Sólo unos meses después de la desaparición de la Casa Guzmán de Alejandro de la Sota, y casi dos décadas después de la destrucción de la increíble Pagoda de Fisac, la destrucción se fija en la Casa Vallet Goytisolo, creada por José A. Coderch en 1958. La comisión de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid celebrada hoy no ha aprobado, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL, el permiso para la destrucción de una de las tres obras de Coderch en Madrid. La decisión se suspende por unos días, sin motivo claro. Todo apunta a que la vivienda será destruida para especular.
“Esto en Cataluña sería impensable”, explica el portavoz de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio (MCYP) ante la desaparición inminente de un edificio de la vanguardia de posguerra, que se alejó de la revisión escurialense del franquismo. La Comunidad de Madrid ya negó su catalogación en el BIP y hoy le tocaba al Ayuntamiento valorar si concedía la "licencia de sustitución" (demolición total) a los actuales propietarios, que quieren vender el terreno para levantar diez apartamentos en su lugar.
Defecto burocrático
El ponente del Ayuntamiento ha aclarado la posición del consistorio dirigido por Manuela Carmena: "No hay ningún motivo para no otorgar la licencia a los actuales propietarios". Los técnicos argumentan su decisión con la sentencia de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, cuya responsable es Paloma Sobrini, que no reconoce la autoría de la casa. Explican en la Comunidad que los planos están firmados por Carlos de Miguel, quien ejecutó el proyecto de Coderch (residente en Cataluña). Por eso es probable que la demolición se firme en la siguiente comisión.
Sin embargo, la firma de Carlos de Miguel la desmiente el propio Carlos de Miguel en la publicación que dirigía, la Revista Nacional de Arquitectura donde en 1958 publica un reportaje dedicado a esta vivienda unifamiliar. Y De Miguel se refiere a ella como obra de Coderch, despejando todas las dudas.
Patrimonio sin protección
La demolición amenaza a uno de los ejemplos más singulares de la nueva arquitectura de los años cincuenta y, como no estaba protegida, el recurso tampoco puede prosperar en caso de decidir eliminar la vivienda del callejero madrileño. "Han negado lo evidente para derribarla", explican desde MCYP. "La Comunidad de Madrid niega la protección a lo que está amenazado y se la concede a lo que no lo necesita. Es como poner guardaespaldas a quien no está amenazado".
La postura de la Comunidad de Madrid recuerda a la que mantiene con las Cocheras de Metro en Cuatro Caminos, a los que niega la autoría de Antonio Palacios. Por eso niegan el valor arquitectónico, tipológico, paisajístico e histórico de este hito de la construcción civil, en peligro de desaparición por la construcción de viviendas. Por su lado, el Ayuntamiento de Madrid tampoco tiene incluida la casa en el catálogo de bienes a proteger, porque el catálogo ni está actualizado ni se renueva.
Diez apartamentos en su lugar
La familia propietaria del inmueble, en la Calle Belisana número 5 (en Ciudad Lineal), quiere vender a una empresa que tiene proyectado levantar diez apartamentos. La ordenanza se lo permite y sólo se oponen a la destrucción el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) y MCYP. La arquitectura del siglo XX está en peligro de extinción en Madrid.
El edificio de Clesa (de Alejandro de la Sota, en 1959), el pabellón de los Hexágonos (de Ramón Vázquez Molezún y José Antonio Corrales, en 1958), la UVA de Hortaleza (de varios arquitectos, en 1963) son otros ejemplos del patrimonio amenazado. Sobrini sí ha firmado salvar y promover la protección de hitos que no corren peligro, como la torre del BBVA, las torres de Colón o la gasolinera Porto Pí.
El COAM pidió a la Comunidad de Madrid, el pasado marzo, la paralización del permiso de destrucción que se consumará hoy y la declaración de la vivienda como Bien de Interés del Patrimonio (BIP). El Ayuntamiento también debería cumplir con su deber y protegerlo con su inclusión en el Catálogo, explican desde MCYP, que también solicitó la catalogación del edificio pero no fueron contestados.
Elementos propios de Coderch
En la Fundación Docomomo, dedicada a la documentación y conservación de la arquitectura y el urbanismo moderno, tienen clasificada la casa de Coderch, que protagoniza hasta seis tesis universitaria. Se explica cómo el arquitecto “emplea las angulaciones de los muros para articular los distintos espacios interiores, dirigir líneas visuales y quebrar una volumetría exterior bastante más compacta que la de sus habituales casas mediterráneas, desarrolladas la mayor parte de las veces en un plano extenso, fracturado por patios abiertos”.
Coderch construye en Madrid y eso se nota “en una configuración más cerrada y vertical, sobre todo hacia la calle, a la que ofrece una planta baja de ladrillo prácticamente ciega”. No obstante, las persianas mallorquinas de lamas en color blanco emparentan a esta casa con otras célebres del estudio Coderch Valls. “La presencia de los pinos en el jardín evoca imágenes de una de sus mejores obras, la casa Catasús en Sitges, diseñada en el mismo año que ésta”. Para estos especialistas no hay duda: es obra del arquitecto catalán.
José Antonio Coderch (1913-1984) cuenta con un legado de 296 obras. Es uno de los arquitectos más universales del siglo XX español y fue un pionero en la revisión de la tradición mediterránea. En este ejemplo del Mediterráneo en Madrid se le presentó un inconveniente inesperado: se proyectó orientando la zona de estar a las vistas de la Sierra del Guadarrama y a partir de esa idea se erigió el proyecto. Pero el vecino levantó una edificación tan alta que tapó la panorámica, así que resolvieron alterando el plano al revés. Es decir, una copia invertida. Así la intimidad de la zona de estar y las vistas a la Sierra se respetaron. En dos meses, si no ocurre un milagro, todo habrá desaparecido.