Unas cajas mal hechas de madera que acababan de aterrizar procedentes de Peshawar, en Pakistán, suscitaron la atención de los funcionarios del aeropuerto de Heathrow. Cuando las abrieron para comprobar qué escondían, se encontraron con nueve bustos y un torso antiguos, esculturas budistas del siglo IV, que con toda probabilidad habrían sido expoliadas en Afganistán por los talibanes en búsqueda del dinero de un comerciante de arte al que le interesasen.
Aquello sucedió hace 17 años, en 2002, y tras un largo proceso legal y una larga y meticulosa investigación llevada a cabo en el British Museum, las obras van a regresar finalmente a Kabul, la capital afgana, donde serán expuestas como joyas arqueológicas.
En concreto, según han explicado desde la institución británica, los bustos habrían estado pintados con vivos colores y habrían estado unidos a cuerpos. Estas obras de arte habrían adornado hace 1.500 años las paredes de los monasterios budistas en el antiguo reino de Gandhara, una región histórica, provincia del imperio persa, que se corresponde en la actualidad con el sureste de la actual Afganistán, el centro y norte de Pakistán y el noroeste de India.
"Son alucinantes y bastante excepcionales", ha señalado John Simpson, conservador del British Museum. "Hemos devuelto miles de objetos a Kabul a lo largo de los años, pero esta es la primera vez que hemos podido trabajar en piezas budistas". Las esculturas relatan el apogeo del budismo en lo que hoy es Afganistán: cientos de monasterios fueron construidos y luego abandonados después de la llegada de los ejércitos árabes en el siglo VIII y el establecimiento del Islam como la religión predominante.
Entre las obras más destacables se encuentran una cabeza de Buda hecha de arcilla y datada entre el siglo IV y VI u otra de una bodhisattva femenina con turbante y expresión meditativa, también de la misma época. Según ha explicado Simpson, las esculturas de Gandhara se vieron afectadas por el auge de las corrientes iconoclastas talibanes a comienzos de 2001, unos meses en los que se explotaron gigantescas estatuas del fundador del budismo en Bamiyán.
Junto con estas esculturas, y tras un breve periodo de exposición en Londres, será devuelta a su país de origen una colección de tablas cuneirformes de Irak de miles de años. Los 154 textos mesopotámicos, hechos de arcilla e inscritos con uno de los primeros sistemas de escritura de la historia, fueron incautados al ingresar en Reino Unido en 2011. Datan de entre el año 3.000 a.C. y el 330 a.C. y muchos proceden de la ciudad perdida de Irisagrig.