éste va y se lo dice. Y entonces, cuando la hicimos en el Liceo, ya se la sabía, la hizo muy bien. Y me besó terriblemente”.
12. “Me casé con él no porque cantara, sino por como era y como es. Es un ser humano mil por cien. Para él todo es más importante que el canto y que la misma música. Lo importante son los eres. Y me ha enseñado mucho en este campo a mí. Me he dado cuenta de que tiene razón”.
13. “Tengo un recuerdo de cuando estuve en el conservatorio del Liceo hace tantos años, tantos, y nos permitían mirar por el balcón a la gente que llegaba al teatro. Yo recuerdo que en aquel entonces yo veía y pensaba: dios mío, cómo va la gente, esos trajes de noche, esas joyas…”.
14. “Freddie Mercury tenía una admiración… que él sintió de ver que yo podía hacer ciertas cosas que a lo mejor a él le hubiera gustado poder hacer. Tenía una gran voz, era una voz de barítono. Y cuando yo le dije que grabáramos un dúo de barítono y soprano en su casa de Londres, me dijo: ¡No, porque si la gente me viera cantar de verdad…! Esa palabra se me quedó: “De verdad”. Me dijo que no, que le parecería que sería traicionar a su público y a su gente. Era un gran compositor. Tocaba el piano excelentemente”.
15. “María Callas me regaló unos pendientes y no me los he puesto, porque me parecía un sacrilegio. No me parecía de respeto. Los tengo en la vitrina”.
16. “La música llena. Llena una vida y un sentimiento. Pero en la vida hay otras cosas que también llenan. Y esas cosas [María Callas] no las conoció”.
17. (Sobre el anuncio de la Lotería): “Es horroroso, ¿verdad? ¡Tengo una cara de susto! ¿Usted no lo ve? Yo, verdaderamente, tuve dudas, pero cuando lo hice lo hice porque el director me daba la garantía de que era un buen director de cine. Y bueno, así salió. Pero la cara de susto era por el maquillaje. Me pusieron maquillaje de ojos redondos y extrañó, porque yo nunca los uso redondos, sino un poco alargados”.
18. “Yo sigo trabajando, aunque ya no pueda cantar ‘La traviata’, porque antes de no poder hacer bien una cosa, prefiero no hacerla. Me gusta tener los pies en la tierra”.
19. “Creo que no he podido ser una buena madre. He estado tan ocupada con la música que no he prestado la atención necesaria a quien debiera, a lo mejor”.
20. “Si no puedo cantar, tengo la impresión de que ya no existo”.