Hace tres años el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dirigido por José Ignacio Wert y con José María Lassalle como Secretario de Estado de Cultura, inauguraron una de las reformas más caras y esperadas: 60 millones de euros para poner a punto el deteriorado estado del Museo Arqueológico Nacional (MAN), desde el detalle más minúsculo, como las vitrinas, a la estructura completa. Treinta millones de euros del total se destinaron al proyecto museográfico y otros 30 millones de euros más para la obra civil. Las obras se retrasaron más de la cuenta y obligaron a cierres completos y parciales del museo durante seis años.
La reforma que ganó el concurso para ejecutar la obra de modernización fue presentada y ejecutada por Acciona (obra civil), EMPTY (diseño museográfico) y el arquitecto de la remodelación, Juan Pablo Rodríguez Frade. Este periódico se ha puesto en contacto con la empresa de diseño EMPTY, responsable del diseño de la enorme vitrina hermética del icono del museo, la Dama de Elche, en la que se coló hace unos días una hormiga. La respuesta de la empresa dirigida por Nicolás Mínguez es rotunda: “Esta empresa no habla con medios de comunicación”. EL ESPAÑOL ha preguntado a la Secretaría de Estado de Cultura el precio de la vitrina estrella del museo, pero de momento seguimos esperando una respuesta.
Andrés Carretero, el director del MAN ha tratado de restar importancia a esta circunstancia, que ha calificado de anécdota. Luis Lafuente, director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha dicho que “no hay que preocuparse ni generar alarmas ya que han funcionado todos los protocolos”. Sin embargo, algo ha fallado. Por eso el Ministerio ha pedido explicaciones a EMPTY, que ha contestado que la intrépida hormiga debió colarse por la cámara inferior, en la que se sitúan los elementos hidroabsorbentes contra la humedad del interior de la urna.
Todas herméticas
Esta parte de la vitrina suele estar oculta a la vista del público, pero están en contacto con el interior de la pieza para mantener estable las condiciones de conservación. Tal y como se especificaba en el pliego del concurso de reforma del MAN, las vitrinas debían tener unas características muy concretas: testadas en sus sistemas de perfilería, bisagras, cierres de seguridad, iluminación, etc. “Deberán cumplir las últimas recomendaciones internacionales en materia de conservación preventiva”.
“Poseerán sistemas flexibles de distribución interior y, cuando la naturleza de las obras lo aconseje, sistemas de control climático y dispositivos para materiales reguladores de humedad relativa. Se valorará la versatilidad en los sistemas de exhibición interior, así como la facilidad en su limpieza y mantenimiento”, añaden las cláusulas del concurso del MAN.
Especialistas en diseño museográfico consultados por este periódico aseguran que no son necesarias las limpiezas del interior de las vitrinas de las piezas que no se mueven del museo. La Dama de Elche no se presta. Únicamente es necesaria manipular la vitrina para cambiar las pastillas antihumedad de la bandeja, porque pierden sus cualidades.
No era tan hermética
“Se ha reforzado el cierre de la bandeja”, ha asegurado Carretero. Es decir, la vitrina no eran tan hermética como se había vendido. Esta es la medida que ha tomado la dirección para que no vuelva a ocurrir algo así en la pieza capital de su museo. De hecho, los especialistas entienden que esta vitrina debe ser especialmente singular, dado el contenido que conserva. Pero no cabe la posibilidad de que no estén herméticamente cerradas o se insinúe con que los cierres herméticos son imprevisibles.
“Todas las vitrinas deben ser herméticas para cumplir con sus objetivos. Son sistemas de climatización muy avanzados, similares a los de un coche. Se aplica una teconología muy avanzada, por eso si una vitrina no es hermética es porque está mal hecha. Es un contenedor en el que se deben mantener muy estables las condiciones de luz y de humedad”, cuentan a este periódico las fuentes consultadas. En todo concurso público primero se presenta el proyecto, luego los prototipos para comprobar su utilidad y, por último, se ejecutan. Ese es el proceso de creación de una vitrina, que compromete a la dirección del museo y a la Secretaría de Estado de Cultura.
Estos son los responsables también de que desde la inauguración del nuevo Museo Nacional de Arqueología se mantenga cerrada la biblioteca del centro, una de las más importantes de Europa en su especialidad, por falta de fondos para contratar a los bibliotecarios.