Stevie Van Zandt ha sido escritor, locutor, músico y activista. Junto a Bruce Springsteen hizo historia como miembro de la E Street Band, obteniendo el reconocimiento como productor de algunos de los discos más legendarios del Boss. También actuando en Los Soprano o a las órdenes de Michael Scorsese. Los años 70 le trajeron lo más salvaje que la música fue capaz de engendrar, viviendo la resaca de su éxito en la década siguiente.
Los años 80 consiguieron templarle, centrándole en un objetivo político que se materializó en Sudáfrica y las vergonzosas políticas del apartheid. Un camino que le llevó a jugarse la vida, mantener reuniones con grupos terroristas y granjearse muchas enemistades por el camino. Flechazos y rechazos (Libros del Kultrum) es la crónica de todo un viaje, desde su Nueva Jersey natal hasta la liberación de Nelson Mandela.
Una personalidad fascinante, el retrato de una de las figuras más ambiciosas e interesantes del rock de su propio puño y letra. Sin ambages ni exageraciones, innecesarias teniendo en cuenta que la realidad siempre fue más sorprendente que la ficción en lo que a Stevie Van Zandt se refiere.
Misión: asesinar a Paul Simon
En 1988, el estadio de Wembley acogió un evento para pedir la liberación de Nelson Mandela, aprovechando su 70 cumpleaños. George Michael, Stevie Wonder, Eurythmics, Sting, Tracy Chapman, Peter Gabriel o Dire Straits entre otros se dieron cita en el mismo cartel. Los conciertos fueron seguidos por más de 600 millones de personas en 67 países. Van Zandt aprovechó el evento para reclamar la amnistia para el líder sudafricano Nelson Mandela, pero FOX cortó parte de la retransmisión.
Whitney Houston —a quien Mandela adoraba, habiendo llegado a colgar un póster de la cantante en su celda de Robben Island— exigió que no apareciese ninguna fotografía del líder político durante la actuación, censurando además los mensajes por su liberación. Las grandes multinacionales y disqueras presionaban para evitar que se emitiesen mensajes políticos a través de medios generalistas.
Cuando Stevie Van Zandt se encontró con Paul Simon durante una fiesta, el cantautor aprovechó para echarle en cara al músico el apoyo que había mostrado hacia Mandela durante el evento: "Mi amigo Henry Kissinger me lo ha explicado con pelos y señales, es un terrorista, un comunista y es peligroso", Van Zandt se quedó petrificado. Tan solo dos años antes la AZAPO, un grupo militarista que permanecía en la clandestinidad en Sudáfrica, le había confesado sus planes para asesinar al cantante.
Entre 1986 y 1987, Paul Simon había viajado a África para capturar los sonidos de la música del sur del continente. El resultado fue Graceland, uno de los álbumes más influyentes de la world music y un giro de 180 grados en la carrera del compositor. La AZAPO planeaba en esos años asesinar a Simon, a quien veían como una amenaza en el statu quo que los grupos independentistas negros intentaban crear.
Van Zandt estalló contra el cantautor, recordándole que Kissinger, a pesar de tener un Nobel de la paz, seguía siendo un "criminal de guerra". Meses después, en 1987, mientras Simon giraba con un plantel de músicos africanos promocionando Graceland; Hugh Masekela, trompetista y cantante, se acercó al micrófono para cantar bajo el sol de Zimbabue su Bring him back home: "Traed de vuelta a Nelson Mandela, devolvedlo a su hogar, a Soweto. Queremos verle caminar por las calles de Sudáfrica, mañana". Faltaban todavía tres años para su liberación e incluso Kissinger quiso estrechar la mano de aquel "peligroso terrorista" en 1994.
En 1985, Van Zandt organizó unas titánicas sesiones de grabación que acabarían incluyendo a RUN-DMC, Pete Townshend, Miles Davis, Pat Benatar, Ringo Starr, Gil Scott Heron y Joey Ramone, entre muchos otros. El resultado fue el single Sun City, que acompañado de un videoclip y un documental consiguieron concienciar sobre los problemas con los que convivía la comunidad negra del apartheid. El objetivo era cerrar uno de los centros propagandísticos más rentables del país africano: Sun City.
La estafa de Sun City
Van Zandt recorrió Sudáfrica a principios de la década de 1980 para entrevistarse con algunas de las figuras más importantes de la política del país; desde sindicalistas, como Cyril Ramaphosa hasta líderes religiosos como Desmond Tutu. Durante meses, el músico visitó Pretoria, Johannesburgo o Ciudad del Cabo, incluyendo en su itinerario Bofutatsuana, uno de los 'estados independientes' creados por el gobierno de Johannesburgo para la población negra.
Los bantustanes pretendían amoldarse a las políticas de descolonización que la ONU exigía a Sudáfrica. Sin embargo, la población seguía atada a la misma estructura económica que les empleaba como mano de obra esclava, haciéndoles dependientes de los colonos blancos. Más de tres millones de personas fueron confinadas a 'guetos', separando familias y derribando sus hogares.
En este último estaba Sun City, un complejo de casinos y villas de lujo que operaba como un "oasis del apartheid". Mientras que el juego era ilegal en Sudáfrica, los empresarios blancos se lucraban a través de la creación de complejos dedicados a atraer el turismo internacional, evitando así el boicot internacional y desviando los beneficios al gobierno sudafricano. En Sun City tocaban multitud de artistas occidentales ajenos a lo que ocurría en el resto del país.
Van Zandt logró reunir a los mejores músicos de la década para grabar su particular We are the world, exponiendo el lavado de cara que el gobierno de Johannesburgo intentaba imponer en el resto del mundo. El resultado precipitó el cierre de Sun City en el mismo año, acelerando el final del gobierno del apartheid.