Los gigantes del streaming, Spotify y Apple Music, se enfrentan ahora a una petición de más de 200 artistas británicos para obtener una retribución justa y una mayor transparencia de los beneficios que su música genera en estos servicios. La amplia lista de firmantes va desde Paul McCartney hasta bandas como Slowdive o miembros de Led Zeppelin.
La campaña pone sobre la mesa una reforma de la ley de Derechos de Autor del año 1988 que pueda paliar la falta de retribución por streaming, una tierra de nadie en materia legal que no genera beneficios para los artistas a pesar de tener el mayor volumen de reproducciones en comparación con medios como radio o televisión, comprendidos dentro de dicha ley.
Diversas investigaciones llevadas a cabo por el Parlamento británico pusieron sobre la mesa que más del 85% de los beneficios generados por estos servicios se quedaban en las compañías discográficas, dejando a sus creadores en una situación de total indefensión.
Tom Gray, músico y productor inglés, es quien está detrás de esta campaña que bajo el nombre #BrokenRecord propone un cambio en la industria musical británica que reactive de nuevo la creación de cultura en el país tras la pandemia. Para ello, ha enviado además de la lista una misiva al primer ministro inglés Boris Johnson pidiendo su colaboración en una reforma legislativa y un mayor control sobre las empresas de streaming.
La carta hace hincapié en la necesidad de un marco legal efectivo, así como de una mejor retribución para los artistas que permita reactivar el sector cultural, uno de los más dañados por la pandemia. También conseguir que Inglaterra vuelva a ser una potencia en lo que a cantantes, productores, bandas y músicos siempre ha sido. El Parlamento terminó en marzo su investigación sobre el impacto económico del streaming y los resultados del informe se esperan para este verano.
La propuesta ha sido apoyada por Naciones Unidas a través de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y se une a las protestas que desde hace más de un año se desarrollan frente a las sedes de dichas empresas de streaming en distintos lugares del mundo.
La revista musical Pitchfork informó en marzo sobre la oleada de concentraciones contra Spotify organizadas por distintos sindicatos y trabajadores del mundo de la música contra el gigante del streaming. Manifestantes desde Estados Unidos hasta Australia se congregaron para protestar contra el trato ofrecido a músicos, compositores y productores en el reparto de derechos.
Daniel Ek, CEO de Spotify declaró hace un año que los artistas "no podían grabar música cada cuatro años", argumentando que "las formulas del pasado no servían para el mercado musical del futuro". A estas palabras no le faltaron respuestas airadas de personalidades del mundo de la cultura que ponían en duda la visión del multimillonario sobre la industria musical, apuntando a la peligrosidad y vulnerabilidad del planteamiento.