"Espero hasta que el mundo sea mío [...] Deberías verme en una corona", cantaba Billie Eilish en You should see me in a crown (2018). Por aquel entonces la cantante tenía 16 años y apuntaba a ser una de las estrellas del futuro. Ahora, apenas un año más tarde, ya es una realidad. La revista Billboard publicaba hace menos de una semana que Billie Eilish se convertía en la primera artista nacida en el siglo XXI en ser la canción número uno de la lista Hot 100 —lista de popularidad de los 100 sencillos más vendidos en los Estados Unidos—.
Desde que lanzara su primer y último álbum de estudio en marzo de 2019, llamado When We All Fall Asleep, Where Do We Go? (¿Cuando todos nos dormimos, adónde vamos?), la joven cantante solo ha recibido halagos de músicos de todos los géneros y estilos habidos y por haber. Thom Yorke, vocalista y compositor principal de Radiohead la calificaba como "lo único jodidamente interesante a día de hoy" y Eilish ha colaborado con artistas como Khalid o Rosalía —esta última todavía no ha visto la luz—. Con 17 años ha actuado en el festival de Coachella y España acogerá a la estrella del momento el 2 y 3 de septiembre en Barcelona y Madrid.
El éxito de Billie Eilish no solo se limita a los ritmos que tan única hacen a la californiana, sino que viene acompañado de unas letras que nunca antes se habían visto en la música comercial. La temida y prejuzgada generación Z —aquellas personas nacidas entre finales de los 90 hasta mediados de los 2000— ya no se interesan por las boybands que predican el amor adolescente. El amor propio, la ansiedad y los tabúes sociales, como la sexualidad o las enfermedades mentales, han sido el calado principal de una juventud que se aleja drásticamente de las generaciones anteriores.
La estética también juega un papel importante en su trabajo. Los coloridos y anchos ropajes que viste en sus videoclips, al mismo tiempo que en su vida rutinaria, tienen una explicación sencilla y personal. "Siempre me preocupó mi apariencia, no podía ni mirarme al espejo", confesó en una entrevista en la que explicó que jamás vestía con ropa estrecha para evitar que fuese juzgada por su cuerpo.
"Escuchadlo antes de que me vaya"
Tras una avalancha de comentarios acerca de extraños movimientos que apreciaban en la cantante, Eilish compartió en sus redes sociales que padecía síndrome de Tourette. Por desgracia, los problemas con los que la cantante debe lidiar diariamente no terminan ahí. En una entrevista concedida al DJ neozelandés Zane Lowe afirmó que sufría parálisis del sueño y sueños lúcidos, con los cuales había convivido desde que era una niña. "Hace un año tuve la misma pesadilla durante dos meses y eso afectó a mi vida", confesaba.
La canción de Bury a friend (Enterrar a una amiga) presenta un videoclip tétrico en el que se muestra ese guiño a la sucesión de los mismos sueños donde ella es su propio monstruo bajo la cama. "Quiero terminar conmigo", repite constantemente la canción en la que la narrativa del videoclip se sucede en forma de bucle hasta en tres ocasiones. A su vez, en Listen before I go (Escuchadlo antes de que marche) pide perdón por no ser capaz de salvarse a sí misma de los demonios de su cabeza y se despide de sus amigos: "Si me necesitáis, si me queréis ver, daos prisa porque me marcharé pronto".
Al igual que Theodor Adorno pone en duda si Charles Baudelaire habría sido capaz de escribir Las flores del mal estando "sano psíquicamente", uno se pregunta si Billie Eilish habría sido capaz de llegar a la cima musical sin todas las adversidades a las que se enfrenta a su temprana edad.
Orígenes inusuales
Billie Eilish nació un 18 de diciembre de 2001 en Los Ángeles. A diferencia de lo que sucedía en tiempos pasados, los inicios y la vida temprana de las superestrellas es mucho más sencilla de rastrear en la actualidad. Ya no se limita únicamente a las fotografías y vídeos caseros de los familiares. El alcance de las redes sociales y los nuevos tiempos no han obviado la trayectoria de la cantante californiana. A los 12 años publicó un sinfín de vídeos en la aplicación de Vine, como cualquier otro joven, donde aparece escuchando a Justin Bieber y jugando con su perro y su gato.
¿Cómo pasó de ser una niña cualquiera a convertirse en una ídola internacional? Detrás de su actitud infantil en redes sociales, como ocurre con casi todo el mundo, se escondían facetas que no hacía públicas. Desde los ocho años se unió al Coro Infantil de su ciudad natal, donde aprendió canto y técnica musical y a los once años componía sus propias canciones además de tocar el piano y el ukelele.
Su hermano mayor Finneas O'Connel, quien aparece constantemente en su Instagram, es también uno de los culpables principales de su éxito. En concreto, el primer single de Billie Eilish fue compuesto por él. Ocean Eyes se publicó en SoundCloud el 18 de noviembre de 2015. La canción no tardaría en hacerse viral y actualmente cuenta con mas de 150 millones de visualizaciones en YouTube.
Su rápido progreso le ha llevado a realizar una versión de su tema Bad Guy con Justin Bieber. Al final, aquella fan incondicional del artista canadiense ha conseguido una colaboración conjunta y en poco tiempo será, por si a alguien no le había quedado claro leyendo este texto, la nueva leyenda de la música.