El nombre de Georgie Dann es el preludio al tradicional guateque, la barbacoa, los cuerpos sudados y las coreografías grupales. Todo el mundo ha cantado sus canciones y participado del verano que el cantante francés promocionaba en cada uno de sus hits, atesorados en la memoria colectiva a fuerza de estribillos machacones y melodías pegadizas. El músico ha muerto a los 81 años en Madrid, dejando tras de sí una carrera profesional plagada de éxitos asociados a la temporada estival.
[Ponte a prueba: ¿Cuántas de estas canciones de verano con nombre de mujer recuerdas?]
Nacido en París en 1940 en el seno de una familia de inspiraciones artísticas, el clarinete fue su primer instrumento. De los ritmos suaves de Stan Getz y Antonio Carlos Jobim surgió su pasión por la música, vaticinando las corrientes cálidas que el tiempo asociaría a sus canciones. Se dedicó al profesorado durante varios años, inventando letras humorísticas con sus alumnos que le servirían como base para firmar sus primeras composiciones. Recuperamos el trabajo del rey de la canción del verano a través de siete éxitos imperecederos de su carrera.
Tout ce que tu sais (1964)
En 1964 llegó a una España todavía en blanco y negro, de festivales de la canción influidos por el pop blando italiano y francés, cosechando un gran éxito en el VI Festival de la Canción Mediterránea. Dann sonaba todavía a Renato Carosone y Gianni Morandi, dioses de la canción ligera que triunfaba en toda Europa. Guitarras ágiles, coros pueriles y letras rápidas y plagadas de humor, aún con la influencia del doo wop estadounidense. El enorme éxito que cosechó durante estos años le sirvió para hacerse un hueco en las listas de éxitos que sería inamovible en las décadas siguientes.
Casatschok (1969)
El final de la década le confió su primer gran éxito. El Casatschok de Georgie Dann coincide con la televisión de Valerio Lazarov y los videoclips, indispensables para el correcto funcionamiento de la maquinaria de los éxitos pop. Al cantante le empezaron a acompañar las bailarinas, elemento pionero e indispensable de su maquinaria artística. Cada estribillo pegadizo debía ir aderezado con su correspondiente baile, una garantía de éxito a golpe de cadera.
Casatschok reúne lo mejor del sirtaki griego y las danzas rusas para llevar la fría Siberia hasta Torremolinos y Benidorm. Dann invocaba a Petruska y su balalaica, los Remeros del Volga y la ya tradicional onomatopeya, coral y machacona: "Raspati, casatschok,casatschok casatschok, raspati".
El Bimbó (1977)
El Bimbó se presentó en el programa musical 300 millones como una revelación. La fiebre disco, las camisas de chorreras o los pechos descubiertos empezaron a dibujar el perfil del Georgie Dann que reparecería en las décadas siguientes con una fórmula sólida y recurrente. En los ritmos de Boney M o Earth Wind and Fire encontró el anclaje perfecto para colarse en las listas de éxitos. ¿La receta? Melodías sugerentes, contoneos y letras picantes. Estas últimas resultaron todo un éxito, la forma perfecta de poner en boca de todos los españoles sus deseos más primarios.
La barbacoa (1994)
La canción del verano de 1994 y todos los siguientes. La barbacoa se ha convertido en un himno más del verano, origen de toda una serie de canciones sospechosamente similares, aunque igualmente pegadizas. Es imposible asistir a una sin que alguien empiece a tararear su melodía. El músico había dado con la mezcla perfecta de estribillos y referentes en común para reconciliar cuantas Españas fuesen necesarias. De las fiestas del PC a las del barrio de Salamanca, en algún momento de la noche La barbacoa reúne a los parroquianos para arrancar congas, bailes y demás ritos estivales.
El negro no puede (1987)
Este melocotonazo veraniego dejó un mar de dudas entre los españoles, incapaces después de casi cuatro décadas de saber qué era exactamente lo que no podía hacer el protagonista de la canción. Los últimos años de Georgie Dann se sucedieron entre un clima político que renegaba de sus letras, difíciles de adaptar a los tiempos modernos. En sus últimas entrevistas, el rey de la canción del verano acusaba a la corrección política de sus escasas apariciones en galas y festivales veraniegos. El fin de toda una era.
El chiringuito (2000)
La banda sonora de los escándalos políticos de las dos últimas décadas. El chiringuito sirve como homenaje al baile despreocupado, ignorando la ley de costas y reafirmándose en letras problemáticas a ojos del nuevo siglo: "Las chicas en verano no guisan ni cocinan, se ponen como locas si prueban mi sardina". Dann volvió a dar una clase magistral de ritmología, dejándonos de nuevo melodías asociadas a palabras aparentemente inocentes, incapaces de separarlas de su correspondiente tarareo.
Cachete, pechito y ombligo (1996)
Toda una lección de anatomía. El encuentro del tecnopop con la cumbia, una versión de Pancho y la Sonora Colorada que causó furor en la Argentina de mediados de los 90. La versión de Dann logró lo suyo también al otro lado del charco, ofreciendo de nuevo una oportunidad para convertir la letra en un manual de instrucciones coreográfico.