A falta de un día de cierre, las urnas electrónicas, llamadas telefónicas y formularios en papel convocadas por el Ayuntamiento de Madrid para reformar la Plaza de España suman algo más de 26.000, es decir un 0,8% de los madrileños censados (según las últimas cifras del consistorio, 3.141.991 habitantes). A lo largo de 40 días, la primera prueba piloto participativa del actual equipo de gobierno acaba con una participación residual, pero con voz y voto vinculante. Los resultados que salgan de las 18 preguntas formarán parte del pliego del concurso internacional de arquitectura.
Esto siempre y cuando la mayoría de los votantes haya apostado por la reforma. Desde la página web del Ayuntamiento se induce al cambio: “Contamos contigo para que decidas rellenando una pequeña encuesta cómo quieres que sea este nuevo espacio en tu ciudad”. Todavía no se ha decidido si se debe reformar, pero ya se habla de "nuevo" espacio. Este es el motivo por el que las asociaciones de vecinos y resto de agrupaciones abandonaron el proceso de creación del test, porque no consideraban resuelta la pregunta inicial: ¿cuáles son las razones para reformar el espacio? La respuesta tampoco aparece entre los documentos aportados por el equipo de Manuela Carmena en la web.
Las asociaciones se quejan y dicen que la participación del ciudadano va mucho más allá que rellenar un formulario
Pablo Soto, delegado de participación ciudadana, transparencia y gobierno abierto, explica a este periódico que la participación "ha sido altísima". "Es un proceso de participación, no es un proceso electoral. De hecho, es el proceso de participación más amplio que se ha producido en Madrid. Todo lo que sea superar el 1% es una participación amplia. Además, debes tener en cuenta que sólo pueden participar los madrileños a partir de 16 años de edad", cuenta.
El concejal asegura que la decisión no está tomada, a pesar de los términos en los que se convoca. “Podríamos haber remodelado la plaza legítimamente, sin preguntar”, apunta. “Pero será la gente la que decida”. Sobre la manera de participación asegura que “los procesos de participación ciudadana deben ser vinculantes y sin cuorum, porque éste se utiliza para boicotear estos procesos”.
Pablo Soto asegura que este proceso es mucho mejor y más democrático que lo que teníamos hasta ahora, que dependía de la decisión de una persona, el concejal
“No votar acaba con el consenso. Si ponemos una cifra, salvo que el cuorum sea el 50%, no asegura la representatividad. Las personas en contra de la decisión tienen más posibilidades no votando. El cuorum desmoviliza. Es mucho mejor y más democrático que lo que teníamos hasta ahora, que dependía de la decisión de una persona, el concejal”, explica Soto. “Si la ciudadanía se negara a reformar la plaza no sería un fracaso, porque la gente y el Ayuntamiento hablan y se decide de manera democrática, explica el concejal. Es un instrumento de decisión ciudadana”.
Falsa participación
Las asociaciones criticaron que este “test” es un “falso proceso participativo”. Ecologistas en Acción fue invitada y terminó declinando su participación. Nines Nieto, coordinadora de la Comunidad de Madrid del grupo, explica a este periódico que “la participación del ciudadano va mucho más allá que rellenar un formulario”. Además, duda de cómo se va aplicar el resultado de unas preguntas confusas a las bases del concurso internacional. “Desde luego esto es mejor que nada, pero es que esto tampoco es participación. Limitar la participación a un test es muy poco representativo de lo que es participar en la ciudad”, dice.
El consistorio ha fijado para el próximo verano la consulta del proyecto arquitectónico ganador, dando por hecho que la reforma se hará. “Nos hemos desvinculado del proceso porque seguimos sin ver que haya que realizar una actuación de esta índole presupuestaria, alrededor de 40 millones de euros. No se aclara por qué hay que actuar, pero la encuesta está diseñada para actuar”, añade Nines Nieto, a la que le llama la atención que el Ayuntamiento sólo haya encontrado apoyo en las asociaciones de empresarios hosteleros y turísticos.
El de Change no es un proceso de participación vinculante. Jurídicamente las firmas en Change son permeables al fraude
El índice de participación es notablemente inferior al logrado por la plataforma Salvemos el Edificio España, que ha logrado sumar más de 73.000 firmas en Change.org a favor de la restitución de la protección, que fue rebajada -por Ana Botella e Ignacio González- para facilitar su venta. Sin embargo, tal y como asegura Pablo Soto a EL ESPAÑOL, la recogida de firmas en la web "no es un proceso de participación". "Es una recogida de firmas, que nadie verifica. Y son varios meses y no 40 días. El de Change no es un proceso de participación vinculante. Jurídicamente las firmas en Change son permeables al fraude. Nosotros hemos garantizado el proceso”, añade. Ayer Manuela Carmena, tras la llamada de este periódico, ha encontrado hueco para verse a finales de marzo con la plataforma que solicitó audiencia hace casi un mes.
Parking y edificio nuevos
Edificio y plaza van unidos en la reforma integral, tal y como aparece publicado en el BOCAM de enero de 2015, en la Modificación Puntual del Plan General de Ordenación Urbana: “Esta intervención forma parte de las actuaciones previstas por el Ayuntamiento de Madrid para la revitalización de la Plaza de España”. En ella destaca la creación de un gran aparcamiento. De hecho, Wanda, empresa dueña del edificio, tendría los derechos de explotación del mismo, ventaja alcanzada tras sufragar parte de las obras del entorno.
Las asociaciones esperaban una defensa más beligerante del patrimonio y no una continuidad de las políticas del PP
Las asociaciones advierten que en Plaza de España está en juego algo mucho más importante: el modelo de ciudad que quiere Ahora Madrid. Desde Madrid Ciudadanía y Patrimonio, otra de las asociaciones que abandonaron el proceso en diciembre, explican que esperaban una defensa más beligerante del patrimonio por parte del nuevo equipo y no una continuidad de políticas del anterior equipo.
La asociación señala que este proceso no se podrá llevar a cabo sin tener en cuenta las competencias de la Comunidad de Madrid, porque hay tres edificios BIC que rodean la Plaza de España y a la hora de talar los árboles y trasladar el monumento de Cervantes deben hacerlo con el beneplácito de Cristina Cifuentes.
Cervantes, en el aire
“La Plaza cuenta, entre sus elementos monumentales, con el Monumento a Cervantes, ¿Cuál crees que sería la mejor opción?”. Plantea una de las 18 cuestiones y da tres opciones excluyentes: “Mantener el conjunto”; “Cambiarlo de ubicación dentro de la plaza”; “Trasladarlo a otro lugar fuera de la plaza”. Dos de las tres soluciones al hito pasan por retirarlo de su emplazamiento actual.
Ni los monumentos ni los árboles están a salvo, la pregunta ocho es casi tan sorprendente como la quinta: “¿Crees que hay que mantener los árboles que hay actualmente en la plaza?”. La última cuestión es también muy ambigua, ya que hace referencia a una “reforma profunda”, sin definir qué quiere decir “profunda”.
Los portavoces de Madrid Ciudadanía y Patrimonio también lamentan la fórmula vinculante por la que el Ayuntamiento se ha decantado. “Decidieron que fuera así, pero otra cosa es que sea legítimo y responda a la opinión mayoritaria. No es un proceso ni representativo ni democrático, porque con que hubiese un voto ya habrían puesto en marcha la maquinaria. Nosotros no nos opusimos a un proceso participativo, pero queríamos un proceso con debate y nos encontramos con uno creado y decidido”, explica las razones por las que las bases ciudadanas dieron la espalda a Carmena.