En los últimos dos días los arqueólogos islandeses han descubierto los que podrían convertirse en sus grandes yacimientos vikingos. Hasta cuatro tumultos de jefes y amenazados por la erosión del mar, todos ellos al norte de la ciudad Akureyri (de menos de 20.000 habitantes). El más llamativo de todos ellos es uno que debió pertenecer a un sobresaliente jefe, tan rico como para hacerse enterrar con su espada, su perro y su barco. Los enterramientos datan de los siglos IX o X, y fueron colocados en línea.
La excavación se desarrolla en un emplazamiento de gran importancia local durante la era de los vikingos, a menos de un kilómetro de Gáseyri, principal puesto comercial en Eyjafjördur. La zona en la que se encontró el barco funerario se conoce como Dysnes, una palabra que hace referencia al término vikingo DYS, palabra para identificar los túmulos de enterramiento. El hallazgo es importante porque, a pesar de que los orígenes de la colonización de la isla son vikingos (Reikiavik), en el siglo IX, había localizadas pocas tumbas con barco incluidas. Las naves eran demasiado valiosas debido a la extrema limitación de madera para la construcción de las embarcaciones.
La excavación apenas ha comenzando y en los próximos días aparecerán nuevas noticias sobre este descubrimiento. Afortunadamente, ninguno de los tres enterramientos junto al mar ha sido robado, pero todos han sido dañados por la erosión del mar. Los arqueólogos han asegurado a publicaciones locales que los restos afloran con apenas remover la superficie de la tierra.
Hasta hoy sólo se han encontrado una decena de tumbas con barco en la isla. El descubrimiento de tumbas de vikingos con espadas también es poco común. De ahí que las dos halladas sean de jefes locales ricos. El pasado mes de septiembre otra espada vikinga, en mejores condiciones, fue descubierta en el sur de Islandia. El encuentro con el arma el pasado otoño fue una casualidad con la que se toparon cinco cazadores. Esta vez la presa fue mucho más valiosa. “Íbamos a cazar pero la excursión resultó ser una excavación arqueológica”, dijo Björn Árni Valdimarsson, uno de ellos, en una entrevista con la publicación local Vísir. Estaba sobre la superficie, ni siquiera tuvieron que excavar para toparse con la espada del siglo X.
El pasado mes de mayo el Ministerio de Educación, Ciencia y Cultura islandés avisó de que el rescate de los restos arqueológicos de la costa del país era una carrera contrarreloj debido a la amenaza marina. La oposición lo calificó de “inminente desastre cultural” debido a la falta de financiación destinada a su búsqueda, conservación y preservación. Entonces el Ministerio ya apuntó que había localizado una serie de lugares en todo el país donde podían encontrarse valiosos restos en peligro de perderse.
“Creo que podemos darnos el lujo de proteger nuestra historia y nuestros restos. No tenemos los palacios y la arquitectura de las ciudades europeas, pero esta es nuestra historia y debemos respetarla”, explicó el portavoz del Movimiento Izquierda Verde en el parlamento islandés ante el crecimiento del nivel del mar y la falta de inversión en el rescate del patrimonio. Hasta el momento, Islandia ha investigado poco su pasado, pero estos descubrimientos apuntan un cambio en la política de recuperación.